Palermo reiteró que ya no jugará más, a pesar del pedido de Falcioni y de la gente. “Espero que Lucas ocupe mi lugar”, deseó Martín. Y cerró, con nostalgia: “Es el último en la Bombonera, luego veré si juego con Gimnasia”.
Debajo de una gorra con publicidad, están los cabellos semiteñidos de rubio, sus ideas y sus respuestas para el grupo de periodistas que lo espera en la sala de conferencia de Boca. Martín Palermo es un imán, un foco de consulta. El hombre de la película se retirará del fútbol. En principio, hay algo claro: el de este domingo, en la Bombonera, será su último partido en esa cancha que late. Aún no definió si estará frente a Gimnasia. Por eso hay que ir por partes. La primera es la despedida: “Todas las personas que se acercan me piden que siga seis meses más, pero mi respuesta es que no. Quiero respetar mi decisión. No hay nada que modifique eso. Estoy muy seguro. Que Viatri se quede tranquilo, me retiro. Tengo confianza en que él ocupará mi lugar”. El mimo para Lucas es porque el pibe, un día antes, había sido frontal: “Si Martín sigue, me voy a la mierda”.
Después de nombrar a su compañero, continuó con su tono monocorde: “La idea es disfrutar el último partido en la Bombonera, porque es un lugar especial. El lunes o martes tomaré la decisión si estaré o no ante Gimnasia. Si Boca lo necesita, voy a estar y todo parece indicar que habrá algo en juego”.
Suele, el Titán, por estilo, tirar paredes con la gente. Por su idolatría, por el lugar de referente, el nueve de oro se explayó: “Conocer a los hinchas de Boca me hizo dar cuenta de que Boca es grande por eso: ni lo jugadores ni los dirigentes, Boca es lo que es por los hinchas”. Y, al pasar, reiteró: “Insisto, no sigo”.
La cabeza, un estadio con tribunas, también viajó hacia atrás: “Después del partido con River me cayó la ficha de que esto se estaba terminando y empecé a recordar cada cosa, cada momento desde mi llegada, muchos años. Viví muchas emociones gracias a la camiseta de Boca”.
Les agradeció a los directivos, a Julio Falcioni. El tipo de los 227 goles volvió a calmar a Viatri: “El puede ocupar mi lugar, ya lo demostró: se puede bancar la presión”. Ni quiso polemizar con José Sanfilippo. Se acomodó la gorra y se fue.
Fuente: La Razón