BRUSELAS — Los dirigentes de la Eurozona ultimaban este jueves en Bruselas un nuevo plan de rescate de Grecia, con implicación de los acreedores privados para reducir la deuda de este país, que podría llevar al primer default de la historia de la Unión Monetaria.
La perspectiva de un acuerdo causaba euforia en los mercados, con subidas de hasta el 4% en las bolsas europeas poco antes del cierre, y con la moneda única cotizando brevemente por encima de 1,44 dólares.
El proyecto de acuerdo de la cumbre, iniciada este jueves por la tarde en Bruselas, busca reducir el volumen de la deuda pública griega, superior al 150% del PIB.
Dicho proyecto de acuerdo, del que la AFP obtuvo una copia, prevé que los países de la Eurozona pongan en marcha un segundo crédito, cuyo monto no había sido decidido todavía.
Asimismo, pretenden aumentar el plazo para reembolsar los créditos concedidos a Grecia, Irlanda y Portugal, que pasarían de 7 años y medio a 15 años e incluso a 30 años, mientras que reducirían los intereses del 4,5% a 3,5% para «mejorar la sostenibilidad de la deuda».
Los acreedores privados manifestaron «su voluntad de apoyar a Grecia de forma voluntaria, a través de una serie de opciones (intercambio de bonos, rollover y recompra)», con lo que se cumple la exigencia alemana de que el sector privado arrime al hombro en el nuevo plan de rescate.
Para reactivar una economía griega en recesión y favorecer la recaudación, los países del euro abogan por un «Plan Marshall», que tampoco cifran. Se trataría de «una estrategia global de crecimiento e inversiones», financiada con fondos estructurales europeos para incentivar la «competitividad».
Según el proyecto de acuerdo, se amplían las competencias de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) para prevenir un eventual contagio a otros países como Italia y España.
El Fondo, podría comprar deuda pública a los inversores, para reducir el volumen de la deuda griega y proteger a los bancos expuestos, si el Banco Central Europeo constata «circunstancias excepcionales» y todos los Estados miembros están de acuerdo.
El FEEF también podría prestar dinero a los países de la Eurozona, incluyendo los que no están bajo un programa de rescate, para recapitalizar a los bancos más frágiles.
En el proyecto queda descartada la tasa bancaria, una idea propuesta por Francia para cumplir con la exigencia alemana de implicar a los acreedores privados en el nuevo rescate de Grecia.
El interrogante ahora es las agencias de calificación crediticia van a considerar alguna de estas medidas como un ‘default’ de Grecia.
El proyecto de acuerdo evita el término de «default», pero reconoce que «Grecia está en estado de gravedad sin precedentes» y «necesita una solución excepcional».
Al mismo tiempo, «los demás países de la Eurozona reiteran solemnemente su determinación inflexible en honrar totalmente su propia firma soberana», con lo que descartan que otros Estados caigan en default.
A su llegada a la cumbre en Bruselas, el jefe de filas de los 17 ministros de Finanzas de la zona euro, Jean-Claude Juncker, marcó la línea al asegurar que no se descartaba un default griego, una declaración de la que se hicieron eco el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, y diplomáticos europeos.
El objetivo de la cumbre es poner coto a una crisis que en las últimas semanas amenazó a Italia y España, países a los que los mercados exigen tasas cada vez mayores para comprarles deuda. Y podría extenderse a Bélgica.
Prueba de que la presión continúa, el Tesoro español emitió este jueves 2.621 millones de euros en obligaciones a 10 y 15 años, con una nueva alza, aunque pequeña, de los tipos de interés.
La UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya concedieron a Grecia en mayo del 2010 un primer crédito de 110.000 millones de euros, a cambio de un duro plan de austeridad, que ha sido insuficiente para poner fin a la crisis de la deuda.
Por Alvaro Villalobos (AFP)