Virginia Ogando buscaba a su hermano nacido en cautiverio. Ella se salvó del secuestro porque dormía cuando se llevaron a sus padres en el ’76.
Una hija de un matrimonio secuestrado y desaparecido por la última dictadura militar se suicidó el martes, tras años de una búsqueda incansable, e inconclusa, de su hermano nacido en cautiverio.
Virginia Ogando, hija de Jorge Ogando y Stella Maris Montesano, se suicidó el martes, luego de protagonizar la búsqueda de su hermano Martín, que estaba en plena gestación cuando sus padres fueron secuestrados.
Las Abuelas de Plaza de Mayo (la abuela de Virginia Delia Giovanola de Califano es fundadora de la entidad) y el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, expresaron su “más profundo dolor”.
«No pudo superar las profundas secuelas traumáticas de su historia personal, teniendo en cuenta el horror inimaginable a que fueron sometidos quienes fueron detenidos-desaparecidos, y el no hallazgo del hermano que buscó afanosamente», resaltó el funcionario.
Virginia tenía 3 años cuando el 16 de octubre de 1976 un grupo de tareas secuestró en La Plata a sus padres, cuando su madre estaba embarazada de ocho meses y, según diferentes testimonios, estuvo detenida ilegalmente en el centro clandestino “El Pozo de Banfield”.
Virginia sobrevivió al secuestro de sus padres porque, en ese momento, dormía en su cuna, y fue rescatada por una vecina, que luego la llevó a su abuela Delia.
Stella Maris, por su parte, dio a luz a un niño, al que llamó Martín, el 5 de diciembre de 1976, y después del parto fue trasladada al “Pozo de Quilmes”. Las Abuelas recordaron, en un comunicado, que Virginia y su abuela buscaron «incansablemente» a Martín mediante campañas de difusión, redes sociales y la página de Internet virginiaogandobuscasuhermano.org.
El último mensaje, escrito a modo de carta, fue publicado en mayo de 2010, y en el texto Ogando expresaba su «esperanza» en reencontrarse con su hermano.
«Quiero que sepas que, por sobre todas las cosas, yo fundamentalmente te estoy buscando a vos, para que nos reconozcamos por el peso de los genes y la fuerza de la sangre, que ese es un anhelo que persigo seguramente desde que, en algún lugar de mi inconsciente, quedó grabado, a través de mi mirada de niña pequeña, el momento en que se llevaban a papá y a mamá y en ella, a vos», redactó.
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