El controvertido ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo participó de un plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Vivienda que se celebró a puertas cerradas. La decisión de que la reunión fuese a reservada generó fuertes discrepancias entre legisladores.
Con una polémica planteada en torno a si la reunión debía ser abierta o a puertas cerradas, se inició la presentación de Sergio Schoklender en la Cámara de Diputados. Finalmente la titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Graciela Camaño, impuso la decisión de que fuera a puertas cerradas, lo que despertó las fuertes críticas de quienes como Eduardo Macaluse pedían que el encuentro fuera abierto.
Una treintena de diputados participan de la reunión que se desarrolla en la sala 1 del Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación, donde se presenta Sergio Schoklender, invitado por las comisiones de Asuntos Constitucionales, que preside la peronista Graciela Camaño, y de Vivienda, del radical Hipólito Faustinelli.
Luego de unos minutos de desarrollarse la reunión con Schoklender, salió el diputado Macaluse, uno de los que habían votado a favor de que la reunión fuese pública, quien expuso ante la prensa sus argumentos críticos hacia la decisión de Camaño de que la reunión fuese cerrada.
“Me parece pésimo decidir que la prensa no puede estar presente -expresó el diputado del SI-, pero me parece el colmo de la impericia política armar un operativo y después hacer que la prensa no pueda estar presente”.
Asimismo puso en duda lo que Sergio Schoklender pudiera decir, porque en general, señaló, quienes están en esa condición “brinda la información que les conviene”. E ironizó: “Es como llamar al Gordo Valor para arreglar el tema de la piratería del asfalto”.
Con relación a lo que estaba sucediendo dentro de la sala, Macaluse dijo que el ex apoderado de la Fundación Madres “está hablando y está diciendo las mismas cosas que le escuchamos decir en los medios”, por lo cual no veía motivos para que la reunión fuese cerrada. Por el contrario, consideró que “el ciudadano tiene derecho a escuchar, porque se trata de dineros públicos” que están en juego.
Macaluse llamó a “investigar en serio si hubo un sistema (de corrupción). Si hay un Schoklender o hay 300 Schoklenders”, puntualizó, recordando que había reclamado “información desagregada de la Secretaría de la Vivienda”, por cuanto “necesitamos datos precisos, pormenorizados de cada metro cuadrado que se construyó, cada sistema que se utilizó. Las redeterminaciones”.
El diputado insistió en dudar del valor del informe de Schoklender, por cuanto en estos casos, dijo, “los imputados no están dan mucha información”, y por el contrario, consideró que “está utilizando el Congreso para mandar mensajes”.
Consultado respecto de la posibilidad de que hubiera intereses políticos y electorales detrás de todo, señaló que “hay muchos que queremos saber la verdad y saber si hay un sistema de corrupción en el tema de la vivienda, y en eso que cuenten con nosotros; ahora, da para sospechar, porque además da para sospechar que venga a dar un informe a Asuntos Constitucionales, cuando en realidad es un tema de la vivienda”.
El argumento de Graciela Camaño para que la reunión fuese cerrada fue porque la causa está bajo secreto de sumario, ante lo cual Macaluse preguntó entonces “para qué se llama a un imputado, porque ni siquiera es testigo. Va a dar la información que a él le conviene, y tenemos derecho a sospechar que va a estar distorsionada”.
“Hay muchos que queremos saber la verdad y si hay un sistema de corrupción en la viviendas, y en eso que cuenten con nosotros”, agregó Macaluse. “Nosotros vemos que en parte hay voluntad de algunos de saber qué pasó, y en otros creo que es un manotazo de ahogado después de la pobre elección que han hecho el 14 de agosto”, concluyó.
Los dichos de SS
Según trascendió, durante la reunión Sergio Schoklender entregó una serie de papeles y dijo que la fundación funcionaba como una gran caja de donde salían fondos para pagar proyectos políticos, campañas y sobresueldos.
Cuando los legisladores le preguntaron quién disponía del dinero, Schoklender dijo que quien ordenaba movilizar el dinero era Hebe de Bonafini. Y mencionó el nombre de algún ministro que podía dar la orden de pagar estos proyectos.
“Está todo contabilizado”, dicen que dijo, como así también habría revelado que un hombre de la Secretaría de Inteligencia le habría advertido que se dejara “de joder”, porque el juez Oyarbide “va a pinchar la causa”.
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