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Renuncia un ministro egipcio por la represión de cristianos

El ministro de Finanzas y vicepremier egipcio renunció en protesta por el excesivo uso de la fuerza contra una manifestación que dejó 26 muertos, en su mayoría cristianos, horas después de que decenas de miles de personas exigieran la dimisión de la gobernante Junta Militar.

La renuncia de Hazem El Beblawi, anunciada por los medios estatales, fue la primera de un funcionario de primera línea luego de los mortales enfrentamientos del domingo por la noche en El Cairo, cuando una protesta pacífica de cristianos por un ataque a una iglesia en el sur del país degeneró en violencia.

Los hechos fueron el brote de violencia más grave en el país desde el derrocamiento del ex presidente Hosni Mubarak por una revuelta popular, en febrero, y opositores temen que los acontecimientos sirvan de pretexto a la Junta Militar que sucedió al mandatario para demorar el prometido retorno a la democracia.

Horas antes de la dimisión de Beblawi, durante una masiva procesión fúnebre por 17 de los muertos, decenas de miles de coptos, como se llaman los cristianos egipcios, se manifestaron para exigir la renuncia de la Junta Militar por considerarla responsable de la violencia, que dejó además unos 550 heridos.

Durante toda la noche, miles de cristianos desbordaron la Catedral Copta de El Cairo mientras se rezaban oraciones por las víctimas presididas por asistentes del papa Shenouda III, el líder espiritual de los coptos, minoritarios en Egipto, un país árabe y mayoritariamente musulmán.

Las plegarias fueron interrumpidas varias veces por gritos de «abajo con la dictadura militar» y otros eslogans contra el gobierno, al que la Iglesia copta responsabiliza de la violencia.

«El pueblo quiere derrocar al mariscal», cantaban las personas en referencia al mariscal de campo Hussein Tantawi, jefe de la Junta Militar que tomó el poder tras la caída de Mubarak.

Los enfrentamientos del domingo a la noche se extendieron en una vasta zona del centro de El Cairo e involucraron a cristianos, musulmanes, policías y soldados.

Los choques comenzaron cuando unos 1.000 cristianos trataron de realizar una sentada pacífica frente al edificio del canal de TV estatal, conocido popularmente como Maspero y ubicado sobre la ribera del Nilo, para protestar por un ataque a una iglesia.

Los manifestantes aseguraron que fueron agredidos por «matones» con palos, y que la violencia se desató con mayor fuerza luego de que vehículos militares blindados que iban a la carrera se subieran a la vereda y atropellaran a varios cristianos.

En una carta enviada al primer ministro Essam Sharaf, el ex ministro Beblawi dijo que presentó su dimisión «por el manejo del gobierno de los eventos en Maspero», dijo un colaborador del ex titular de Finanzas que pidió no ser identificado, informó la cadena de noticias CNN.

«Pese al hecho de que podría no haber habido una responsabilidad directa de parte del gobierno, la responsabilidad descansa, en última instancia, sobre sus hombros», agregó Beblawi, según este asesor.

La renuncia de Beblawi, sumada a la persistente incertidumbre e inestabilidad política, podría afectar aún más negativamente la delicada situación económica de Egipto, según analistas.

El índice bursátil egipcio cayó ayer un 2% luego de los disturbios, pero hoy recuperó la mayor parte de las pérdidas.

De todos modos, el país enfrenta grandes desafíos fiscales y económicos, y las continuas protestas afectan el turismo y las inversiones extranjeras, dos fuentes de dinero externo clave.

Antes de la renuncia, La Junta lanzó una firme advertencia de que planea reprimir futuras protestas.

En un comunicado, el Supremo Consejo de las Fuerzas Armadas dijo que tomará «las precauciones necesarias para estabilizar la seguridad» y usar todo el peso de la ley contra quienes se involucren en hechos violentos, ya sea por participación directa o incitación.

Los cristianos, que son el 10% de los 85 millones de egipcios, acusan a la Junta de ser demasiado indulgente con aquellos responsables de una ola de ataques contra cristianos registrada desde el derrocamiento de Mubarak.

La caída dio lugar a un proceso de transición muy desordenado y tenso, y la minoría cristiana está particularmente preocupada por las demostraciones de fuerza de los fundamentalistas islámicos de Egipto, conocidos como salafistas.

La violencia podría llevar a los militares a reforzar su control del país, según analistas.

La Junta, dirigida por el mariscal Tantawi, ministro de Defensa de Mubarak durante 20 años, prometió tras la caída del ex mandatario que entregaría el poder en seis meses, pero el plazo se venció.

La Junta dijo este mes que habrá elecciones parlamentarias a fines de noviembre, y que si todo va bien también se celebrarán comicios presidenciales dentro de un año.

En Washington, la Casa Blanca informó ayer que el presidente Barack Obama estaba «profundamente preocupado» por la violencia en Egipto y llamó a la moderación a todas las partes.

«Estos eventos trágicos no deberían interponerse entre elecciones oportunas y una continua transición a una democracia que sea pacífica, justa e inclusiva», agregó el parte norteamericano.

Télam

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