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Faith No More dio cátedra y edificó su romance con el país

El grupo estadounidense Faith No More volvió, en la noche del martes, a mostrar su versatilidad y su poderío en un nuevo encuentro con el público porteño en un estadio Malvinas Argentinas repleto de gente que no paró de saltar durante más de dos horas.

En su segunda visita a la Argentina luego de su reunificación en 2009, este combo clave en la escena alternativa estadounidense de los años 90 repasó sus clásicos, demolió con su virtuosismo y emocionó con ciertos covers de la música popular norteamericana.

En un escenario cubierto de largos paños blancos, ante más 7.000 personas, los Faith No More emergieron de bambalinas vestidos también de blanco, con camisolas de hilo y pantalones del mismo color.

Pero no fue el blanco el color de música de esta máquina demoledora y arrolladora que sacudió la escena de los años 90 con su mezcla de rap, heavy metal, funk, hip hop, lounge, jazz y noise, entre otros ritmos.

Faith No More es un gran grupo porque está integrado por cinco grandes instrumentistas: el baterista Mike Bordin, el bajista Billy Gould, el tecladista Roddy Bottum, el guitarrista Jon Hudson, pero en especial su vocalista, el notable Mike Patton.

Patton ya visitó la Argentina en este 2011 y lo hizo con su proyecto Mondo Cane, con el que acompañado por una orquesta cuasi jazzera repasó canciones pop italianas de los años 50, 60 y 70.

Aquella velada en el Coliseo sirvió para que propios y extraños confirmaran que se trata de un artista por fuera de los patrones ortodoxos que hoy imperan en el rock, capaz de hacer maravillas con sus cuerdas vocales.

En la noche del martes Patton volvió a demostrar lo mismo, pero esta vez conduciendo su estructura rockera, esa que tiene una base demoledora poca veces vista, conformada por Gould y Bordin -que en estos años fueron solicitados como sesionistas por todos los grandes- y una versatilidad rítmica fuera de lo común.

Definitivamente, Faith No More no es una banda de heavy metal, pero con su poderío desplegado puede hacer que muchos `malchicos del cuero´ y las tachas parezcan los Backstreet Boys al lado de este quinteto californiano.

“Woodpecker from Mars” del disco “Real Thing” sirvió como apertura y el público sorprendió a la banda coreando la melodía, al punto tal que Patton tomó su bastón y lo uso como la batuta de un director de orquesta para dirigir el ejército de voces reunido en La Paternal.

En “Land of sunshine” del disco “Angel dust”, Patton volvió a moverse como lo hacía en los años 90, en los que parecía un loco poseído por algún engendro diabólico, aullando a través de un megáfono.

El funk metal más puro y original llegó de la mano de “Be aggressive”, del mismo álbum, mientras abajo un pogo feroz hacía temblar a la Ciudad Deportiva de Argentinos Juniors, otra vez con el gran aporte del dúo Gould-Bordin.

Fue en “Caffeine” en donde los Faith No More pelaron su veta más metalera, con Patton gritando agudos imposibles de creer, mientras sus compañeros se encargaron de hacer empalidecer a cualquier banda de heavy que se precie de ser poderosa.

En “Last cup of Sorrow”, la banda se torna lounge al derivar en un sexy, suave y seductor funky, digno de un buen Martini para darle paso al rockero “Digging the grave”.

El poderoso sonido de los FNM quedó en evidencia en “Cucko for caca”, otra canción que del funk-metal devino al harcore, mientras Patton se sacudía sobre el piso del escenario, gritando a través del micrófono de una radio policial.

Casi sin respirar, la banda endulzó la noche con su bellísimo cover de “Easy”, canción de los Commodores -el grupo de Lionel Richie- y la voz de Patton se mostró intacta y digna de cualquier “crooner” vivo.

Con “Ashes to ashes”, el pogo se apoderó nuevamente del estadio y las clavículas volvieron a crujir en cada choque, mientras la banda mostraba nuevamente su versatilidad, y el abanico de posibilidades que es capaz de abrir para cada canción.

El vínculo entre los músicos y el grupo se mantuvo en los intervalos con frases pronunciadas en un chicano muy californiano, y el “olé olé olé Faith No More”, que cantaban los fans, sorprendiendo a la banda.

El cierre formal fue con su hitazo del año 89 “Epic” que les dio trascendencia mundial y que Patton honró apoderándose de todo el escenario, y luego con “Just a man”, otro funky con un groove notable, que le permitió al vocalista repartir flores que tomó del frente del escenario, donde las habían colocado unos asistentes.

En los bises sonaron el antiguo “We care a lot”, del año 85, cuando Patton aun no integraba FNM y el vocalista era Chuck Mosley, mientras que para el final quedó la preciosa versión de “This guys in love with you” compuesta por los notables Burt Bacharach y Hal David y popularizada por Herb Albert, Dusty Springfield y Barry Manilow, entre otros.

Fue en esos tres minutos en los que otra vez el virtuosismo de Patton y sus compañeros volvió a quedar en evidencia, haciendo aún más difícil encasillar a una banda que por su búsqueda constante ya parece inclasificable.

Por Adrián Mouján para Télam

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