El Parlamento italiano tiene previsto dar esta tarde media sanción al plan de ajuste del primer ministro, en medio de la desconfianza de los mercados sobre el futuro del país y pese al rechazo de sectores políticos y de sindicatos, que hoy realizan una huelga de transporte.
La moción sobre el paquete de austeridad, que prevé recortes por 30.000 millones de euros y una reforma jubilatoria, entre otras cosas.
Horas antes de la votación final sobre el plan, que prevé recortes de gasto por 30.000 millones de euros, el gobierno ganó una moción de confianza que había vinculado al paquete para impedir la introducción de enmiendas y acelerar su aprobación en la cámara, que se espera en una votación prevista para la tarde.
La moción de confianza sobre el programa, que incluye una reforma de las jubilaciones y el restablecimiento de un impuesto inmobiliario, fue aprobada por 495 votos a favor, 88 en contra y cuatro abstenciones.
El gobierno de Monti tiene el apoyo de una amplia mayoría de los legisladores en ambas cámaras del Parlamento, por lo que se esperaba un fácil triunfo del Ejecutivo en las dos votaciones de este viernes en Diputados.
Una vez sancionado por los diputados, el paquete pasará al Senado para su aprobación definitiva, prevista para el 23 de diciembre.
Este nuevo paquete se suma a otros dos programas de austeridad aprobados este año por el anterior gobierno de Silvio Berlusconi en medio de una intensa presión sobre Italia de los mercados y de sus socios europeos para reducir su deuda pública de 1,9 billones de dólares, que representa el 120% de su PBI.
Los dos mayores partidos del Parlamento, el conservador Pueblo de la Libertad (PdL), de Berlusconi, y el Partido Democrático (PD) votaron a favor en la moción de confianza, aunque ya pidieron que se suavice el impacto que tendrá entre sus votantes.
«Nos habrían gustado algunos cambios, pero continuaremos nuestra batalla para apoyar a aquellos que no tiene voz», dijo el líder del PD en Diputados, Dario Franceschini, en el debate previo.
Sentado al lado de Berlusconi, el diputado del PdL Fabrizio Cichitto dijo que Italia «está entrando en recesión y nos damos cuenta de la urgencia de estas medidas extraordinarias».
Pero Cichitto pidió a Monti introducir más medidas para estimular el crecimiento de la economía.
Monti subrayó varias veces que se trata de un plan que distribuye equitativamente los «sacrificios» que pide a la sociedad para superar la crisis de la tercera economía de la Eurozona, pero los sindicatos dicen que el programa se ensaña con los sectores más desfavorecidos y no es suficientemente duro con los más ricos.
Con el país al borde de la recesión, los críticos de Monti no dan señales de querer ceder, pese a enfrentar lo que muchos consideran el peor escenario posible: un default de la deuda soberana de Italia que podría provocar un colapso de la Eurozona y sumir al mundo en una nueva depresión economómica.
Los italianos tuvieron que rebuscárselas este viernes para llegar a sus trabajos por la falta de colectivos, trenes y subtes debido a una huelga de transporte iniciada anoche en el marco de una semana de paros y marchas contra el ajuste convocadas por los tres mayores sindicatos que comenzó el lunes con retenciones de tareas.
El plan de austeridad ya entró en vigor porque el Ejecutivo de Monti lo aprobó por decreto el 4 de diciembre, pero igual necesita ser ratificado por el Parlamento dentro de los 60 días.
El gobierno de Monti, que carece de políticos, asumió el mes pasado virtualmente impuesto por los mercados para salvar al país del desastre financiero.
Además de los sindicatos, se oponen al plan sólo dos partidos: la separatista y xenófoba Liga Norte e Italia de los Valores (IDV), que votaron en contra en la moción de confianza.
«Lo sentimos de verdad, porque no nos permitieron dialogar sobre el fondo de este plan y, sin embargo, nos pidieron la confianza», dijo Antonio di Pietro, líder de IDV, ante el pleno.
La Liga Norte, el único partido que se opuso a la investidura del Ejecutivo tecnócrata, aseguró que su rechazo al plan se debe a que perjudica a los «más débiles», sobre todo en la reforma de las pensiones y la reintroducción del impuesto sobre bienes inmuebles para la primera vivienda.
Antes de la votación, Monti advirtió hoy que la solución a la crisis debe llegar a través de un enfoque común europeo más bien que mediante los intentos de algunos países del norte del continente de culpar a los de la periferia sur, en una crítica velada a Alemania y su énfasis en el ajuste como receta.
La respuesta de Europa «debería meterse en un paquete con un enfoque sostenido a largo plazo, y no sólo para alimentar el hambre de rigor a corto plazo en algunos países», dijo el premier en una conferencia en Roma ante funcionarios financieros internacionales.
«Para ayudar a que la construcción europea evolucione de una manera que una, no que divida, no podemos permitir que la crisis en la zona euro no arrastre al riesgo de conflictos entre el NOrte virtuoso y un Sur presuntamente vicioso», agregó.
En un reflejo de la profundidad de la crisis, la asociación industrial italiana Confindustria dijo el jueves en un informe que el país se halla ya técnicamente en recesión, ya que la economía se contrajo en el tercer trimestre y las previsiones apuntan a nuevas caídas en el cuarto y en el primero de 2012.
Télam