Es para amortiguar los efectos de la crisis internacional sobre el sector industrial. Los delegados de ambos países buscan subir el Arancel Externo Común, una propuesta resistida por Uruguay, quien se ha convertido en el principal obstáculo para coordinar medidas protaccionistas.
Para combatir los efectos de la crisis mundial sobre sus economías, la Argentina y Brasil apoyaron hoy durante la cumbre del Mercosur que se lleva adelante en Montevideo la propuesta de elevar el Arancel Externo Común (AEC) del bloque, de manera «transitoria». La medida consiste en imponer mayores restricciones para productos de países que no sean de la región. El mecanismo se focalizaría en el sector manufacturero, el primer afectado por la crisis.
La ministra de Industria, Débora Giorgi, fue hoy la funcionaria que más claramente insinuó ese curso de acción: “Para consolidar un Mercosur orientado a la producción industrial debemos fortalecer las cadenas productivas regionales, ganando escala y competitividad con mayor innovación y tecnología, para sustituir así importaciones extrazona y generar una oferta exportadora regional competitiva”.
Sin embargo, el tema genera numerosas rispideces con Uruguay, el principal obstáculo para comenzar ya a coordinar estas políticas. El gobierno de “Pepe” Mujica suele ir a contramano de las propuestas proteccionistas y trata de impulsar cada vez que puede tratados de libre comercio en la región. Lo que sucede es que esa posición se ha convertido en el único método de presión que tiene Uruguay hacia el resto de los países del bloque.
Es que hoy en la clase política de Uruguay se ve al Mercosur como una alianza que genera más costos que beneficios. Su reducido mercado interno y la escasa industrialización de su economía desmotivan a sus funcionarios a apoyar giros proteccionistas como los que por estas horas impulsan Argentina y Brasil.
La estructura productiva de Uruguay está estrechamente vinculada con los productos agrícolas, por lo que los efectos de la crisis global en su reducido sector manufacturero tendría un impacto casi nulo sobre el nivel de empleo. A ello se le suma el enojo de ese mismo sector con las licencias no automáticas que aplicó el gobierno argentino sobre ciertos productos que los terminaron perjudicando.
“Uruguay prefiere comprar automóviles de Asia que los producidos acá, porque tienen un precio por unidad que es mucho menor, la verdad es que a ellos les cierra más” explicó a LPO una fuente cercana al gobierno. Las razones de este “desacople” con respecto a la coordinación en el sector automotriz que llevan adelante Argentina y Brasil responde, según esta fuente, a su “esquema de divisas” que apuesta todo a los precios altos de los commodities.
Cristina y el ingreso de Venezuela
Mañana será el turno de los presidentes en la ronda de negociaciones que hoy iniciaron ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales en Montevideo. Además de la agenda económica se tratará el ingreso de nuevos socios. Ecuador presentaría sus papeles para integrarse como miembro pleno y se analizaría el ingreso de Venezuela, que por distintos motivos viene demorado.
La relación Argentina-Brasil
Como sea, lo que espera la delegación que encabezan Hernán Lorenzino y Beatriz Paglieri -debutando en su cargo de secretaria de Comercio Exterior- es que Brasil acompañe a la Argentina en su propuesta proteccionista. Algo que al parecer no estaría lejos de suceder después de las medidas impulsadas por su ministro de Hacienda, Guido Mantega.
«Nuestra tendencia es aumentar la defensa comercial. Pasé dos años hablando en el G-20 y en las instituciones multilaterales que existía el problema de la guerra cambiaria. Queríamos que la OMC tuviese en consideración el cambio. Pero la OMC dijo que eso depende de una investigación del FMI [Fondo Monetario Internacional]. Eso nunca funcionó. Entonces vamos a usar las defensas comerciales», afirmó Mantenga en entrevistas publicadas hoy en diarios brasileños.
De hecho, en estos días las políticas a seguir por el gobierno de Dilma Rouseff son motivo de candentes debates entre quienes abogan por un mayor intervencionismo y aquellos que optan por un camino más liberal.
“La Argentina ya tiene una estrategia de administración del Comercio Exterior”, señaló la mencionada fuente en relación a las nuevas tareas que estarán a cargo de Guillermo Moreno a través de Paglieri, las cuales “serían positivo que Brasil acompañe”.
Aun así, las diferencias de polítca económica entre ambos países no permiten llegar a acuerdos sobre variables generales sino que se focalizan sobre lo “micro”: por sector, área, rama, etc. Brasil tiene su moneda relativamente apreciada frente al dólar y al peso argentino, lo cual le permite controlar la inflación pero al mismo tiempo reduce su competitividad. La Argentina, por el contrario, tiene una moneda con un tipo de cambio más competitivo pero mantiene uno de los niveles de inflación más altos del mundo.
El óptimo al que aspiran los técnicos de los países es a aumentar el proteccionismo el tiempo que dure la crisis y una vez que haya concluido las economías regionales puedan despegar con toda su fuerza. Pero además, lo que se busca es que las medidas proteccionistas no afecten a los países de la región sino que sea un mecanismo de defensa contra los productos del resto del mundo.
La Política Online