El comercio entre la Argentina y Brasil alcanzó un nivel récord, cercano a los 40.000 millones de dólares, pero fue ampliamente favorable para el país vecino. El saldo negativo fue de US$ 5804 millones, 42% más que el déficit registrado en 2010.
En el año que acaba de terminar, el comercio entre la Argentina y Brasil alcanzó un nivel récord, cercano a los 40.000 millones de dólares, pero fue ampliamente favorable para el país vecino. Según estadísticas difundidas ayer por el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, el intercambio entre los dos países arrojó un saldo negativo para la Argentina de US$ 5804 millones, 42 por ciento más que el déficit registrado en 2010.
Para el economista jefe de la consultora abeceb.com, Mariano Lamothe, el resultado negativo para la Argentina en el intercambio con su principal socio comercial no es un fenómeno coyuntural: «El déficit comercial con Brasil llegó para quedarse», dijo a La Nacion. Según el experto, esto se debe, principalmente, a los cambios en las estructuras productivas de los dos países. «Ahora la Argentina importa desde Brasil productos industriales y bienes de capital que antes importaba desde otros mercados, como Estados Unidos o Europa.»
Al contrario, la Argentina, que antes vendía combustibles en cantidades importantes a su principal socio comercial, ahora es deficitaria en productos energéticos. «También han afectado las trabas a las exportaciones de trigo y harina argentinos hacia Brasil», dijo Lamothe.
Qué compran, qué venden
En 2011, según las estadísticas del gobierno brasileño, las exportaciones argentinas hacia ese destino sumaron US$ 16.906 millones, es decir, un 17% más que el año anterior. En la actualidad, según Lamothe, las ventas argentinas hacia Brasil se concentran, principalmente, en automóviles, autopartes, trigo y productos de la industria petroquímica.
El último informe de comercio exterior publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) le da la razón: entre enero y noviembre del año pasado (el Indec aún no publicó cifras para el año completo) las dos terceras partes de las exportaciones argentinas hacia Brasil se concentraron en los rubros material de transporte terrestre (industria automotriz), cereales, productos químicos y conexos y carburantes.
Las importaciones desde Brasil, por su parte, son más diversificadas. Según los datos del Indec, en los primeros once meses del año pasado la Argentina compró al país vecino bienes de capital, bienes intermedios, automóviles y bienes de consumo por montos superiores, en todos los casos, a US$ 1500 millones.
En el año completo, de acuerdo con los datos del gobierno de Brasil, las exportaciones desde ese país hacia la Argentina sumaron US$ 22.710 millones, lo que implica un crecimiento cercano al 23% respecto del monto registrado en 2010.
Este mayor dinamismo de las importaciones frente a las exportaciones nacionales hacia Brasil es lo que explica la profundización del déficit desde la perspectiva argentina.
El economista de abeceb.com explicó que el creciente saldo negativo para la Argentina en este caso no responde a la apreciación del tipo de cambio real observada en los últimos meses sino que se debe, en buena parte, a la elevada inflación local y también a la depreciación del real en la segunda mitad del año (una apreciación del tipo de cambio real implica un encarecimiento de los bienes nacionales frente a los del socio comercial).
«El tipo de cambio bilateral real con Brasil sigue siendo favorable para la Argentina. En el caso del comercio con ese país las variaciones dependen, sobre todo, del nivel de actividad. Es decir, si la demanda interna de Brasil cae [como está sucediendo ahora], también lo harán las exportaciones argentinas hacia allí».
La balanza comercial total de Brasil alcanzó en 2011 un superávit de US$ 29.790 millones, 48% mayor que el registrado el año anterior. Sin embargo, según destacaron analistas consultados por la agencia Reuters, la crisis de Europa puede provocar que en el próximo año las exportaciones brasileñas se desaceleren y, en consecuencia, se reduzca el superávit comercial.
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