Los siete senadores de ese interbloque, que no siempre votan juntos, serán la clave para que el ahora titular de la Sigen sea el nuevo procurador de la Nación. El kirchnerismo necesita 48 votos y a la vista no garantiza más de 41. Espera un gesto de Verna, Basualdo, Meabe y Pérez Alsina. Y sueña con algún radical. Las últimas votaciones.
La Politica Online
El martes los siete senadores que integran el interbloque del peronismo federal se verán las caras después de unas semanas y comenzarán a evaluar que postura tomar con el pliego del titular de la Sigen Daniel Reposo, candidato del Gobierno para convertirse en el nuevo Procurador de la Nación, en reemplazo del renunciado Esteban Righi.
Reposo dio muestra de su disciplina con el Gobierno en la Sigen, donde llevó adelante la pelea contra Papel Prensa y retaceó todo lo que pudo los informes del organismo, lo que le valió un litigio judicial con la UCR.
Por esa razón los radicales ya avisaron que no avalarán el pliego, que ingresará el miércoles y demandará no menos de tres semanas de debate en la Comisión de Acuerdos. Lo propio harán los cuatro del Frente Amplio Progresista y María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica.
Como se requieren dos tercios de los presentes, unos 48 votos en caso de no haber ausencias, el kirchnerismo necesita once aliados más a los cinco habituales que agrega desde hace dos años a su bloque, ahora de 32.
Uno sería Carlos Menem, que como tantas veces ayudaría ausentándose o absteniéndose –como hizo en la recordada votación que confirmó por unos meses a Mercedes Marcó del Pont al frente del Banco Central-.
Desde diciembre aparecieron otros tres incondicionales: la pampeana María Higonet, el correntino José Roldán (ex radical aliado del ex gobernador Ricardo Colombi) y el porteño Samuel Cabanchik, elegido en 2007 por la Coalición Cívica pero desde poco tiempo despues con un monobloque que varió entre oficialista y opositor.
El trío acompañó en las votaciones más emblemáticas que el Gobierno envió desde diciembre, como la expropiación de Papel Prensa, el presupuesto, las prórrogas impositivas y la reforma del Banco Central. Por las dudas Cabanchik avisó que no tiene definido qué hacer con Reposo.
El kirchnerismo mostró tranquilidad y entre ayer y hoy, según pudo saber LPO, casi no hizo llamados a despachos que pueden garantizarle un triunfo. Es que la mayoría simple no le alcanza para aprobar el pliego en el recinto, pero sí para frenar su tratamiento mientras no lo consiga.
Una sesión con varias ausencias podría ser la ocasión de dar el batacazo. A ese terceto, el jefe del bloque K Miguel Pichetto pone expectativa en otros itinerantes como la liberal correntina Josefina Meabe, del Partido Liberal; y Juan Martín Pérez Alsina, del Partido Renovador de Salta.
En diciembre, ambos apoyaron el presupuesto y las prórrogas impositivas pero no la ley de Papel Prensa, aunque tampoco se opusieron: la primera se ausentó y el segundo se abstuvo. El 22 de marzo repitieron el gesto y aprobaron los cambios al Banco Central.
Por una lesión física, el pampeano Carlos Verna viene ausentándose de las sesiones pero nadie olvida que es el jefe de Higonet, la nueva aliada del Gobierno. Sólo con abstenerse le haría un favor a Reposo.
Si todas estas ecuaciones se cumplen, Pichetto igual necesitaría ayuda de algunos de los siete del peronismo federal, que suelen votar divididos pero en muy pocas ocasiones apoyaron al oficialismo.
El grupo lo componen los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero, los puntanos Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso, la chubutense Graciela Di Perna, el sanjuanino Roberto Basualdo y el santafesino Carlos Reutemann.
De hecho en diciembre sufrieron una humillación cuando fueron excluidos de las principales comisiones. Tal es así que, por ejemplo, ninguno de ellos integra la Comisión de Acuerdos –donde sólo hay oficialistas, radicales, Verna y Luis Juez-, por lo que su posición recién se sabrá en el recinto.
La embestida, que también la sufrieron los peronistas díscolos de diputados, siguió en febrero cuando el kirchnerismo impidió a último momento que Ángel Torres, ladero de Romero, asumiera como prosecretario de Coordinación Operativa del Senado, cargo que recayó en el militante de La Cámpora, Santiago Révora. Romero había aceptado bajar a la vicepresidencia segunda a cambio de ese cargo que nunca le llegó.
Basualdo sorprendió al apoyar los cambios a la carta orgánica del Banco Central y ya quedó en la mira. Una intriga es el futuro de la chubutense Graciela Di Perna, sin brújula tras la salida de escena de su líder Mario Das Neves.
Dio una señal al aprobar el traspaso de subtes y micros a la ciudad, una votación que tuvo a varios del peronismo federal cerca del Gobierno, entre otras cosas, por la nula gestión del Pro, quien recién la noche anterior a la sesión envió a sus colaboradores a hacer lobby.
Voceros de este grupo repiten desde ayer que no habrá decisiones hasta dentro de varias semanas. “Ni siquiera sabemos los antecedentes de Reposo. Ni vimos nada. Nadie nos va a apurar”, señalan.
Los históricos son los más complicados de imaginar junto al oficialismo en una sesión que tendrá toda la atención encima y nadie podrá pasar desapercibido con viejos artilugios como ausentarse o abstenerse, previo discurso opositor. Pero varios vienen mostrándose tan ajenos a la dinámica parlamentaria que algunos entendidos ni lo descartan.
Son los casos de Rodríguez Saá y Romero. Ambos se mueven son sus laderas y coterráneas Negre de Alonso y Escudero, de activa participación y habituales opositoras a las iniciativas del Gobierno.
Los puntanos sorprendieron al abstenerse en el cambio de la carta orgánica del Banco Central. “Estaban a favor y no quisieron acompañar”, aseguraron a LPO desde el interbloque. Son los únicos opositores declararon con una provincia a cuestas.
En soledad, Carlos Reutemann se opuso siempre al Gobierno. En el kirchnerismo nunca descartan alguna sorpresa radical, como aquella que dio el catamarqueño Oscar Castillo cuando se ausentó de la votación del proyecto que llevaba las jubilaciones al 82% móvil.
Castillo participa de la UCR como aliado permanente junto a su coterránea Blanca Monllau. Un dato: los dos dejaron su banca vacía el 22 de marzo, cuando se votaron los cambios al Banco Central.