Claude Dilain, ex alcalde de Clichy sous Bois en el gran París, explicó la vigencia de los disturbios que en 2005 acorralaron a Chirac y Sarkozy.
Por Fernanda Kobelinsky fkobelinsky@infobae.com
Crédito foto: AP
Acaba de asumir como senador de Francia por el Partido Socialista. Hace sólo unas semanas era el alcalde de Clichy sous Bois, el suburbio parisino símbolo de los disturbios de 2005, cuando cientos de autos fueron incendiados en una especie de pueblada.
«Todo comenzó tras un drama. Dos niños murieron electrocutados cuando se refugiaron en un transformador eléctrico para escapar de la policía. Luego, se levantó la población y se desataron cuatro días de violencia urbana. En el país, se generalizó la protesta por 15 días», explica Claude Dilain, que bien podría haber mantenido su puesto de alcalde -porque la ley francesa se lo permite- pero decidió dejárselo a su segundo.
Este médico pediatra que aún ejerce la profesión -«atiendo sólo lunes y viernes a la tarde»- estuvo en el puesto caliente por 16 años. Vive en la zona hace 34, tiempo suficiente para afirmar que el lugar «es un símbolo» de población olvidada por la república francesa: «Somos víctimas de una gran inequidad».
Dilain explica que Clichy sous Bois es una población de 30 mil habitantes cuyo 50% tiene menos de 25 años. «Es muy pobre, tanto que para saber cuál es la tasa de desempleo no necesito ningún estudio. Siempre es el doble del índice nacional», se lamenta. Del total de habitantes, cerca del 30% son extranjeros, «en su mayoría magrebíes, africanos subsaharianos y turcos».
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Hasta allí llegó en trasporte público. Clichy sous Bois está a 25 kilómetros de París pero le tomó más de una hora, «la media en la ciudad de París para que un trabajador llegue a su lugar de empleo es de 45 minutos. A nosotros nos toma el doble… lo que dificulta todo y amplía el sentimiento de maltrato».
Justamente, el tema del trasporte es una de las fallas que el ex alcalde identifica como causante de los disturbios. Otro de los grandes factores es el educativo.
«La política nacional no lucha contra el determinismo social.Uno de los fundamentos de la escuela republicana es que un pobre pueda ascender en la escala social. Yo soy un ejemplo, mi padre no terminó el colegio, mi abuelo era barrendero y yo soy médico», explica.
Sin embargo, según el senador, la tasa de deserción escolar en este suburbio es la más alta del departamento de Seine Saint Denis. «Si con poca calificación es difícil conseguir trabajo, sin ninguna, directamente quita las esperanzas», evalúa.
Otro de los focos de descontento es la vivienda. El ex alcalde asegura que «muchos» están haciendo dinero en los suburbios. «Compran una propiedad por 38 mil euros, muy barato para Francia, y alquilan las habitaciones a familias enteras por 400/500 euros… uno se siente humillado».
En la misma línea de humillación inscribe a la relación con la policía. Para ilustrar la desconfianza de la población («no hablo de la población delincuencial, porque sería normal, hablo de las familias tipo») revela una de las conversaciones posteriores a las revueltas de 2005.
Reunidos con la sociedad para que cada uno expresara sus preocupaciones, el entonces alcalde se sorprendió con la opinión de una madre de familia que ya no permitía que sus hijos hicieran deporte en la calle por miedo a que se cruzaran con la policía. Para el legislador socialista, hay que volver a la Policía de Proximidad, que supone la inmersión en le vecindario.
A los factores socioeconómicos se suman los culturales. Para Dilain la religión no es un tema menor. «Hay una gran comunidad musulmana que, muchas veces siente que Francia los rechaza. Es más, yo creo que la generalización de los disturbios no se debe a la muerte de los dos niños en Clichy, sino a la represión con gases lacrimógenos en una mezquita, unos días después. Existe un sentimiento de humillación y, además, la situación colonial aún no está resuelta en la ‘cabeza’ francesa».
El senador admite que el riesgo de que se repitan los brotes de violencia es latente. «No sabemos cómo, cuándo o dónde. Pero el riesgo mayor es que gran parte de ellos no votan». En las últimas elecciones legislativas de junio pasado, el abstencionismo en el departamento fue del 70 por ciento. Según Dilain, ésta es otra de las grandes causas por las que los suburbios pobres del país «no son importantes» para la política nacional.
Del poco interés por los comicios, sin embargo, se puede fácilmente derivar en una situación también grave: «Ese 70% puede terminar apoyando a candidatos no republicanos, por ejemplo a un postulante musulmán, y aquí no votamos a los políticos por la religión, somos laicos». Dilain advierte que en estas zonas alguien podría obtener una victoria electoral solamente por su pertenencia religiosa, lo que contradice el espíritu del país.
Aún después de narrar este panorama, guarda esperanzas: «Hemos atravesado momentos más difíciles con otras religiones, así que encontraremos la manera de sortear el problema con la comunidad musulmana».
El ex alcalde cree en la multiplicación de espacios públicos «con mejores escuelas, mejor transporte y mejores hospitales para que los que evolucionen quieran quedarse. Así se construye ‘mixidad’, no se puede implantar una clase media en un barrio pobre ni viceversa, eso se da con los espacios públicos».
Asume sus culpas. Afirma que ninguna de las medidas adoptadas estuvo a la altura de las circunstancias. «Una sola fue positiva, es anterior a los disturbios y es la renovación urbana». El político francés es enfático en su lectura de la situación: «Esta población no pide más que los otros, sino que exige ser tratado como los otros».
Finalmente, este socialista cree en la gestión de otro socialista, el presidente Francois Hollande. «Yo trabajé estos temas en su campaña y creo que se pueden mejorar las cosas», se esperanza.
Si bien la mención de la crisis económica rápidamente le borra la expresión del rostro, esa misma sonrisa vuelve cuando cita la frase que el Primer Ministro acaba de pronunciar: «Las partidas económicas serán las mismas, pero habrá justicia en la distribución».
Fuente: Infobae