En las elecciones municipales brasileñas, 1 candidato a vice intendente y 101 candidatos a concejales se declaran analfabetos.
S. PAULO (Brasil Económico). Con el proceso de democratización, candidatos con menor nivel de educación comenzaron a figurar cada vez más entre los posibles electos.
Este año, 101 personalidades políticas que se disputan puestos en las Cámaras Municipales se declaran analfabetas, mientras que un candidato que pretende ser vice intendente carece de los conocimientos básicos de educación, de acuerdo con los registros de sus candidaturas disponibles en el Tribunal Superior (TSE). Todo son considerados aptos por el Tribunal Electoral.
Entre ellos, Roberto Aroucha Sousa, candidato a la vice-intendencia de Amapá do Maranhão (MA) por el Partido Humanista de la Solidaridad (PHS), se habría declarado desprovisto de tales conocimientos. Buscado para ser entrevistado por Brasil Econômico, Aroucha envió una declaración a los efectos de la prueba junto a la Corte Electoral, en la cual afirma ser alfabetizado.
Según María do Socorro Souza Braga, politóloga de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), el sistema político brasileño siempre fue cerrado.
«La participación de los candidatos con menos instrucción indica que la democratización en el país avanzó. El analfabeto puede votar, pero no puede ser electo. La legislación es flexible y abrió posibilidades para un nuevo perfil de candidato, pero sigue restringe candidatos analfabetos. Creo que eso debe ser comprensible, no se puede considerarse un prejuicio», dijo.
En el país, entre los 480.600 candidatos aptos y no aptos, 15.632 (3,25%) afirman leer y escribir, 82.443 (17,15%) tienen escuela primaria incompleta y 68.175 (14,18%) habrían completado hasta el 9 º grado. Además, 24.962 (5,19%) dicen tener la escuela secundaria incompleta, mientras que 170.230 (35,42%) habrían terminado.
Del total, 96.239 (20,02%) afirman haber completado la educación superior, mientras que 22.787 (4,74%) no pudo terminar el paso por la universidad.
«Incluso con la democratización, se puede ver que la política está compuesta predominantemente por personas con formación completa, al menos la escuela secundaria. Basta ver el 60% que completó los estudios escolares. El hecho de tener candidatos menos instruidos debe ser aceptado, pero debe servir como argumento más para exigir inversión en educación en el país», dice Frederico Henriques, profesor de Ciencias Sociales de la PUC Campinas.
En el caso de los candidatos a intendencias, 148 (0,95%) dijeron que sabían leer y escribir, 1.016 (6,55%) habrían completado la escuela primaria, mientras que 4.125 (26,60%) completaron la enseñanza media. Dentro de las expectativas, de los 15.505 candidatos a intendente, 1.078 (6,95%) declararon tener educación superior incompleta, mientras que 7,588 (48.93%) se graduaron.
Según el TSE y Patricia Ríos, abogada elector de Leite, Tosto e Barros Advogados, los candidatos que figuran como analfabetos deberán pasar o han pasado por una evaluación antes el juez electoral. «Si son aprobados, quedan aptos para candidatearse. Si no cumplen con los requisitos previamente establecidos, el Ministerio Público debe impugnar esas candidaturas», explica Ríos.
Para Henriques, la Constitución de 1988 considera que el candidato no necesita tener conocimientos técnicos. «Cualquier brasileño que lea y escriba es apto para candidatearse a cualquier cargo público. Para suplir sus deficiencias técnicas, debe estar rodeado de asesores con conocimientos específicos».
Las consecuencias de este fenómeno incluyen la inclusión social, de acuerdo con Maria do Socorro. Para ella, lo que hay que evitar es que la elección de ese perfil de candidato sea una manera de atraer los votos de las clases más bajas.
«Normalmente, el electorado tiene como uno de los factores que determina su voto la identificación. Alguien técnico será más cuidadoso con respecto al nivel de educación del candidato. Los de menor nivel educativo tienden a elegir a aquellos que están más cerca de su realidad», evalúa.
Además, la profesora de la UFSCar cree que los candidatos que tienen poco acceso a la educación «por lo general tienen una retórica fantástica para atraer a los votantes con menor educación».
«Estos candidatos pueden convertirse en una figura emblemática que atrae los votos de las personas que han tenido menos oportunidades. Muchas veces entran en un juego político para el armado de la lista. Además, pueden ser la elección de los electores que votan por protesta o indignación», refuerza Henriques.
Para ellos, los políticos deberían aprovechar ese conglomerado de información y planear de forma más contundente un proyecto enfocado en la educación básica en el país. «Teniendo en cuenta que los números dentro del panorama político ya generan preocupación, nuestras autoridades deberían estar más atentas a la tasa de analfabetismo en nuestro país», analiza Maria do Socorro.
Como ejemplos para la democratización del acceso a la función pública, Maria do Socorro cita el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien incluso sin muchos recursos intelectuales llegó al mando de Brasil y contó con aprobación récord en sus ocho años en el cargo.
«El presidente era un producto de las circunstancias, construyó un legado y tuvo apoyo aún sin educación. Superior ejemplo de identificación en el momento de la votación allí. Ya Dilma Rousseff, por ejemplo, no atrae tanto porque tiene un discurso más volcado a la racionalidad», concluye Henriques.
Vale la pena recordar que en el proceso electoral de 2010, el cantante Tiririca que fue candidato a diputado federal por el Partido Republicano (PR) tuvo que demostrar que sabía leer y escribir después de las acusaciones de que era analfabeto.
Después de Lula que fue bastante cuestionado por los más elitistas en función de sus limitaciones, Tititica fue el primer caso que generó tanta repercusión y sacó a la luz debates de nuestro sistema de educación deficiente, concluye Maria do Socorro.
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