La empresa estatal petrolera de Venezuela no logra contener el vendaval de accidentes. A la tragedia de Amuay, en la que murieron 48 personas, se le suman graves incendios y explosiones que ponen en peligro a las poblaciones aledañas
El diario venezolano La Verdad difundió la penosa estadística: en las ocho semanas recientes se registraron ocho incidentes dentro de diferentes áreas de operaciones de la principal industria petrolera venezolana.
“Cinco se presentaron en inmediaciones de centros de refinación, dos en instalaciones de petroleras y gasíferas en tierra y uno en operaciones acuáticas”, detalló el periódico.
El caso más resonante y el más grave fue el de la refinería Amuay, en Paraguaná. Una fuga de gas fue la causante en la madrugada del sábado 25 de agosto de la feroz explosión, en lo que fue el peor accidente que se ha registrado en un complejo de la estatal PDVSA. En total, el Gobierno contabilizó 48 muertos, pero aún hay varios desaparecidos.
El incidente se produjo a pocas semanas de las elecciones presidenciales, por lo que Hugo Chávez activó todos los mecanismos mediáticos para sortear lo más rápido posible el episodio.
Los accidentes se inscriben en una larga lista de sucesos que se acrecentaron desde el 2002 cuando el presidente Hugo Chávez despidió a miles de trabajadores, gerentes y técnicos de Petróleos de Venezuela (PDVSA) por participar en una huelga en su contra.
Los retrasos en las inversiones, la pérdida de recursos humanos, la falta de mantenimiento y la politización de la firma son los factores que han propiciado las persistentes fallas.
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