El ministro de Economía casi no tiene rol en el Gobierno y sufre reproches de la presidenta, que le factura la embestida de los fondos buitres y hasta lo culpa por medidas de Moreno. “Lo tratan como a un chico y todo lo que hace lo tiene que consultar”, reconocen sus allegados.
En el gabinete económico ya se han acostumbrado a los retos que Cristina Kirchnerle dedica a su ministro Hernán Lorenzino, incluso en presencia de otros funcionarios. Ante los reproches el joven platense suele agachar la cabeza y apenas musita alguna palabra.
Su caída en la consideración de la Presidenta, se habría acentuado luego de la serie de apelones encadenados a los que sometió al gobierno la pelea con los fondos buitres, que supuestamente estaba a su cargo. Desde el embargo de la Fragata Libertad hasta el fallo lapidario del juez Griesa, se vio a la administración de Cristina Kirchner corriendo detrás de las noticias y sin una estrategia muy consistente.
Como muestra de su deterioro en la interna del Palacio basta ver su ausencia notable en la gira de la presidenta por países asiáticos y árabes, que se centró en temas comerciales y económicos. De hecho, en distintos tramos la acompañaron el ministro de Agricultura, Norberto Yahuar, y el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
“Lo tratan como a un chico y todas las decisiones que toma las tiene que consultar con (el jefe de Gabinete Juan Manuel) Abal Medina, ella ya casi no lo recibe”, confió a LPO un allegado del ministro, quien reconoció que además tiene casi todas las áreas administrativas intervenidas.
Culpas propias y ajenas
Ante los reproches, Lorenzino no responde y se muestra atormentado, sin saber qué hacer, agregan quienes lo frecuentan, que reconocen su desconcierto cuando la presidenta le endilga el fracaso de medidas de política económica tomadas por Guillermo Moreno, quien nunca se preocupó por quien estaba encima en el organigrama.
El ministro llegó al cargo por su afinidad con Amado Boudou, pero luego que estallar el escándalo de la ex Ciccone, se peleó con el vicepresidente y hasta le sacó el auto oficial a su hermano, entre otros beneficios que seguía usufructuando de la estructura del Palacio de Hacienda.
A través de su secretario administrativo y mano derecha, Juan Horacio “Juachi” Zabaleta, el vicepresidente le recriminó haber bajado contratos de funcionarios afines, como su hermano. “No tenes códigos”, le gritó.
Lorenzino fue secretario de Finanzas de Boudou, desde donde lideró el último canje de la deuda en default, en 2010, el mismo que hoy es cuestionado por su pobreza técnica que dejó abierto los flancos que hoy aprovechan los fondos buitres.
Lo cierto es que además de su perfil casi intrascedente, Lorenzino parece haberse equivocado en grande a la hora de tejer alianzas internas.
Peleado con Boudou, enfrentado con el viceministro Axel Kiciloff y sometido a una rendición enla que tiene todo para perder y nada para ganar frente a Guillermo Moreno, el ministro de Economía es menos que una pálida sombra de lo que supo ser el cargo más importante del país detrás del Presidente -y por momentos, delante-.
En este escenario su continuidad es una incógnita, teniendo en cuenta que Cristina suele retocar el Gabinete antes de cada elección, en la que aprovecha las listas para sacarse de encima los funcionarios que no le cierran o cuyo lugar necesita.
Fuente: La Política Online
