Legislatura Hoy

Leyes y políticas

Horas decisivas para la relación entre Cristina y Scioli (y Massa)

El gobierno bonaerense difundirá hoy (lunes 11/03) su nueva propuesta salarial para el sector docente, que ya amenaza con retomar las medidas de fuerza en la Provincia si no logran un acuerdo. Los representantes del sector se reunirán a las 14:00 en el Ministerio de Trabajo, con las autoridades del gobierno de Daniel Scioli para intentar destrabar el conflicto salarial que impide el normal dictado de clases en la provincia. En los 2 primeras semanas de clases hubo 4 días de paro, y el miércoles 06/03 se realizaron marchas, movilizaciones y asambleas que también afectaron el dictado de clases. El secretario general del sindicato Suteba, el kirchnerista Roberto Baradel, amenazó con retomar las medidas de fuerza de no llegar a un acuerdo. El anuncio fue calificado por el ministro de Trabajo bonaerense, Oscar Cuartango, como una medida cuasi “extorsiva” y la equiparó con negociar “con una pistola en la nuca”. Baradel le respondió vía la red social Twitter, que “quizás el ministro sea un gran conocedor de ese tipo de prácticas. Los docentes solo nos limitamos a ejercer un derecho constitucional. El vocabulario que utiliza Cuartango para definir el conflicto docente, lo muestra tal cual es. La Provincia no tiene ministro de trabajo”. (?)

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Mientras negocian sus funcionarios y los docentes, Daniel Scioli resuelve su relación con Cristina Fernández de Kirchner, quien ha decidido utilizar al gobernador entrerriano Sergio Urribarri para volver presionar a Scioli.

Urribarri, anfitrión del próximo encuentro de Gestar, el Instituto de Formación Política del Partido Justicialista, admitió que no invitó a Scioli al evento: «¿Para qué vamos a estar incómodos, de un lado los incondicionales y del otro, los no tan incondicionales? Pero, nadie tiene que enojarse»”, justificó Urribarri, quien también se encuentra con la paritaria docente abierta y confía en la ayuda de Cristina Fernández de Kirchner para llegar a un acuerdo que responde a las expectativas docentes.

El evento en Paraná, capital de Entre Ríos, será este viernes 15 y sábado16, con ejes como “Patria Grande” y “Peronismo y Movimiento Nacional”.

A Radio Nacional Rock, Urribarri le deslizó otras críticas a Scioli, como de supeditar todo a sus necesidades políticas. (?)

El kirchnerismo intenta presionar aún más a Scioli y eso ha merecido diversas interpretaciones. Algunas de ellas:

Raúl E. Grimaldi en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán:

«(…) Para los más acérrimos cristinistas, el muñeco a voltear es Daniel Scioli y no parece que las adhesiones que éste podría cosechar en la provincia de Buenos Aires sean el dique que contenga el aluvión reeleccionista que pretenden instalar, una vez más a partir del marketing del luto. Por eso, han resuelto mojarle la oreja al bonaerense para dirimir quién es el verdadero dueño de los votos en el distrito, retándolo con internas para sacarlo, en primera instancia, de lo que mejor hace: manejar los tiempos del combate.

En el entorno del gobernador dicen que la no ruptura explícita es una cuestión de «responsabilidad», ya que el gobierno nacional tiene como gran aliado el recurso de la caja, que está pisada desde hace mucho tiempo. Mientras tanto, docentes y estatales lo esmerilan sin asco y resolver estos conflictos será una prueba de fuego para el gobernador: los mismos porcentajes que la Nación no quiere convalidar a nivel nacional, esos gremios se lo exigen a Scioli, aunque los chicos de la provincia no hayan podido comenzar las clases siquiera.

En tanto, el gobernador de Santa Cruz acaba de anunciar que llevará listas propias en las Primarias provinciales y eso mismo le piden muchos dirigentes del PJ al gobernador, quienes se encolumnarían gustosos en un proyecto diferente al actual, que exceda inclusive al gatopardista y a la vez contradictorio eslogan sciolista de «continuidad con cambios». En este sentido, Francisco de Narváez y Sergio Massa hacen su juego, que incluye como posibilidad concreta apuntalar el salto de cerco sumándose a la corriente del gobernador con miras a 2015, junto a otros intendentes no peronistas del Norte del Conurbano, incluido Jorge Macri, del PRO.

Scioli sabe que desde la Casa Rosada le quieren llenar las listas nacionales y provinciales de legisladores ajenos a su sentir, quienes traicionarían al instante su pretensión de ser Presidente. Entonces, se propone resistir hasta dónde pueda, ya que si no lo hace su carrera política estaría terminada, aunque se deba tragar los sapos de quienes lo critican por «hacer la plancha». Mientras tanto, se chuzean de forma recíproca.

En el pase de mensajes y cuidado de los gestos, el gobernador es un campeón: se sacó fotos en Expoagro con quienes más irritan a la Casa Rosada (miembros de la Sociedad Rural y directivos de Clarín y La Nación, organizadores de la muestra), aunque evitó instruir a sus diputados actuales para que retaceen el quórum en el caso del Tratado con Irán y avaló la situación sin pronunciarse de modo contundente en contra, como se dice que opina en la intimidad. En tanto, se lo observó protocolar y distante en el caso de la muerte de Chávez.

Por su parte, casi como una agresión y para sacudir esa tibieza que los exaspera, los cristinistas le están pidiendo a Scioli que Karina Rabollini, su esposa, sea la candidata número 2 de la lista de diputados de Alicia Kirchner, mientras que algunos otros gurkas fantasiosos del kirchnerismo extremo sugieren que sea el propio gobernador el que renuncie para acompañar el modelo desde el Congreso.

En el pináculo de la presión, desde algunos sectores del gobierno nacional lo corren a Scioli con la intervención federal a la provincia, mientras que él asusta con la emisión de patacones, una forma de mostrar cómo la política económica kirchnerista ha sido un periplo que fue de la recuperación, que lideró Néstor, quien ayudó a rescatar las cuasimonedas como algo simbólico, a la posterior caída en tiempos de Cristina. De paso, quedará demostrado que las finanzas nacionales están exhaustas. (…)».

Joaquín Morales Solá, en el diario La Nación:

«(…) Scioli tiene amigos que le aconsejan una ruptura con el cristinismo, pero se siente más cómodo con los consejeros que le recomiendan no romper. Que lo echen, en todo caso. Su principal problema no es político, sino financiero. El gobierno de Cristina quiere intercambiar plata por adhesión electoral. Scioli les ofreció a los maestros el mismo aumento del gobierno nacional, un 22 por ciento, pero los docentes y los estatales en general quieren mucho más. Están poniendo en riesgo la paz social de la provincia, alarmaron cerca del gobernador. Scioli asegura que ya tiene el dinero para pagar lo que ofreció. No más que eso. El gremio docente que acosa al gobernador responde disciplinadamente al cristinismo, que, a su vez, le quitó a Scioli hasta el pan y el agua.

Aquellos amigos rupturistas imaginan un Scioli convertido en un Daniel Peralta, el gobernador de Santa Cruz, que enfrenta decididamente al gobierno nacional. Peralta es un viejo dirigente gremial, acostumbrado al combate. Scioli no ha nacido para eso. Nunca lo ha hecho. No rompió con Menem ni con Duhalde ni con Kirchner ni tampoco lo hará con Cristina. ¿Qué ganaría si dejara de ser lo que soy?, pregunta retóricamente el gobernador.

Su ruptura de hecho es con un estilo y la expresa con gestos cada vez más audaces. Es una provocación, exclamó un cristinista empinado cuando vio la foto de Scioli en Expoagro, l a exposición rural anual que organizan LA NACION y Clarín. Ya soy grande para que me digan dónde debo ir y con quién me tengo que reunir, suele responder Scioli. Esa foto provocó, de todos modos, que la teocracia cristinista lo vapuleara en la casi unanimidad de los micrófonos.

Massa fue denunciado por malversación de fondos. Políticos cercanos a él aseguran que se trata de una operación de los servicios de inteligencia. Carlos Kunkel lo acusó de usar la barra brava del club Tigre para fines políticos. Scioli y Massa tienen en sus manos el botón que accionaría la guillotina del cristinismo en las elecciones de octubre. La guillotina cortaría ese cuello si ellos enfrentaran al oficialismo nacional. Pero ninguno de los dos tiene pasta de verdugo y el kirchnerismo es audaz. La política y el empresariado descuentan que ellos no jugarán en las próximas elecciones. El cristinismo podría ganar en ese caso los comicios de octubre, aunque perdería en todas las grandes capitales del país. (…)».

Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca:

«(…) Scioli sabe que van por él, que jamás lo dejarán escalar hacia una candidatura presidencial por dentro o por fuera, y mucho menos en este caso, del modelo que ella y sus adulones pretenden garantizar –y garantizarse, por precaución personal– más allá de diciembre de 2015. Sabe que lo quieren obligar a renunciar para presentarse como candidato en las listas de la provincia para las elecciones de octubre, en el marco del plan para dejar el gobierno de la provincia en manos de Gabriel Mariotto, que debería preparar con auxilio de la Casa Rosada el escenario territorial para cuando llegue el momento de jugar las presidenciales de aquel año. El gobernador ya había dicho antes de fin de año, y fue reflejado en estas páginas, que «jamás» le torcerían el brazo con esa encerrona. Y no ha cambiado un centímetro de opinión. Y no tiene dudas de que el conflicto con los docentes bonaerenses está fogoneado desde la Casa Rosada. Tendría pruebas fehacientes de que cada rechazo de SUTEBA a sus esfuerzos por mejorar la oferta salarial a los maestros ha sido apañado por habitantes del primer piso de Balcarce 50. Hugo Yasky y Roberto Baradel serían los brazos ejecutores de esa trapisonda bien orquestada.

No todas son flores. La reedición de aquel episodio del aguinaldo de 2012 que encara ahora mismo el gobierno para acorralar al gobernador puede convertirse otra vez en un tiro por la culata. Y ese sería justamente otro de los motivos del desvelo de Cristina. Puesta por impericia o por pura soberbia en un callejón sin salida, sabe que ella puede otra vez ser castigada en las encuestas de imagen y de intención de voto si ahoga financieramente a la provincia: el distrito en el que el favor ampliamente mayoritario del electorado para obtener una contundente victoria en octubre y compensar derrotas cantadas en otros distritos importantes como la Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Por la vía contraria, si finalmente le afloja fondos a Scioli, como la posibilidad de endeudarse en el exterior, o actualizar el Fondo del Conurbano Bonerense, o enviarle dinero del Tesoro para mejorar la oferta salarial a los educadores, puede estar muy bien ayudando a instalar a su paciente enemigo como el sucesor natural del espacio, y el único que hoy la supera en cualquier encuesta a nivel provincial y nacional. Una raya que ella y sus gurkas juraron que nunca cruzarán.

Scioli, que puede tener un perfil hasta irritable para quienes le piden que «se juegue», o que «rompa de una vez por todas», como le han dicho en estos días algunos de sus ministros, no come vidrio. Sabe él también que Cristina puede sufrir en carne propia las consecuencias del plan para borrarlo del mapa. Por eso ha protagonizado gestos de autonomía y de muestreo anticipado de lo que sería una gestión nacional suya: viene de almorzar y escuchar consejos de Eduardo Duhalde, lo hizo en diciembre con Julio Cobos, se reúne más de lo que se sabe con Francisco de Narváez y Mauricio Macri, aunque también con algún senador del kichnerismo preocupado por su futuro y por el del «espacio». Y calcula al milímetro las consecuencias de una foto como la que se sacó en Expoagro con Antonio Bonfatti, la heredera del Grupo Clarín y el ahora macrista dirigente rural Alfredo De Angelis. (…)».

Marisa Álvarez, en el diario El Día, de La Plata:

«(…) «Dicen que a los intendentes y legisladores de su confianza se los anticipó hace ya tiempo. En ese núcleo hay quienes juran que Sergio Massa tiene decidido “jugar” en los comicios de este año, como candidato a diputado nacional por una lista que enfrente a la del kirchnerismo “puro”. A la que se escriba en la Casa Rosada. En las internas del FpV, en principio. Y dicen también que desde hace algunas semanas el intendente de Tigre acicatea a Daniel Scioli casi todos los días para que lidere -o colidere con él, en rigor- esa jugada, aunque el Gobernador lo llame con esa asiduidad para pedirle “consejos económico-financieros” y obvie la parte “electoral” de la conversación.

Sin embargo, en las últimas jornadas en los ámbitos del peronismo crítico, hiperatento a los movimientos de estos dos dirigentes -en quienes, en verdad, ese espacio ha colocado toda su ilusión de poder enfrentar al ultrakirchnerismo con alguna chance-, empezó a instalarse la convicción de que la posibilidad de que se concrete esa jugada ha retrocedido unos cuantos casilleros. Y estaría virtualmente “freezada”.

En rigor, sería Massa quien habría puesto a enfriar una posible movida que, aún en el plano formal de “alternativas en danza”, ya había recalentado el clima del oficialismo casi hasta el nivel del hervor.

No podría haber sido el Gobernador, en verdad, quien colocara en el congelador lo que nunca había alcanzado ni a estar tibio en la intimidad de sus proyectos.

Hasta ahora, la estrategia de Scioli para los comicios de este año ha sido la de intentar un acuerdo con el ultrakirchnerismo sobre las listas de candidatos a la Legislatura y jugar una vez más dentro del Frente para la Victoria en “armonía” con la Casa Rosada. Sin dejar de marcar, claro, lo que en el sciolismo llaman “diferenciaciones” de estilo y que apuntan a mostrar a Scioli como “un hombre de diálogo y consenso” con todos los sectores políticos y sociales.

El Gobernador ha mantenido férreamente esa postura, al margen de que cerca de él se hayan evaluado exhaustivamente -y se sigan analizando- otras alternativas, entre ellas la de formar una alianza con Massa y “dar pelea” en las internas del oficialismo. Y más allá de que, como estrategia de cara a los tironeos internos, desde su espacio hayan alimentado las conjeturas sobre un Scioli rompiendo con la Rosada y jugando con listas propias.

Sería justamente esa postura del Gobernador, que hasta ahora ha aparecido como inconmovible, una de las razones que habría llevado a Massa ahora a poner -según creen algunos- en suspenso su estrategia. El tigrense está convencido de que sólo una movida que incluya a Scioli -que encabece Scioli, más exactamente, junto con él mismo- podría tener chances en una confrontación electoral con el ultrakirchnerismo. (…)».

Urgente24

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