El papa Francisco ha manifestado en su primera misa de pontificado que si la Iglesia no proclama a Jesús «nos convertiremos en una ONG piadosa, pero no en la esposa del Señor». En la homilía, el Papa ha destacado: «Nosotros podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no proclamamos a Jesucristo, la cosa no va. Nos convertiremos en un ONG piadosa, pero no en la Iglesia, la esposa del Señor. Cuando no se camina, se detiene todo». Llamó la atención que no siguió un discurso escrito.
14/03/2013| 20:11
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El nuevo Obispo de Roma ha pronunciado su primera homilía en una misa en la Capilla Sixtina, ante los 114 cardenales que lo eligieron Pontífice. Fue un sermón espontáneo, no leído, y en italiano. Fue un cambio con respecto a la primera misa de Benedicto XVI, que fue en latín y redactada previamente. Pero lo más sorprendente de la primera homilía de Francisco (el Vaticano insiste en que se le llame así, a secas) ha sido su mensaje: una exhortación volver a la esencia del cristianismo, a llevar una vida «irreprochable» y a dar la espalda a la mundanidad y a la frivolidad. «Yo querría que todos nosotros, después de estos días de gracia, tuviéramos el valor, realmente el valor, de caminar en presencia del Señor, con la cruz del Señor, de edificar su Iglesia con la sangre del Señor derramada sobre la cruz y de confesar la única gloria, Cristo crucificado. Así la Iglesia irá adelante», aseguró el nuevo Papa, que utilizó un lenguaje muy accesible para su primera homilía. El primer sermón del Papa Francisco se asentó sobre tres pilares: caminar, edificar, confesar. «Podemos caminar como queramos, pero si no confesamos a Jesucristo la cosa no funciona. Nos convertiremos en una ONG piadosa, pero no seremos Iglesia», sentenció. «Cuando caminamos, edificamos y confesamos sin la cruz no somos discípulos del Señor».
VATICANO (Radio Vaticana). (RV).- El papa Francisco/Jorge Bergoglio presidió durante la tarde del jueves 14/03, la celebración litúgica con los cardenales en la Capilla Sixtina.
En su homilía el papa Francisco, comentando las lecturas de esta misa invitó a caminar siempre ante la presencia del Señor. Y dijo: “Caminar siempre ante la presencia del Señor y a la luz del Señor, tratando de vivir con ese carácter irreprensible que Dios pide a Abraham en su promesa”.
Y prosiguió: “Edificar. Edificar la Iglesia, Se habla de piedras: las piedras tienen consistencia; pero las piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la esposa de Cristo, sobre esa piedra angular que es el mismo Señor, y con otro movimiento de nuestra vida, edificar”.
En 3er. lugar. el Papa dijo: “Nosotros podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no funciona. Nos convertiríamos en una ONG piadosa, pero no en la Iglesia, esposa del Señor. Cuando no se camina, nos detenemos”.
Y concluyó con este deseo: “Yo deseo a todos nosotros que el Espíritu Santo, y la oración de la Virgen, nuestra Madre, nos conceda esta gracia: caminar, edificar, confesar a Jesucristo crucificado. Así sea”.
Texto completo de la homilía del papa Francisco
En estas tres Lecturas veo algo en común: el movimiento. En la Primera Lectura el movimiento es el camino; en la segunda Lectura, el movimiento está en la edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el movimiento está en la confesión. Caminar, edificar, confesar.
Caminar. Casa de Jacob: “Vengan, caminemos en la luz del Señor”. Esta es la primera cosa que Dios dijo a Abraham : “Camina en mi presencia y sé irreprensible”. Caminar: nuestra vida es un camino. Cuando nos detenemos, la cosa no funciona. Caminar siempre, en presencia al Señor, a la luz del Señor, tratando de vivir con aquel carácter irreprensible que Dios pide a Abraham, en su promesa.
Edificar. Edificar la Iglesia, se habla de piedras: las piedras tienen consistencia; las piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la esposa de Cristo, sobre aquella piedra angular que el mismo Señor, y con otro movimiento de nuestra vida, edificar.
Tercero, confesar. Podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no funciona. Nos convertiríamos en una ONG (Organización No Gubernamental) de piedad, pero no en la Iglesia, esposa del Señor. Cuando no caminamos, nos detenemos. Cuando no se construye sobre la piedra ¿qué cosa sucede? Pasa aquello que sucede a los niños en la playa cuando construyen castillos de arena, todo se desmorona, no tiene consistencia. Cuando no se confesa a Jesucristo, me viene la frase de León Bloy “Quien no reza al Señor, reza al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio.
Caminar, edificar-construir, confesar. Pero la cosa no es así de fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar a veces hay sacudidas, hay movimiento que no es justamente del camino: es movimiento que nos echa para atrás.
Este Evangelio continua con una situación especial. El mismo Pedro que ha confesado a Jesucristo, le dice: “Tú eres Cristo, el Hijo del Dios vivo. Yo te sigo, pero no hablemos de Cruz. Esto no cuenta”. “Te sigo con otras posibilidades, sin la Cruz”. Cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos sin la Cruz y cuando confesamos un Cristo sin Cruz, no somos Discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor.
Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje – precisamente el coraje – de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que ha sido derramada sobre la Cruz; y de confesar la única gloria, Cristo Crucificado. Y así la Iglesia irá adelante.
Deseo que el Espíritu Santo, la oración de la Virgen, nuestra Madre, conceda a todos nosotros esta gracia: caminar, edificar, confesar Jesucristo. Así sea.
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