Durante el acto en el que asumió su nuevo cargo en reemplazo de Michalis Sarris, que renunció el martes, Haris Georgiades dijo que trabajará con el objetivo de imponer una estricta disciplina fiscal. El país vive una dura crisis que recuerda a Argentina 2001.
Fuente: Info News
El nuevo ministro de Finanzas de Chipre, Haris Georgiades, anunció hoy durante su asunción que trabajará con el objetivo de imponer estricta disciplina fiscal y austeridad extrema, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) se comprometía a aportar 1.000 millones de euros para asistir al país.
Georgiades juró esta mañana, veinticuatro horas después de la renuncia de Michalis Sarris, quien abandonó el cargo por la mancha que le supuso haber dirigido el año pasado a uno de los bancos en bancarrota, dijo la agencia de noticias ANSA.
La dimisión de Sarris tuvo que ver con las presiones de la «troika» (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) que impuso un duro control de las cuentas públicas, un «corralito» a los depósitos de más de 100.000 euros y el saneamiento del sistema bancario nacional.
En la ceremonia de asunción de Georgiades, un economista de 40 años y ex ministro de Trabajo, el presidente de Chipre, Nicos Anastasiadis, reiteró que el país se enfrenta a «días difíciles».
«Los días que vienen exigirán en primer lugar, de un trabajo colectivo; segundo, de coherencia y disciplina fiscal, y todas estas medidas contribuirán a reactivar la economía lo más pronto posible», afirmó el mandatario.
El gobierno creó ayer una comisión encargada de determinar responsabilidades en la crisis bancaria que derrumbó la economía de este país y lo puso al borde de la bancarrota y en riesgo de salir de la Eurozona.
Asimismo, una nueva ministra de Trabajo juró también su cargo este miércoles. Se trata de Zeta Emilianidou, alta funcionaria del ministerio de Comercio, que se convierte en la primera mujer del gobierno de Anastasiadis.
Es muy posible, según los analistas, que Emilianidou aplique una dolorosa flexibilización laboral, otra de las demandas de la «troika» y una reducción brutal de puestos de trabajo en el sector bancario.
En virtud del acuerdo final con la «troika» sobre el rescate de 10.000 millones de euros, Chipre dispondrá de dos años más, hasta 2018, para alcanzar los objetivos de déficit presupuestario y para cumplir el programa de privatizaciones.