En pleno impasse televisivo, Nicolás Riera disfruta de los deportes extremos en Chapelco y de su soltería tras la separación de Rochi Igarzábal. Confesiones de un galancito todo terreno.
Por: INFOnews
Por: Daniela Rossi – Totos: Diego Costantini – Gentileza Cerro Chapelco
Terminado el secundario, llegó el momento de decidir qué camino tomar: el de la actuación era tentador y el sueño que quería cumplir, pero en los castings no conseguía el papel que lo hiciera entrar al mundo artístico. Años más tarde a Nicolás Riera, rubia y enrulada cabellera larga, músculos marcados, sonrisa compradora, le llegaron sus primeras –y pequeñas– participaciones en la TV. Hasta que, confiesa que sin esperarlo, empezó «Casi Ángeles», la novela que terminaría de vestirlo de actor: la tira juvenil fue un éxito y Riera (llamado «Tacho» en aquel momento, por el nombre de su personaje) se convirtió en blanco de deseo para el público teen. Fueron cuatro años de una tira diaria, discos, shows, giras internacionales y teatro con los Teen Angels, el grupo nacido en la novela. Después llegó «Bailando por un sueño» y el momento de «crecer» en «Dulce Amor», con un público diferente.
Ahora, alejado por unos meses de la TV («a veces no sale nada y de repente te caen todas las propuestas juntas», asegura), para el actor llegó el momento de dedicarse a él: toma clases de canto, de audiopercepción, de teatro. «Estoy muy tranquilo, porque no tengo ningún proyecto laboral en este momento pero sí estoy con cosas interesantes. Para lo que resta del año tengo algo que me gusta mucho de Telefé y también hay una película dando vueltas», confiesa sobre lo que resta del año.
– ¿Fue duro acostumbrarte a no tener que grabar, actuar, ni nada?
– Me costó una semana la adaptación. Terminé de grabar en abril, empecé a hacer trámites acumulados, tachar visitas de médicos. Me estresé lo que no en los seis años anteriores. Cuando tengo que hacer cosas que no me gustan, o por obligación, me canso, me embolo. Después de eso dije: «bueno, tengo que aprovechar para descansar, dormir, entrenar, dedicarle tiempo a mi familia y amigos». Y aproveché para viajar, porque es fija que cuando la economía te da, no tenés tiempo para eso, y viceversa.
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