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Leyes y políticas

Obama va por más: ahora quiere la reforma de la ley migratoria

El presidente reclamó a la dirigencia política no dejar morir al proyecto que beneficia en primer lugar a millones de hispanos. Al mismo tiempo, señaló que «el pueblo está hastiado de Washington» por la puja con los republicanos.

Fuente: Info News
Por: Tiempo Argentino

El presidente Barack Obama celebró la sanción de la ley que reabrió completamente las dependencias estatales y alejó la posibilidad de default de su economía planteando un nuevo desafío: la reforma migratoria. «No permitamos que este problema siga pudriéndose otros dos o tres años. Esto puede y debería hacerse antes del fin de este año», instó Obama en su primera alocución pública tras estampar su firma sobre la norma votada en la madrugada de ayer en el Congreso. El nuevo objetivo del Ejecutivo, que ya cuenta con el aval del Senado desde junio de este año, es una promesa incumplida de la primera campaña de Obama en 2008, que renovó tras su reelección en la que el voto hispano resultó determinante.
«Aquí no hay ganadores», afirmó Obama apenas se enfrentó con la prensa. Sus palabras buscaban enviar un mensaje de humildad a la oposición horas después de que estos dieran el brazo a torcer y aprobaran un proyecto de Presupuesto casi sin cambios respecto del planteado por el oficialismo al inicio de la crisis. Lo que siguió, sin embargo, fue la reafirmación de que Obama no pretende dejar pasar el momento ante un bloque republicano debilitado ante los ojos de la opinión pública.
«El pueblo estadounidense está completamente hastiado de Washington», dijo Obama. La calificación crediticia se puso en riesgo, el crecimiento económico y las contrataciones se redujeron y los trabajadores federales se vieron temporalmente privados de sus pagos, enumeró, «todo a causa de una crisis autoprovocada».
«Probablemente, nada ha hecho más daño a la credibilidad de Estados Unidos en el mundo, a nuestra posición ante otros países, que el espectáculo de estas últimas semanas», siguió el presidente, cargando el peso sobre los republicanos. Según el mandatario, el impasse que vivió el país estas últimas semanas «ha alentado a nuestros enemigos, ha envalentonado a nuestra competencia y ha deprimido a nuestros amigos que buscan en nosotros un liderazgo estable».
A todos ellos, Obama les aseguró que su país se «recuperará de esto». «Siempre lo hacemos», ratificó.
Una vez que acabó de distribuir las responsabilidades, Obama volvió sobre su promesa de campaña incumplida. «Tenemos que terminar el trabajo y arreglar nuestro roto sistema migratorio. Ya hay una amplia coalición en todo Estados Unidos que está detrás de este esfuerzo por la reforma integral de la inmigración, desde líderes empresariales a líderes religiosos o agencias de seguridad», destacó.
«De hecho, el Senado ya ha aprobado un proyecto de ley con un fuerte apoyo bipartidista que implicaría el mayor compromiso con la seguridad fronteriza de nuestra historia, modernizaría nuestro sistema de inmigración legal y lograría que todo el mundo pudiera jugar bajo las mismas reglas», añadió. Ese texto, impulsado de manera bipartidista, promete un camino hacia la ciudadanía para unos 11 millones de inmigrantes ilegales, pero también supondría un incentivo para la economía, destacó Obama, enfatizando ese elemento tan celoso para la ciudadanía.
«Los economistas estiman que, si ese proyecto se convierte en ley, nuestra economía crecería un 5% en dos décadas. Eso es 1,4 billones de dólares de crecimiento económico», detalló.
«La mayoría de los estadounidenses piensa que esto es lo que hay que hacer. Y están sentados ahí esperando a que la Cámara (de Representantes) lo apruebe. Ahora bien, si la Cámara Baja tiene ideas sobre cómo mejorar el proyecto de ley del Senado, vamos a escucharlos», finalizó, retomando el tono del inicio de su discurso.
Durante su intervención, Obama eludió referirse a la posibilidad de que a principios del año que viene su gobierno vuelva a atravesar una crisis financiera. Esa preocupación, sin embargo, quedó plasmada en los principales medios locales que ayer recordaban que el acuerdo otorga al gobierno la autoridad para tomar prestado lo que necesite sólo hasta el 7 de febrero.
Con el fin de acallar esos temores, los cuatro principales redactores del Presupuesto votado el miércoles se reunieron ayer en un desayuno de trabajo para reiniciar las conversaciones sobre el tema. «

alivio en los mercados

Las bolsas también respiraron aliviadas ayer tras el acuerdo logrado en Estados Unidos para evitar la suspensión de pagos aunque la reacción no trajo aparejadas grandes subas. El mercado que más actividad registró fue el de bonos del Tesoro estadounidense que registró una alta demanda mientras bajaban los rendimientos de los títulos.
En EEUU, el índice Dow Jones casi no se alteró, mientras que el más amplio Standard & Poor’s 500 se recuperó de las pérdidas anteriores cerrando un 0,67% más alto. El índice FTSE de Londres cerró un 0,07% más arriba, al tiempo que el Dax de Alemania y el Cac 40 en Francia cayeron apenas, un 0,38% el primero y un 0,1% el segundo.
Según los analistas, los inversores ya contaban el miércoles con que habría una solución y se habían registrado subidas, por lo que ayer la reacción fue a la baja.

celebraciones y cautela en el mundo

La noticia de que la principal economía del mundo logró evitar el default rápidamente dio la vuelta al mundo y comenzó a cosechar reacciones de alivio. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Comisión Europea celebraron el acuerdo. Lo mismo hizo China, principal acreedor del país norteamericano.
«La medida del Congreso de EE UU fue adoptada en conformidad con los intereses del país y sirvió para asegurar estabilidad económica global y el desarrollo», señaló lacónicamente la vocera de la Cancillería china, Hue Chunying. Sus palabras no impidieron que la agencia de calificación crediticia local Dagong bajara la nota de EE UU de «A» (la tercera mejor) a «A-«, con perspectiva negativa, algo que no se atrevieron a imitar sus pares estadounidenses Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch.
Christine Lagarde, directora gerente del FMI, subrayó la necesidad de que Washington consiga una solución más duradera. El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, calificó el hecho como una «buena noticia para los países en desarrollo y los pobres del mundo», mientras que la CE destacó que elimina «una gran sombra» que se cernía sobre la economía global y la recuperación del Viejo Continente.

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