CARACAS.- En un clima de tensión por posibles choques entre oficialistas y opositores -ambos sectores marcharán frente a la sede del Parlamento-, la nueva Asamblea Nacional venezolana asumirá hoy en reemplazo de la anterior, íntegramente chavista.
La renovación del Parlamento, en la que la oposición tendrá 67 bancas, se produce mientras crece el malestar popular por la unificación del tipo de cambio, considerada una devaluación encubierta que encarecerá el precio de los alimentos (ver aparte), y por la politización de la ayuda humanitaria a los miles de damnificados por las inundaciones, por la cual se habría beneficiado a estados oficialistas por sobre los opositores.
Ambas concentraciones se realizarán a partir de las 8 de hoy cerca del Palacio Legislativo de Caracas, aunque el gobierno tenía previsto autorizarlas en lugares distintos para evitar agresiones entre los manifestantes.
Los diputados inauguran las sesiones con sus funciones disminuidas, debido a los poderes extraordinarios que el Parlamento saliente le otorgó a Hugo Chávez para gobernar por decreto hasta 2012, con el pretexto de la emergencia climática. También se limitó el reglamento de debate, lo que restringe la capacidad de discusión y el radio de influencia de los parlamentarios en el Congreso.
Estas dos normas, entre otras polémicas iniciativas, como las que regulan a los medios y establecen la censura previa en Internet, fueron aprobadas en las últimas tres semanas, junto a una batería de más de 20 leyes destinadas a radicalizar el proyecto marxista del gobierno.
Para muchos, el hecho de que la asamblea oficialista saliente sancionara en la víspera del año 2011 esta la ley habilitante y el «paquetazo cubano» (como se le dice en la calle a la veintena de nuevas leyes) representa un atropello a la voluntad popular que rechazó el modelo radical de Chávez en el referéndum de 2007 y en las elecciones legislativas de septiembre pasado.
En ambas oportunidades, el mandatario perdió la mayoría en las elecciones, pero igualmente logró imponer su voluntad meses después por otras vías. En 2008, insistió en la reelección presidencial indefinida que había sido rechazada en el referéndum de 2007 y ahora, con esta batería de leyes, resucitó el contenido de la reforma constitucional que la mayoría del país había rechazado hace tres años.
El profesor de ciencias políticas de la Universidad Simón Bolívar, Angel Oropeza, compara esta obsesión por imponer un proyecto rechazado por la mayoría en dos consultas electorales con el golpe de Estado de abril de 2002 contra Chávez, liderado por Pedro Carmona. «No hay diferencia entre el golpe de Carmona y este golpe de Chávez. Ambos les pasaron por encima a los poderes públicos para gobernar por decreto. Eso es ilegítimo», dijo Oropeza a La Nacion.
Según afirmó este politólogo, una de las tres funciones principales de la Asamblea Nacional, la legislativa, resultó castrada con la ley habilitante otorgada al presidente por 18 meses. «El parlamento se instala en una situación anormal, con una de las tres patas cojas, ya que tiene las manos atadas para legislar. Le quedan su función de controlar al Ejecutivo y su función política, que también son cruciales», explicó Oropeza.
La ley habilitante es la cuarta que se le otorga a Chávez en 11 años de gestión (antes fue en 1999, 2001 y en 2007) y lo faculta a emitir decretos en finanzas; infraestructura y vivienda; seguridad; defensa nacional; sistema socioeconómico; cooperación internacional; uso de tierras urbanas y rurales, y ordenación territorial.
Debate limitado
Aunque la cantidad de escaños oficialistas sigue superando la de los opositores en esta nueva asamblea, los diputados de la oposición lograron conquistar 67 bancas, suficientes para romper la mayoría calificada que tuvieron los parlamentarios «rojitos» en la gestión pasada.
Los analistas recuerdan que este resultado obtenido el 26 de septiembre de 2010 no representa la voluntad popular, ya que con la modificación de los circuitos electorales los diputados no chavistas que ganaron 52% de los votos sólo obtuvieron 40% de la bancas, mientras que el oficialismo, con 40% de los votos, ganó el 60%.
El analista político John Magdaleno describe a la nueva asamblea como un espacio inhabilitado para lograr un consenso básico: «El oficialismo logró la supresión del otro, de aquel que piensa distinto».
«El oficialismo seguirá dominando el debate en el parlamento. El verdadero debate se trasladará a la opinión pública y a la calle. Los medios de comunicación tendrán un papel fundamental. Por eso acaban de sancionar leyes que limitan la libertad prensa y de expresión», afirmó el analista.
Fuente: lanacion.com