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Leyes y políticas

La crisis que Fabrega no puede resolver

La suba de la tasa de interés no es una panacea. En algunas cuestiones de la macroeconomía, es un placebo; o el peligro de un futuro desequilibrio cuasifiscal. Pero, para la Administración Cristina, es el frontón para recuperar el control de la paridad cambiaria. En verdad, la administración de la escasez ya que el problema de fondo (la generación de divisas extranjeras), no lo ha resuelto. Entonces, hay cuestiones fundamentales que Juan Carlos Fábrega, presidente del Banco Central, no puede resolver. Y no se trata de la mala fama de su hermano Rubén Cleofas Fábrega, sino de problemas que afectan gravemente el curso de la economía presente y futura. Acerca de esto, algunos apuntes de la consultora Massot & Monteverde:

CIUDAD DE BUENOS AIRES (InC). Hemos señalado en repetidas oportunidades que la crisis de balance de pagos que sufre la Argentina es consecuencia mediata de una vasta trama de distorsiones y desequilibrios que se arrastran desde hace larga data y que han venido profundizándose.

> Lo que padecemos es un problema de flujo, que afecta tanto la cuenta corriente como la cuenta capital y financiera.

> En ese proceso inciden una variada gama de factores que van desde un deterioro paulatino del nivel de competitividad a una pérdida no menos progresiva de la seguridad jurídica y de la confianza en la gestión, pasando también por otras cuestiones como el desabastecimiento energético, la monetización del despilfarro fiscal y el cierre de nuestra economía.

> Nótese que todos estos factores son de lenta o difícil reversión; en algunos casos han alcanzado —incluso— un carácter estructural.

> Este es el caso, pues, de un componente central de la cuenta corriente externa como lo es la balanza comercial.

• La devaluación del tipo de cambio oficial y la severa restricción monetaria impuestas por J. Fábrega sirven a los efectos de comprar estabilidad cambiaria por un tiempo pero no pueden corregir los gruesos desequilibrios y distorsiones causantes del problema de flujos del balance de pagos (en algún caso, tienden más bien a aumentarlo).

El mismo presidente del BCRA ha sido prudente en advertir a la Presidente de la Nación y al núbil ministro de Economía de la necesidad urgente de complementar el arma monetaria con un drástico trabajo sobre el gasto.

• El nuevo valor del dólar oficial y la restricción de liquidez han morigerado el atraso cambiario y disminuido el retorno esperable de posicionarse en dólares, aunque ello es posible —y corresponde remarcarlo— sólo por un lapso de tiempo.

• Más temprano que tarde, el desborde inflacionario terminará por licuar la mejora del tipo de cambio real, devolviéndonos al atraso de inicio y aumentándolo.

• La historia económica argentina es concluyente en demostrar la incapacidad de la sola, aislada, política monetaria para doblegar las presiones inflacionarias.

• Las altas tasas nada pueden hacer por restaurar la seguridad jurídica ni la solvencia fiscal; o resolver el desabastecimiento energético o la pérdida estructural de competitividad de la economía argentina, más ligada a aspectos tributarios y regulatorios que a la mera circunstancia cambiaria.

• Elevar el alto costo del dinero, como medida aislada, tiende a agravar ciertos problemas, como el desequilibrio fiscal (y cuasifiscal) o la falta de competitividad; y la bicicleta financiera que promueven las altas tasas domésticas no hacen otra cosa que exponenciar el poder explosivo del atraso cambiario.

• Y pretender fortalecer el excedente comercial trabando las importaciones no sólo daña el ciclo productivo, también potencia algunos de los factores desequilibrantes: degrada la competitividad al encarecerse y decaer la calidad de los insumos de nuestros bienes exportables y aumenta el déficit fiscal por la caída de los impuestos percibidos por la Aduana.

> Veamos, pues, qué sugiere y cómo fue la evolución de nuestro sector externo durante el mes de enero.

> Antes de adentrarnos en el análisis corresponde alertar sobre la cada vez menos confiable información que, al respecto, brinda el organismo estadístico oficial.

• Llamativamente, los datos de 2013 continúan siendo rotulados como “provisorios” por el INdEC.

> En los últimos tiempos se han observado marcadas incongruencias en la información oficial sobre el intercambio comercial argentino.

> El maquillaje sería de tal magnitud que los propios funcionarios de Economía habrían inicialmente subestimado las proyecciones de necesidades de divisas.

• Entre el informe de prensa y la llamada “base usuaria” —más confiable pero de distribución limitada y posterior— se han observado diferencias cada vez más abultadas, siempre en beneficio del primero.

• Las diferencias aumentaron abruptamente en la segunda mitad de 2013 cuando el INdEC difundió que las exportaciones habían crecido 4% interanual y las series estadísticas de acceso restringido marcaron que en realidad se habían desplomado 11%, con una diferencia en importes de nada menos que US$ 1.000 millones.

• Desde ese momento el divorcio entre las series siguió ampliándose.

• El saldo comercial llegó a presentar una diferencia —siempre a favor del informe de prensa— de US$ 7.000 millones.

• En el 1er. mes del año la balanza comercial marcó un superávit insignificante, de apenas US$ 35 millones.

• Esa cifra significó un derrumben de 88% respecto al mismo mes de 2013.

• Es el resultado de un mes en el que las importaciones tuvieron una disminución pero las exportaciones sufrieron una mayor retracción.

• El saldo comercial con el resto del mundo, excluyendo el Mercosur, arrojó un quebranto de US$ 193 millones.

• La ventas externas retrocedieron 8% con respecto a enero de año pasado.

• Ello se debió a descensos de 5% en las cantidades y de 3% en los precios de las mercaderías despachadas.

• Los productos que registraron mayores incrementos en valores absolutos fueron los desperdicios de la industria alimenticia, los minerales metalíferos, lácteos, y pescados y mariscos.

• Entre los que registraron mayores disminuciones figuran los cereales, los productos químicos y los metales preciosos.

El comercio con el Mercosur concentró 30% de las exportaciones, pero mostraron una variación negativa de 10% interanual.

Resaltamos en este respecto —tal como lo hemos hecho en tantas otras oportunidades— la importancia que tienen dos contrapartes comerciales que han sido seriamente destratadas por la política comercial de la última década; ellas son la Unión Europea y Chile.

> Las importaciones marcaron una disminución más modesta, de 4%, respecto a enero de 2013.

• Esa disminución obedeció por entero a las cantidades compradas, pues los precios no registraron variación.

• El rubro que tuvo una mayor contracción fue combustibles, con una notable baja de 24% interanual, fundamentalmente debida a la baja de 16 % en los precios.

• También se destaca el marcado descenso de las importaciones de automotores, de 8% en cantidades, aunque la suba de 9% en los precios las equilibró.

• Las menores compras se corresponden con una caída de 6 % en las exportaciones de material de transporte terrestre a Brasil.

• Sin embrago las compras de automotores provenientes de nuestro vecino saltaron 38%.

> El Mercosur fue origen de 26% de las mercaderías compradas al exterior y se mantuvieron en el mismo nivel que un año atrás.

> Curiosamente, y a contramano del discurso oficial, las restricciones a las importaciones han provocado un aumento de la participación de los bienes de consumo: han pasado de representar 10% de la canasta de compras a concentrar 12%.

> Por 6to. mes consecutivo se registró un preocupante deterioro en los términos de intercambio.

• Los precios de nuestras ventas se redujeron 3% mientras que los de nuestras compras permanecieron sin cambios.

• A diferencia de lo que venía ocurriendo, en esta oportunidad el comercio
energético jugó a nuestro favor en lo que hace a los precios del intercambio: la energía vendida no tuvo variación mientras que cayó fuerte el costo de la
comprada.

• Pero salvo el caso de los combustibles, todos nuestros rubros exportables sufrieron caídas en de precios, destacándose el derrumbe de 13 % interanual en los valores de los productos primarios.

• Debe considerarse en este punto la incidencia de eventuales prácticas de sobrefacturación, subfacturación y contrabando, alentadas por las distorsiones cambiarias y tributarias y el deterioro del clima económico.

> Como se puede ver, el comportamiento del sector externo, tanto en el mes de enero como el precedente año 2013, no ofrece un panorama alentador en lo que se refiere a una mayor generación de divisas.

> Queda por examinar, de todas formas, el grado de incidencia que podría tener la temporada de liquidación de la cosecha en la recomposición de las alicaídas reservas.

• Sin embargo, si nos atenemos a lo ocurrido los dos últimos años, corresponde advertir que las expectativas oficiales y de buena parte de los analistas podrían ser desmedidas.

• Como se puede apreciar en el gráfico que a continuación adjuntamos, en 2012 hubo sólo dos meses de liquidación en que las reservas registraran un comportamiento modestamente positivo.

• Y el año pasado cayeron fuerte durante todos los meses de liquidación salvo julio, en que prácticamente permanecieron sin cambios.

• El único factor que podría hacer, entonces, una diferencia es el volumen de la cosecha de este año, que se espera mayor.

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