Legislatura Hoy

Leyes y políticas

El ascendente juego de Marine Le Pen

Los grupos políticos representados en la Eurocámara no están agrupados por nacionalidad, sino por afinidades políticas e ideológicas. Formar un grupo es determinante a la hora de ganar protagonismo y peso en el desarrollo legislativo de la Eurocámara. La normativa actual exige reunir al menos 25 diputados procedentes de 7 Estados miembros: así nació la alianza de euroescépticos que capitanean la francesa Marine Le Pen (Frente Nacional) y el holandés Geert Wilders (PVV).

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Hay un motivo de coyuntura en el euroescepticismo de Marine Le Pen, expresado en su reivindicación de Vladimir Putin, hoy día enfrentado a la Unión Europea a causa del golpe de Estado en Ucrania, que alentó la UE.

Y ese motivo es liderar el euroescepticismo, con objetivos muy concretos.

Durante esta legislatura en la Eurocámara fueron identificados 7 grupos parlamentarios que representan a 736 de los 766 eurodiputados que conforman el hemiciclo. Los 30 restantes figuran dentro de los No Inscriptos: políticos que por cuestiones ideológicas o porque no reúnen las condiciones mínimas exigidas no se han integrado en ninguna familia europea: monobloques. Esos no cuentan a la hora de dividir el estofado.

Formar parte de un grupo es determinante a la hora de ganar protagonismo y peso en el desarrollo legislativo de la Eurocámara. La normativa actual exige reunir al menos 25 diputados procedentes de 7 Estados miembros, una cota inalcanzable para muchos partidos minoritarios pero no para una alianza de euroescépticos, y allí se lanzaron la francesa Marine Le Pen (Frente Nacional) y el holandés Geert Wilders (PVV).

Su ‘Alianza Europea para la Libertad’ está en condiciones de cumplir con estos requisitos mínimos, según los sondeos.

Su lema de campaña para las euroelecciones inminentes es un sintético “Vota patriota”. Le Pen apoya su programa en un fuerte sentimiento anti-Europa, y aspira a “devolver a Francia la soberanía perdida” hace 3 décadas. En sus mítines de campaña hace gala de su animadversión a USA y en especial al tratado de libre comercio que se negocia con Europa.

De acuerdo con una estimación elaborada por el ‘think tank’ Open Europe basado en las encuestas de intención de voto, este nuevo grupo podría obtener 38 escaños en el nuevo Parlamento y le daría acceso a un presupuesto de 4,4 millones de euros al año.

Paradoja: es dinero que procede del presupuesto comunitario. Es decir, dinero europeo para boicotear la UE desde dentro.

Conseguir una estructura de esas características también permite a esos partidos tener una presencia más notoria en las comisiones parlamentarias.

La paradoja es que la ultranacionalista Le Pen se ha rodeado de estrategas especializados en geopolítica internacional y ha encontrado un nuevo enemigo -USA y el Tratado de Libre Comercio que negocian con toda opacidad USA y Europa -y un nuevo aliado: el presidente ruso Vladimir Putin.

Su acercamiento a Putin, compartido con otros partidos de extrema derecha como el austriaco FPÖ, llega después de que Le Pen visitara la Duma hace tres semanas, y se completa con la venta en las mesas de mercadotecnia del FN de una biografía de Putin titulada “Vladímir Bonaparte Putin”, escrita por el filósofo y militante del FN Yannick Jaffré.

El libro acusa a las élites francesas de “vender el país al capital extranjero más peligroso, como el de Catar”, y de plegarse a los intereses estadounidenses, y pone a Putin como ejemplo de Presidente “autoritario y nacionalista, impulsor de una clase media patriota”.

A pocos días de las elecciones, Le Pen sigue encabezando los sondeos codo a codo con Unión por un Movimiento Popular (UMP, centro derecha) y cinco puntos por delante del Partido Socialista.

Mientras tanto, la eurodiputada trata de poner en marcha alianzas antieuropeas de largo aliento.

En una entrevista concedida a la prensa austríaca, con motivo de las elecciones europeas, Marine Le Pen ha relanzado de manera llamativa su apoyo sin falla al presidente ruso, declarando: «Vladimir Putin es un patriota. Es lógico que esté muy apegado a la soberanía de su pueblo. Putin es muy consciente que defendemos valores comunes. Son los valores de la civilización europea».

“Ambos discursos tienen una coincidencia principal: la defensa a ultranza de una perspectiva nacional del Estado, en el caso de Le Pen, del Estado francés y en el de Putin, del Ruso”, explica Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, “ese concepto de patriotismo es lo que los une, la concepción patriótica y patrimonialista del Estado. El Estado pertenece a los rusos y a los franceses, y a sus representantes”.

Él agrega: “La principal, el planteamiento en materia de política económica y social. Le Pen es contraria a un Estado con políticas sociales fuertes, mientras que Putin defiende el fortalecimiento del Estado ruso para garantizar unas condiciones de vida mínimas a la población rusa. La política rusa que ha llevado Putin no es una política ideológica de derechas. Es patriótica. La gran diferencia es el papel social del Estado”.

“Realmente, esta relación no es una cuestión nueva”, apunta Rubén Ruiz, profesor de Relaciones Internacionales en la UNED y autor del libro “Ucrania: crisis, revolución y desintegración” (Editorial Comunicación Social). “La relación de la ultraderecha ultranacionalista europea con el Gobierno de Putin se ha solidificado sobre todo en los últimos cinco o seia años y no es exclusiva del Frente Nacional de Le Pen”.

El Kremlin ha mostrado su simpatía hacia partidos de extrema derecha, como el austriaco FPÖ. Y la extrema derecha de la Liga Norte de Talia, el partido Jobbik en Hungría, y el partido de Josep Anglada, en España, también siente fascinación por la política de Putin. Según revelaciones de Wikileaks, algunos partidos, como el búlgaro Ataka, fueron financiados por Moscú.

www.urgente24.com

Debes estar conectado para publicar un comentario.