El avance de los sectores ultraderechistas, xenófobos y antieuropeos no causó sorpresa pero representó la amarga comprobación de que la crisis es un peligroso camino hacia posiciones extremas que el continente ya vivió.
Nota de Tiempo Argentino
Los partidos euroescépticos y de extrema derecha son los ganadores secretos de las elecciones al Parlamento Europeo. En muchos países lograron grandes avances, y en Francia y Reino Unido fueron incluso la fuerza más votadas. En Alemania, la euroescéptica Alternativa para Alemania (AfD) consiguió siete escaños y el partido neonazi NPD logró un eurodiputado.
Ahora, los más conocidos populistas de extrema derecha, la francesa Marine Le Pen y el holandés Geert Wilders, trabajan para lograr formar un grupo parlamentario propio. Pero es poco probable que se llegue a crear un bloque de extrema derecha unido, ya que los partidos recién llegados son demasiado diferentes.
Pero, ¿de dónde viene ese auge de los partidos de extrema derecha? Para los expertos hay toda una serie de motivos: la frustración de los ciudadanos por la mala situación económica en sus países, el desempleo y la política de austeridad. Y la indignación ante el hecho de que «los de Bruselas» hablen continuamente sobre los mercados y la competitividad, y no de cuestiones sociales.
El éxito de los populistas y los euroescépticos es la expresión de los conflictos no solucionados de la Unión Europea (UE), apunta el politólogo alemán Wolfgang Merkel. Así, se frenaron las críticas sobre las estructuras de la UE, y no hubo una discusión abierta y sincera sobre la inmigración. Además, los gobiernos nacionales a menudo hacen responsable a la UE de las decisiones más impopulares.
Ante este panorama, la extrema derecha y los euroescépticos abogaron durante la campaña contra el euro, la inmigración y la tutela de Bruselas. Y con un éxito considerable.
En Reino Unido está de celebración el populista de derechas Nigel Farage. El Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), con su programa a favor de la salida de la UE, se situó en cabeza con un 27,5 por ciento de los votos. Este resultado supone un giro a la derecha en el panorama político británico.
En Francia, la victoria del Frente Nacional alcanzó dimensiones históricas. Liderado por Marine Le Pen, que desde hace tiempo tiene un discurso más moderado, el partido de extrema derecha logró un 25 por ciento de apoyos, siendo la fuerza más votada, un resultado nunca antes logrado a nivel nacional.
El aliado de Le Pen en Europa, el holandés Geerts Wilders, sufrió un retroceso, aunque su Partido para la Libertad (PVV) no cayó tanto como se esperaba. Así, un Wilders de buen humor tuiteó durante la noche electoral: «Por un gran grupo euroescéptico en el Parlamento Europeo junto a la próxima presidenta de Francia, Marine Le Pen».
Ambos firmaron hace meses un pacto para crear un grupo parlamentario propio en la Eurocámara. Pero para ello necesitan al menos 25 eurodiputados de al menos siete países miembro. El número de escaños no es un problema, ya que los partidos de Le Pen y Wilders lo alcanzan en conjunto. Pero además necesitan contar con apoyos de otros países.
Uno de los posibles socios sería el austriaco FPO–, que logró avanzar hasta hacerse con el 20,5 por ciento de los votos. Pero muchos otros partidos se reservan su opinión respecto a una posible cooperación con Wilders y Le Pen, o se muestran a una considerable distancia de ellos. El británico UKIP no tiene ningún interés en unirse a ambos. Ni tampoco el populista y de derechas Partido Popular Danés, que también fue la fuerza más votada en su país.
Los populistas del Partido Nacional Eslovaco, en los que confiaban Le Pen y Wilders, no lograron entrar el Parlamento Europeo, algo que complica la formación de una fracción ultraderechista.
La francesa y el holandés tienen ahora los ojos puestos en posibles socios procedentes de Italia, Suecia, Finlandia o Bélgica. Pero algunas de esas formaciones aún se muestran dudosas, como los también populistas Demócratas Suecos. Su líder, Jimmi Akkeson, afirmó tras las votaciones que todavía es pronto para pronunciarse. «No trabajaremos con partidos con los que no nos sintamos cómodos», afirmó únicamente.
Los neonazis alemanes del NPD no tienen tantos remilgos. El partido, al que en Alemania se intentó ilegalizar sin éxito en varias ocasiones, tiene en principio interés en unirse al grupo parlamentario, afirmó un portavoz.
Sin embargo, los euroescépticos de Alternativa para Alemania intentan mantener la mayor distancia posible respecto a partidos como el Frente Nacional. Su presidente, Bernd Lucke, aseguró hoy que lamenta el ascenso de la extrema derecha y aseguró es impensable que cooperen con semejantes radicales.
Y es el grupo de partidos llegados a la derecha es muy heterogéneo. Entre ellos hay meros euroescépticos, populistas de derechas moderados, pero también formaciones abiertamente racistas, como Jobbik en Hungría o Amanecer Dorado en Grecia. E igual de amplias son las diferencias en sus contenidos y programas.
Muchos políticos y asociaciones de refugiados e inmigrantes se han mostrado preocupados ante este ascenso de las fuerzas populistas de derecha, y también el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Pero para el politólogo Merkel esos miedos no tienen tanto fundamento. «No creo que que nos enfrentemos a un bloque colectivo de derechas», afirmó.
HOLLANDE
El presidente francés, Francois Hollande, expresó ayer su alarma por la «dolorosa» victoria del ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, en los comicios europeos en Francia y por el gran avance de otras agrupaciones euroescépticas a nivel continental.
En Francia, la victoria del antieuro y antiinmigración FN en los comicios para el Parlamento Europeo de ayer, su primera en una elección a nivel nacional, precipitó la crisis de las principales formaciones políticas del país, el Partido Socialista (PS) de Hollande y la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP).
«La elección europea dejó su verdad, es dolorosa. Sería un error no tomar en cuenta esa verdad», admitió el jefe de Estado francés en un discurso televisivo apenas caída la noche.
Ademas, agregó que «su deber» es «reformar Francia, reorientar a Europa». «
Rubalcaba tiró la toalla en España
El líder de los socialdemócratas españoles, Alfredo Pérez Rubalcaba, tiró la toalla tras la ominosa debacle electoral del PSOE en las elecciones del domingo, y convocó a un congreso extraordinario ante el que presentará su renuncia. La responsabilidad de lo que calificó como un mal resultado electoral «me pertenece», dijo Pérez Rubalcaba, cuyo liderazgo está cuestionado desde las generales de 2011.
En ellas, el PSOE obtuvo el que hasta entonces era el peor resultado de su historia. El domingo, con Elena Valenciano –número dos del partido– como cabeza de lista, el partido perdió más de 2 millones de votos y nueve diputados con respecto a las europeas anteriores.
Temblores en Escandinavia
Los comicios europeos ofrecieron un día histórico a la derecha ultranacionalista y xenófoba en los países escandinavos, otrora cuna de la socialdemocracia, donde partidos de esa tendencia triunfaron en Dinamarca y lograron el tercer lugar en Finlandia y las primeras bancas en Suecia. Los resultados consagraron al Partido Popular Danés como referente indiscutible para el resto.
Si bien nunca había superado el 14%, su influencia local era enorme y desde 1998 logró que la agenda gire en torno a la inmigración, mientras su papel como garante externo de la mayoría del gobierno lo convirtió en el árbitro de la política danesa. Y más ahora, con el 27% del domingo.
Tsipras pide pista en Atenas
A la luz de los resultados de los comicios europeos, en los que relegó al segundo lugar al gobernante Nueva Democracia, el partido progresista griego Syriza pidió el adelanto de las elecciones generales. Tras reunirse con el presidente Karolos Papulias, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, dijo que formalizó el pedido con el objetivo de «restaurar la normalidad democrática».
«Le dije al presidente que el resultado de las elecciones ha abierto un nuevo escenario político», señaló. Tsipras fue categórico al señalar que los resultados muestran que el gobierno no debe tomar decisiones sin su consentimiento, como la designación del gobernador del Banco de Grecia
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