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Los políticos iraquíes divididos entre la solución política o militar frente al avance yihadista

La clase política iraquí se encuentra dividida sobre las causas del avance de los insurgentes en las provincias de mayoría sunnita y sobre la mejor solución para recuperar las zonas que perdieron las fuerzas gubernamentales.

Imagen: EFE

Mientras Estado de Derecho, la alianza gobernante, considera que Irak es víctima de una «ofensiva terrorista», el resto de los bloques opinan que los éxitos de los insurgentes se deben a la desatención del Gobierno a las demandas de las provincias sunnitas.

El Ejecutivo defiende la medida militar como única solución para zanjar la crisis, frente a los otros grupos que piden el uso de la fuerza sólo contra los yihadistas del Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), que lidera a los insurgentes, y recurrir al diálogo con el resto de las facciones.

El primer ministro, el chiita Nuri al Maliki, instó a los clanes tribales a que se desmarquen del terrorismo y se mostró «escandalizado» por que haya algunos que aceptan los asesinatos y el sabotaje de las infraestructuras.

El dirigente de Estado de Derecho Abas al Bayati dijo a la agencia de noticias EFE que su país es blanco de un «ataque perpetrado por el EIIL y otros grupos terroristas para derribar la transición política y establecer un emirato en Siria e Irak».

Después de la invasión de Irak por Estados Unidos en 2003, los ocupantes, en coordinación con la clase política iraquí opositora al fallecido líder Saddam Hussein, establecieron un proceso de transición política en el país del que se sienten excluidos muchos sunnitas.

Sobre esas reivindicaciones de un mayor peso político, Al Bayati consideró que «los que levantan las armas contra el Estado no tienen demandas legítimas».

A principios de la semana pasada, los insurgentes sunnitas se hicieron con el control de Mosul, capital de la provincia norteña de Ninive, antes de extender en los siguientes días su ofensiva hacia las provincias de Salahedin, Kirkuk y Diyala.

El éxito de esta ofensiva de debe también a «las políticas individualistas y poco meditadas» de Al Maliki, según el político Husein Gailán, miembro de la Corriente Al Sadr, dirigida por el poderoso clérigo chiita Muqtada al Sadr y la segunda fuerza más votada en las legislativas de abril pasado.

Gailán defendió una «solución política racional y eficaz» para las reivindicaciones de esas regiones, aunque apuntó que la lucha contra el terrorismo del EIIL es «una cuestión sagrada».

En la misma línea, Balig Abu Kalal, portavoz del bloque Al Muaten (Ciudadano), liderado por el clérigo chiita Amar al Hakim y tercero en las parlamentarias, se inclina por hallar una solución que sea «política y militar al mismo tiempo».

Abu Kalal explicó que es necesario por un lado «dialogar con las partes que no están implicadas en actos de terrorismo y responder a sus reivindicaciones legítimas», y por otro «seguir la vía de seguridad para acabar con el EIIL».

La diputada en el Parlamento saliente, Suhad Abas, miembro de la coalición laica Al Iraqiya, dijo también que «una medida militar no puede tener éxito sin una solución política que satisfaga a todas las partes involucradas, que no están implicadas en el derramamiento de sangre».

En su opinión, la situación actual en Ninive se debe a «una conspiración de partes regionales» y a las repercusiones de la «negligencia» del Gobierno a las demandas de las provincias de mayoría suní.

Por el momento, ante la ausencia de cualquier solución política, el Ejército iraquí se prepara para lanzar una operación de guerrillas para recuperar la provincia de Ninive, apoyado por un gran número de voluntarios que responden a un llamamiento del máximo clérigo chiita iraquí, ayatollah Ali al Sistani.

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