Un enfrentamiento entre el ejército y un cartel ocurrido el lunes dejó un saldo de 22 muertos: 21 hombres y una mujer. Se trata del episodio más violento desde que Enrique Peña Nieto llegó al poder hace 19 meses.
Los hechos tuvieron lugar en el municipio de Tlatlaya, estado de México, cuando personal del Ejército intentó inspeccionar una bodega en la población de Cuadrilla Nueva, donde habían detectado hombres armados.
Entonces se presentó el intenso tiroteo en el que murieron 22 personas: 21 hombres y una mujer, todos considerados por las autoridades como «presuntos agresores».
Por otro lado, sólo se reportó como herido a un soldado y se liberó a tres mujeres que dijeron estar allí como secuestradas.
Además de la magnitud del enfrentamiento, otros dos detalles llaman la atención: que ocurriera en el estado de México, a menos de cuatro horas por carretera de la capital de país. Y que los muertos sean -al decir de las autoridades- integrantes de un grupo criminal poco conocido fuera de México, pero al parecer intensamente violento: los Guerreros Unidos.
Expertos y periodistas por igual coinciden en que el cartel de los Guerreros Unidos surgió en 2009, con la muerte de Arturo Beltrán Leyva, conocido como «El Jefe de Jefes».
«Es una de las varias células que se separaron de la organización de los Beltrán Leyva tras la muerte Arturo Beltrán en diciembre de 2009» confirmó a BBC Mundo Roberto Arnaud, consultor en seguridad nacional, análisis estratégico y crimen organizado.
Recientemente, los Guerreros Unidos se han convertido en objetivos prioritarios del gobierno federal «y los gobiernos de los estados en los que operan porque utilizan el secuestro como una de sus principales fuentes de recursos. Por tanto se les considera responsables de la alta incidencia de estos delitos en el centro del país».
Del seguimiento y la presión de las autoridades mexicanas sobre los Guerreros Unidos dan cuenta no sólo el enfrentamiento de este lunes, sino la detención de su fundador y principal líder, Mario Casarrubias Salgado, capturado el pasado 30 de abril en la ciudad de Toluca, estado de México.
Aunque la influencia de Los Guerreros Unidos en el tráfico de drogas es marginal, al momento de la captura de Mario Casarrubias se destacó que, por haber vivido en Chicago, Estados Unidos, conocía rutas seguras para llevar cocaína a esa ciudad, donde era uno de los principales distribuidores.
Sin embargo, tanto la captura del capo como el enfrentamiento de esta semana hacen que Arnaud considere al grupo bastante debilitado.
«La muerte de 22 de sus sicarios puede ser un golpe sensible porque no se considera que Guerreros Unidos sea una banda numerosa; sin embargo, el incidente es muestra del perfil agresivo de esta agrupación», concluye.
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