Ayer 400 empleados quedaron en la calle tras el cierre de una empresa gráfica. En lo que va del año se perdieron miles de puesto de trabajo y la crisis podría profundizarse en los próximos meses
Las falacias del relato kirchnerista continúan quedando al desnudo. Mientras los más acérrimos defensores del Gobierno intentan tapar el sol con las manos, miles de trabajadores argentinos ven con preocupación cómo decenas de empresas nacionales y multinacionales avanzan con planes masivos de despidos y suspensiones. La inflación, la recesión y la presión fiscal más alta de la historia conforman un combo que pone en crisis el mercado del trabajo.
“Lamentamos profundamente tener que comunicarle que, afrontados a una crisis insuperable y habiendo considerado todas las alternativas viables, estamos cerrando nuestras operaciones en Argentina y solicitando la quiebra de la empresa, luego de 22 años de actividad en el país”, fue el triste letrero con que se encontraron los 400 trabajadores de la imprenta RR Donnelley durante la mañana de ayer. La multinacional, de origen norteamericano, cerró así sus puertas en la localidad de Garín, en el partido bonaerense de Escobar; y dejó a sus trabajadores en la calle.
El conflicto generó serias repercusiones políticas y pocas horas después de los despidos, el Gobierno bonaerense ordenó la conciliación obligatoria entre las partes, a través del Ministerio de Trabajo provincial.
La empresa se suma a una ya larga lista de organizaciones que, atrapadas en la crisis nacional, se han visto obligadas a reducir su personal y abaratar costos. Situación que también alcanzó a La Plata y la región: “aquí ya se está empezando a sentir la caída del empleo; hay empresas que están cesanteando personal, otras que están acortando la cantidad de horas de trabajo y algunas que hasta están sacrificando su utilidad para no despedir gente”, explicó a Hoy el presidente de la Federación Empresaria de La Plata (FELP), Marcelo Babenco.
El titular de la FELP indicó que en relevamientos realizados por la organización días atrás, se descubrió que las ventas disminuyeron entre un 20 y un 30 por ciento respecto de 2013. En ese marco, “el Gobierno no aporta nada, pide que únicamente los privados enfrenten el sacrificio y atosiga con una presión fiscal altísima”, disparó Babenco sobre la cada vez más difícil situación que viven empresarios y comerciantes platenses.
La crisis económica comienza a sentirse con fuerza e incluso las manipuladas estadísticas oficiales muestran una retracción del empleo: según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), entre abril y junio de este año, menos de un tercio de las empresas se presentó en el mercado con la intención de incorporar personal, lo que representa un brusco freno a la generación de nuevas fuentes de trabajo. Todo ello en un contexto en el que decenas de empresas ya toman medidas para reducir sus costos operativos y de funcionamiento.
Pese a los intentos de minimizar la preocupante crisis, la cotidianidad a la que se enfrentan cientos de compañías argentinas da muestras una vez más de las falacias del Gobierno conducido por Cristina Fernández de Kirchner.
La realidad es que, en la mal llamada década ganada, la generación de trabajo genuino prácticamente brilló por su ausencia. Solamente aumentó, de forma alarmante, la generación de empleo público, siendo el Estado el conchabo donde terminaron acomodando a miles de ñoquis del poder político.
Algunos números hablan por sí solos: entre 2007 y 2013, la Nación incorporó 80.994 empleados y los gastos en personal aumentaron un 452%. En función del tiempo transcurrido, este incremento equivale a decir que se sumaron a la administración pública 11.570 personas por año; o sea unas 31 por día, incluyendo fines de semana y feriados.
Todo este enorme aparato se sostuvo mediante impuestos asfixiantes que pusieron en jaque al sector productivo, que actualmente se encuentra con la soga al cuello. La fiesta kirchnerista llegó a su fin y ahora quieren que el conjunto de la ciudadanía termine pagando los platos rotos.
El problema en números
La crisis y la retracción de la actividad económica ha alcanzado tales niveles que ya ni siquiera las adulteradas cifras oficiales pueden esconder la preocupante realidad que se vive en Argentina. Según los últimos datos publicados por el INDEC, la tasa de desempleo sigue en aumento y se ubicó en el 7,1%, frente al 6,4% registrado en diciembre del último año. Estudios privados, en tanto, duplican ese indicador, a lo que habría que agregar a las miles de familias que sobreviven con subsidios y planes sociales, condenadas a seguir siendo pobres.
La Argentina cuenta con una población económicamente activa de 19 millones de individuos, y muchos deben afrontar una situación cada vez más apremiante. Especialmente los jóvenes: hay más de un millón de chicos de entre 17 y 25 años que no estudian ni trabajan.
Un informe publicado recientemente por el Ministerio de Trabajo de la Nación reconoció una caída del empleo del 0,3 por ciento, entre abril y junio de este año, en relación al mismo período de 2013. Mientras tanto, el número de trabajadores suspendidos es el más alto desde la grave crisis de 2009: la tasa de suspensiones relevada por la cartera se ubicó en 5,8 por cada mil trabajadores, frente al 3,7 registrado un año atrás. Al igual que lo ocurrido con el INDEC, los estudios privados muestran indicadores mucho más altos.
www.diariohoy.net