Fuerzas policiales desalojaron durante la madrugada las calles de la ciudad, tras la entrada en vigor del toque de queda impuesto por el Gobierno.
El desalojo llegó pocas horas después de que el presidente, Barack Obama, advirtiera por primera vez que no había excusa para ese tipo de violencia, que era «contraproducente» y que no se trataba de «una protesta ni una manifestación».
«Si algunos individuos toman barras y comienzan a golpear para abrir puertas y saquear, no protestan. No hacen ninguna declaración. Están robando», había afirmado Obama en una conferencia de prensa conjunta al primer ministro japonés, Shinzo Abe.
Los agentes tuvieron que recurrir a bombas de humo y balas de goma para disolver a los centenares de manifestantes que quedaban en la vía pública, informó la agencia de noticias Europa Press.
Aunque algunos de los manifestantes lanzaron piedras y botellas a los agentes desplegados, tras unos minutos comenzaron a desalojar las calles.
Esos breves enfrentamientos se saldaron con diez detenidos, según confirmó el portavoz de la Policía de Baltimore Anthony Batts, tal y como informó la cadena estadounidense CNN.
El masivo despliegue de efectivos de seguridad en la ciudad que vaticinaba el gobernador de Maryland, Larry Hogan, se confirmó con la presencia de 2.000 soldados de la Guardia Nacional y 1.000 policías.
De esta forma se lograron calmar las violentas protestas que comenzaron el lunes tras el funeral por Freddie Gray, un joven afroamericano que murió en una comisaría mientras estaba bajo custodia policial
El 12 de abril pasado Gray fue detenido por dos agentes de la Policía de Baltimore, luego de cruzar miradas con uno de ellos y comenzar a correr.
Según el relato oficial de la Policía, los dos agentes le encontraron una navaja, algo ilegal en el estado de Maryland, y por eso lo arrestaron. En el proceso, Gray resultó herido en la columna y pese a que lo pidió varias veces, los policías nunca lo llevaron ante un médico y sólo lo hicieron revisar por un paramédico.
Sin asistencia médica, el joven falleció una semana después, aún bajo custodia policial. El funeral por Gray derivó en graves disturbios en Baltimore, con decenas de vehículos incendiados e incluso edificios enteros en llamas.
«Esta fuerza combinada -con agentes llegados de otros estados vecinos- no tolerará la violencia o los saqueos, que llevaron a la destrucción de la propiedad y pusieron en riesgo a ciudadanos inocentes», advirtió el gobernador horas antes de que el reloj marcase las 22 y se hiciese efectivo el toque de queda, previsto para toda esta semana.
En medio de un estallido social en Baltimore, anoche se supo que otro joven negro murió baleado por un policía blanco en la ciudad de Detroit.
El jefe de la policía de Detroit, James Craig, confirmó que Terrance Kellom, de 20 años, murió luego de ser baleado por un oficial de la fuerza y aseguró que el joven, sospechoso de un asalto, no portaba armas de fuego sino un martillo.
«Mi hijo murió con los puños cerrados. No tenía un martillo … Ellos asesinaron a mi hijo en mi cara», aseguró el padre de Terrance, Kevin Kellom, citado por medios locales.
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