A pesar de algunas críticas de funcionarios en campaña, el Gobierno nacional ignoró el paro nacional del martes (9/6) que tuvo un altísimo acatamiento en las principales ciudades del país. La prensa kirchnerista aprovechó dichos desafortunados de Luis Barrionuevo para no hablar de la medida de fuerza. Ante este panorama, en el sindicalismo no oficialista es evidente que debe adoptar nuevas medidas para forzar al kirchnerismo a discutir sus reclamos, pero la cuestión es la metodología y los tiempos. Ayer, el más decidido a otro paro con movilizaciones fue el titular de la CTA, Pablo Micheli. Hugo Moyano, habló de «seguir aplicando las medidas que históricamente preservaron las reivindicaciones de los trabajadores». Lo cierto es que el Gobierno nacional mantiene su indiferencia y el gremialismo debate la conveniencia de su plan de lucha en el corto plazo y en época electoral.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- La conclusión para los sindicatos opositores es que el Gobierno nacional seguirá ignorando las medidas de fuerza como el paro de 24 horas del martes (9/6). Entonces, o redobla las medidas de fuerza o espera para repetir la misma modalidad. Allí no hay unanimidad entre los protagonistas de la huelga del lunes.
Mientras tanto, la prensa K intentó desviar la atención del paro con la desafortunada frase de Luis Barrionuevo sobre el diálogo con la dictadura militar, para ‘tapar’ la contundente huelga en todo el país. Desde el Gobierno nacional llovieron descalificaciones. El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, acusó a los dirigentes de haber «decretado la prisión domiciliaria de millones de argentinos».
Consideró además que los sindicalistas son «parte del problema, no de la solución» y advirtió que quienes convocaron al paro son «los que más han hecho en contra de los laburantes».
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, fue más moderado. Reiteró que el paro fue «político», advirtió que el Gobierno nunca cortó el diálogo con los sindicatos y minimizó el impacto de la medida: «No aporta nada».
El ministro de Economía, Axel Kicillof. En declaraciones a Radio América, consideró que si hubiera funcionado el transporte público, «la gente hubiera ido a trabajar» y lo relacionó con el período electoral.
Ayer (9/6) en la sede de la CGT antes de la conferencia de prensa de los líderes sindicales, todos coincidían en que si no hay respuesta a los reclamos se repetirá la huelga, pero sin definir la nueva modalidad.
Moyano, Micheli y Barrionuevo coincidieron en que volverán a unirse para un paro si el Gobierno no reacciona. Moyano habló de «seguir aplicando las medidas que históricamente preservaron las reivindicaciones de los trabajadores». Micheli agregó que en su horizonte hay «más paro», y «más movilizaciones».
Además de Micheli, Barrionuevo y Omar Maturano (La Fraternidad) coinciden en que los paros de 24 horas no tienen efecto en el Gobierno nacional. La idea sería un paro de 36 horas con movilizaciones. Pero Hugo Moyano no está tan seguro, teme que el Gobierno se victimice y lo acuse de golpista.
Por lo pronto, el camionero piensa en armar un plenario de regionales cegetistas para dentro de 15 días. Pero antes tiene que poner su atención en su paritaria donde pude aumento del 35%.
Otra cuestión es que las nuevas medidas de fuerza recién se harán después de las PASO del domingo 9 de agosto, con el previsible impacto político en los gremialistas.
En tanto, se van apreciando las consecuencias del paro en la actividad económica. El comercio perdió ventas por $1.680 millones por la huelga y las ventas minoristas sufrieron una caída del 60%, pese a que más del 80% de los negocios abrieron sus puertas, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
«Los comercios que abrieron informaron caídas promedio del 55% en las ventas del día, básicamente porque se están manejando con los clientes de cercanía, y muy bajos volúmenes de ventas. Por ese efecto se perderían ventas por $1.346 millones durante el día», señalo la CAME en el comunicado.
El trabajo señala que en Mendoza y Córdoba abrió el 90% de los comercios abrió sus puertas y estimó que las ventas caerían entre 70 y 90 por ciento durante el día por la falta de clientes.
El informe agrega que en San Luis, Rosario y Resistencia «el bajón en las ventas fue muy fuerte»y por la poca gente en las calles y los muy bajos volúmenes de ventas.
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