Entre los muchos problemas que a primera vista muestra el comienzo de Signos, tal vez el más visible (y a la vez más preocupante) sea un conflicto de identidad. La memoria del público adicto a las grandes series de los últimos años hizo una masiva advertencia al respecto desde las redes sociales no bien el programa arrancó anoche su rodaje. Lo que se objeta es el uso explícito en la trama de referencias visibles a títulos influyentes de la creatividad televisiva mas reciente: Breaking Bad,True Detective, Fargo, The Killing y siguen las firmas. Con Dexter (la historia de otro asesino serial) a la cabeza.
Los problemas empiezan cuando se somete ese acervo a las marcas que más identifican al universo Pol-ka: el costumbrismo, ciertos estereotipos sobre conductas humanas (personales y familiares) disfuncionales, los conflictos invariablemente resueltos a los gritos. Allí no hay lugar para las complejidades, todo se resuelve de manera rápida y superficial.
Cuando la trama de Signos enfrenta su natural pertenencia al mundo Pol-ka con un estilo visual propio de otro universo quedan en evidencia todas las tensiones. De un lado, el envase. Del otro, el contenido. Tal vez por eso el personaje de Claudia Fontán (brillante actriz) aparece en la trama como una policía de gran perspicacia que, sin embargo, se muestra totalmente incapaz de resolver desde el vamos un dilema presentado de la manera más elemental: que el asesino y ella viven bajo el mismo techo.
Fuente: La Nación