Legislatura Hoy

Leyes y políticas

El mejor arranque de la historia de la NBA: cómo hizo Golden State para alcanzarlo

El campeón le ganó a Denver y llegó a 15 triunfos en fila desde el comienzo; sólo otros dos equipos lo lograron (Washington en 1948 y Houston en 1993); este martes, de local y contra los Lakers, podría lograr el registro en exclusvidad.

Golden State despliega un estilo abierto, agresivo, entretenido. Si juegan los Warriors es tiempo de espectáculo. Aunque suene una herejía compararlo con el Showtime de los Lakers en los 80, estos chicos están haciendo historia a su manera. Anoche le ganaron a Denver Nuggets 118-105 y llegaron a la decimoquinta victoria consecutiva para igualar el mejor arranque de la historia de la NBA . Un registro sólo fue alcanzado por Washington Capitols en la temporada 1948/49 y por Houston Rockets en 1993/94.

Y en las condiciones en las que está jugando, es muy posible que el récord le quede en exclusividad, ya que este martes jugará su 16° partido de la temporada en Oakland ante Los Ángeles Lakers de Kobe Bryant, que apenas han podido ganar dos encuentros de 12.

Cómo llegó Golden State a la cima

Los bautizaron los Splash Brothers. Stephen Curry (27 años) y Klay Thompson (25) son jóvenes, atrevidos y goleadores. Todo lo que el espectáculo de la NBA puede necesitar. Pero de ahí a ganar un anillo. esa era otra historia. Hace un año y medio, pronosticar que Golden State sería el mejor equipo hubiera sido un riesgo enorme. Una franquicia que quiera conquistar el título tiene que cumplir con muchas más condiciones. Pero lo hicieron. Y hoy no se quedan sólo con eso, sino que están listos para hacer historia en grande. Los 15 triunfos en fila desde el comienzo, igualando la mejor marca de todos los tiempos en la competencia, habla de una formación decidida, sólida y convincente.

La constancia y precisión de Curry hace que cualquier otro tirador del mundo se vea como vulgar. Su 44% de aciertos en tiros de tres puntos es ridículo para un jugador que acierta una media de cinco triples por encuentro. Está promediando 33,6 puntos por partido. No se veía algo semejante desde que Kobe Bryant promedió 35,7 tantos por juego en la temporada 2005/06. Kobe acertaba el 45% de sus tiros, Curry convierte el 52%.

Son demasiadas las cosas que impulsan a los Warriors, pero ninguna puede ponerse por encima del estado de ánimo de este grupo de jugadores. El balance lo ponen Harrison Barnes y Draymond Green. Ambos pueden jugar como aleros o como ala pivotes. Barnes es menos llamativo, pero muy aplicado. Green es un derroche de energía y positivismo para el equipo. Son la fibra que sostiene esta armazón que diseñó Steve Kerr, novato entrenador que sorprendió a todos llegando al título con un juego alegre y super ofensivo (en la actualidad Kerr está ausente por una operación en la cadera, y Luke Walton ocupa su lugar).

Golden State es un equipo al que le sobran los puntos. Todos pueden anotar. Todos pueden hacerlo en velocidad. Entonces, cambiar ataque por ataque. Acortar los tiempos de las posesiones y aumentar la cantidad de tiros lanzados por encuentro es una consigna que, al final de los 48 minutos, casi siempre termina favoreciéndolos.

Alguna vez se pensó que ningún equipo podía ser campeón sin un pivote dominante. Chicago Bulls, con Jordan y Pippen, se encargó de desmentirlo en los 90. Golden State tampoco necesita un pivote de 20 puntos y 15 rebotes por partido para imponerse. El dueño del puesto es el australiano Andrew Bogut, un centro lo suficientemente bueno. Es aceptable como defensor, aunque podría ser mejor; es bastante bueno en ofensiva, aunque resignó mucho en ese aspecto en los últimos años. Al final de cada partido, sus números no ofrecen nada para distinguirlo. Sin embargo, nadie puede decir que por ese sector se produjeron fallas que llevaran al equipo a la derrota.

Cuando él descansa, pueden entrar para reemplazarlo Marrese Speights o el nigeriano Festus Ezeli. Dos pivotes rústicos, rocosos y tan intimidantes como la situación lo requiera. Se conforman con los mintuos que les ofrecen y, con poquito, terminan haciendo que no se vislumbren grietas en la zona pintada.

El único que le da algo de descanso a los Splash Brothers es el brasileño Leandrinho Barbosa. No es muy influyente en el equipo, pero cumple con la premisa del vértigo y la velocidad que la filosofía de los Warriors exige por estos días.

El elemento faltante en este recorrido es «el rescatista». Andre Iguodala, un jugador con condiciones para superestrella que se alineó a la nueva corriente, la cultura Manu Ginóbili. Una figura que acepta ser suplente para generar nuevos impulsos desde el banco de suplentes. Que no resigna minutos por eso, aunque sí observó como sus estadísticas bajaron considerablemente. En Philadelphia, como jugador franquicia llegó a promediar casi 20 puntos por partido, ahora se conforma con 7,8. Cuando metía 20, nunca pudo ser campeón. Ahora fue elegido el MVP de la última final de la NBA ante Cleveland. Y no se lo ve para nada descontento con lo que hace.

El jueves pasado, en Los Ángeles y ante los Clippers, estuvieron a punto de dejar escapar esta racha magnífica. Llegaron a tener una desventaja de 23 puntos en un partido en que habían perdido 19 pelotas (una enormidad). Pero ni en los peores momentos del partido lucieron derrotados. Se recuperaron y terminaron ganando por 7 (124-117). Estaban convencidos de que iban a lograrlo y así lo hicieron.

Si ellos lo tienen en mente, cualquier cosa es posible.

El primer récord, de Washington Capitols

Bones McKinney, ala-pivot de Washington Capitols.  Foto: historiasdebasketusa

En 1948, se disputaba la Basketball Association of America (BAA), una competencia en la que participaban 16 equipos y que duró sólo entre 1946 y 1949. Allí, los Washington Capitols forjaron el mejor arranque en la historia y aún nadie ha podido superarlo. Permanecieron invictos desde el primero de noviembre al 16 de diciembre, fecha en la que cayeron ante los Indianapolis Jets (94-78). Luego, perdieron las finales ante Minneapolis Lakers por 4-2.

Houston Rockets también llegó a 15

Hakeem Olajuwon, la gran figura de Houston en el equipo que logró el récord en 1993.  Foto: Archivo

La temporada 1993/94 fue histórica para Houston Rockets. Además de conseguir el primer anillo de la franquicia, tuvieron un comienzo fenomenal y acumularon 15 partidos ganados en fila. Todo terminó cuando visitaron a Atlanta Hawks y cayeron por 133-111. Luego, ganaron la Conferencia Oeste y vencieron a New York Knicks en las Finales para quedarse con el título de la NBA.

jpb/jt.

Fuente: Cancha Llena

Debes estar conectado para publicar un comentario.