El Sumo Pontífice inauguró este martes un año santo, o jubileo, dedicado a mostrar el lado conciliador de la Iglesia, en medio de unas medidas de seguridad sin precedentes que pretendían evitar un ataque en el Vaticano similar al de París
El Santo Padre ofició una misa especial en una plaza de San Pedro empapada por la lluvia. La ceremonia abre formalmente su «revolución de la ternura». Tras la misa se abrirían las grandes puertas de bronce de la basílica, a través de las que pasarán más de 10 millones de peregrinos a lo largo del año.
Unos 5.000 policías, carabinieri y soldados adicionales se desplegaron por Roma y se estableció una zona de exclusión aérea para proteger a los peregrinos que llegaban a Roma a pie, por carretera, tren o avión.
Francisco lanzó el jubileo de 12 meses para destacar lo que se ha convertido en un tema clave de su papado: mostrar el lado misericordioso y acogedor de una Iglesia Católica, a la que a menudo se conoce más por sus juicios y valoraciones sobre moral.
Tras la misa, y en presencia del papa emérito Benedicto XVI, Francisco empujó las puertas de la basílica y las atravesó para simbolizar el peregrinaje de la vida y los sacrificios que, según la tradición católica, deben soportarse para obtener la gracia divina.
Por la noche, el Vaticano se centrará en otra de las preocupaciones de Francisco: la protección del medio ambiente. Una coalición de grupos humanitarios ha preparado la proyección de imágenes de naturaleza tomadas por conocidos fotógrafos y cineastas, que se mostrarán sobre la fachada de la basílica.
Fuente: Diario Hoy