Si bien en los discursos sugieren la posibilidad de alguna negociación que permita destrabar finalmente el tema, hablan del tema en pasado, y le cargan al PJ-FpV las responsabilidades. Dicen que insistirán, pero ya hablando de 2019.
Por más previsible que fuera para muchos oficialistas, no dejó de caer muy mal el freno que le pusieron los senadores a la reforma electoral. Simplemente porque hasta último momento pensaron en que el papel de los senadores sería mucho más determinante, y lo que seguro no imaginaron fue que pasara -como evidentemente pasó- que los mandatarios hicieran en privado lo contrario a lo que habían sostenido en público, o que al menos le habían expresado a los funcionarios.
Hoy dan por caída la reforma, al menos para la próxima elección, y lo demuestran hablando en pasado, sobre lo que querían y no pudo hacerse. Y cuando hablan de insistir con la reforma, hablan a futuro, camino a 2019.
Los dirigentes clave para llevar adelante la reforma electoral fueron el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el secretario de Asuntos Políticos e Institucionales de esa cartera, Adrián Pérez, quienes se pronunciaron de manera crítica sobre el traspié.
El primero les pidió a los legisladores que “digan abiertamente” que están en contra de la reforma electoral, y aclaró que no es el Gobierno el que pierde, sino “la sociedad la que se pierde de votar de una forma más transparente”.
En declaraciones periodísticas, Frigerio afirmó que no es todo el peronismo el que se niega a “incorporar mayor transparencia y confiabilidad al sistema” y reiteró que “hace cien años que votamos de la misma manera”, por lo que consideró necesario aplicar un cambio.
Adrián Pérez, por su parte, atribuyó al deseo de “mantener el poder feudal en algunas provincias” la actitud demostrada por los gobernadores que se reunieron con los senadores peronistas, encuentro del que surgió el comunicado que rechazó la reforma. Pérez aclaró que “vamos a seguir trabajando para que haya reforma electoral, porque sabemos que es una demanda ciudadana, pero hoy nos encontramos una negativa del PJ en el Senado”.
“La excusa es lo tecnológico”, señaló Pérez a Clarín, pero el funcionario aclaró que lo que el Gobierno pretende es “terminar con los acoples, las candidaturas múltiples, pasamos el escrutinio provisorio a la Justicia electoral, propusimos un doble conteo manual y electrónico para que nos dé más seguridad”. Así las cosas, atribuyó la negativa a “un debate político” del que surge la dicotomía: más transparencia o “un sistema viejo como el que tenemos”. Claramente sostuvo que los peronistas “prefirieron el sistema viejo”.
P´rez recordó que en Diputados el proyecto salió “con una mayoría amplísima” y que la oposición fue solo del Frente para la Victoria. Ahora en el Senado se plantó el mismo bloque, solo que allí tienen mayoría.
“Ganó la posición que no quiere la reforma”, resumió, advirtiendo que “vamos a seguir bregando para que haya una reforma política”.
A su vez, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, señaló que “nosotros hicimos un esfuerzo y lo vamos a seguir haciendo para que los argentinos tengan un sistema electoral más transparente”, y atribuyó el resultado que se ha dado en el Senado a que “el FpV tiene más de 40 y nosotros somos 15, de modo tal que de nuestro lado hacemos lo que podemos para acordar, pero si ellos dicen que no van a tratarlo, por el momento se cae y los argentinos tienen que seguir esperando”.
Por su parte, el titular de la Cámara baja, Emilio Monzó, señaló que no lo sorprendió la actitud adoptada en el Senado, por cuanto “siempre dije que es una ley mucho más complicada que cualquier otra ley, porque en este caso estamos modificando algo que afecta al representante y no al representado. Entonces, la reacción tiene alguna lógica, porque es cambiar la regla de juego de otra gente que con otra regla de juego perdura en el poder hace muchos años”.
“No me asombra, y creo que necesita más tiempo de concientización”, admitió, aunque auguró que “el año que en el transcurso del año que viene y el otro vamos a tener esta ley vigente, que el próximo presidente de la Nación va a ser elegido con boleta electrónica, porque los cambios tecnológicos, en todo sentido, provocan resistencia. Hasta el Huber provocó resistencia. Pero se impone per se, por la eficiencia por la eficacia que genera este tipo de alternativas. Así que hay que tener paciencia, no hay que ponerlo como una cosa drástica, de un revés hacia el gobierno nacional. No, son reglas de juego, algunos quieren perdurar con las reglas de juego que les han dado éxito”, señaló por radio Mitre.
En declaraciones a Infobae, insistió en que “queremos un sistema que evite el robo de boletas, el fraude y las picardías en los escrutinios provisorios. Que todos los votos se cuenten tal como son”. De todos modos se mostró abierto a que la negociación permita encontrar una solución. “Nos quedan unos días hasta el fin de las sesiones ordinarias y vamos a tener extraordinarias después”, y deslizó que “siempre creo que es posible alcanzar acuerdos. Si no lo logramos hoy, lo lograremos mañana”.
También se expresaron legisladores oficialistas sobre el tema, como Eduardo Amadeo, que cargó sin ambages contra “una banda de retrógrados que quieren que se siga votando con el apriete y la violencia de los punteros”.
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