Los jubilados comenzaron a cobrar el aumento del 17,3%, que eleva la jubilación mínima a $1.227 e implica volcar a la economía $1.600 millones adicionales por mes y $17.000 millones en todo el año. Se suma el pago del título público Bonar V, que demandará unos $6.200 millones más. Sólo en marzo se inyectarán $7.800 millones.
Marzo apunta a ser un mes caliente para la economía: el Gobierno estimulará el nivel de actividad con la inyección de $ 7.800 millones adicionales que, según los analistas, podría terminar incentivando (además del consumo) los precios y el dólar.
Desde la semana pasada los jubilados comenzaron a cobrar el aumento del 17,3% que anunció el Gobierno en enero y que eleva la jubilación mínima a $ 1.227. Implica volcar a la economía $ 1.600 millones adicionales por mes, y alrededor de $ 17.000 millones al año.
A esta cifra se le debe sumar el pago del título público Bonar V, que se produce el último día de marzo. Son poco más de $ 6.200 millones (u$s 1.550 millones) y se trata de uno de los tres vencimientos de deuda más importantes del año, dado que se paga todo el capital ese día.
En total (sumando los fondos que se volcarán a la calle por el aumento a los jubilados y por el pago del bono) se inyectarán a la actividad poco más de $ 7.800 millones. Este estímulo tendrá efectos en el crecimiento de la economía, pero también en los precios. Porque entre otros aspectos implica mejorar el salario de bolsillo de un sector de la población (los jubilados) que destina la mayor parte de su ingreso al consumo, en particular a alimentos que integran la canasta básica. De hecho, los analistas privados ya estiman que la inflación de marzo se ubicará en torno al 2% por los incrementos en comestibles, útiles escolares y otros servicios, como las tarifas del turismo.
“Este aumento (a los jubilados) implica mensualmente $ 1.600 millones y adiciona 0,4 puntos porcentuales al gasto. El anuncio del Gobierno marca el puntapié inicial de una política fiscal que volverá a ser fuertemente expansiva, al menos hasta las elecciones, y que asegura un impulso adicional al consumo en un contexto donde las tasas de interés que remuneran el ahorro se ubican en niveles reales negativos”, advirtió el Estudio Bein en su último informe mensual.
En tanto, el último día de hábil de este mes el Gobierno debe hacer frente al pago de todo el capital y el último cupón del Bonar V. Son u$s 1.550 millones que serán aplicados a la economía, pero que tendrán como destinatarios a un público muy diferente al de los jubilados: inversores, en su gran mayoría. Junto con el pago del Boden 2012 en agosto y del cupón atado al PBI en diciembre, es uno de los tres mayores vencimientos de deuda del año.
Se descuenta que el Gobierno tendrá los dólares para realizar el desembolso. Pero para ellos deberá adquirirlos del BCRA (incrementando la demanda por la divisa) o liquidar alguna tenencia en cuentas públicas. Pero la incógnita es qué harán los inversores con los fondos que llegará a sus manos. Sobre todo en un contexto en el cual el dólar paralelo (también llamado blue en la jerga financiera) escaló posiciones y se ubica en torno a $ 4,14; mientras que el oficial está en $ 4,06.
Aunque el BCRA tiene el poder de fuego adecuado para acomodar el dólar según sus deseos, en el Gobierno siguen de cerca la evolución de la divisa estadounidense. Saben que es un clásico en la Argentina la fuga de capitales durante los meses previos a una elección. Y más si es presidencial.
En la Argentina hay un axioma de política económica casi indiscutible: se pueden ganar elecciones con desempleo creciente, déficit fiscal y hasta nulo crecimiento. El ejemplo más elocuente es Carlos Menem en 1995. Pero no hay chance alguna con un dólar en franco ascenso.
En este contexto, el Gobierno deberá discurrir entre un “dólar electoral” cuasifijo y las presiones para un ajuste nominal que morigere la pérdida de competitividad derivada de la inflación.
Fuente: Cronista.com