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Leyes y políticas

Piden que los legisladores de la Ciudad no puedan leer discursos durante las sesiones

Se trata de una iniciativa del libertario Jorge Reta, quien impulsó en la Legislatura porteña un proyecto para modificar el Reglamento Interno de esa Casa. “Lo que se busca es promover un intercambio parlamentario más sólido, transparente y genuino”, aseveró.

El diputado libertario Jorge Reta presentó en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires un proyecto de ley que busca modificar el Reglamento Interno de esa Casa para prohibir que los legisladores puedan leer sus discursos a lo largo de las sesiones ordinarias, especiales y extraordinarias.

La iniciativa en cuestión plantea incorporar el articulo 224 a dicha normativa, a fin de que los diputados no puedan “leer sus alocuciones durante las sesiones ordinarias, especiales o extraordinarias en el recinto. Las intervenciones deberán realizarse da manera oral, espontánea y directa, pudiendo contar con esquemas, índices o apuntes de apoyo, sin que ello implique la lectura completa o parcial de textos previamente redactados”.

En los fundamentos del texto, Reta explicó que “el Reglamento no contempla ninguna disposición que limite o condicione las alocuciones del cuerpo legislativo, lo cual ha llevado a que muchas intervenciones en el recinto se reduzcan a la lectura ininterrumpida de textos ya escritos, generando presentaciones artificiales, poco dinámicas y desconectadas del intercambio real que debe caracterizarnos”.

“Esta iniciativa busca promover un intercambio parlamentario más sólido, transparente y genuino y para ello, se propone introducir una disposición específica en el Reglamento Interno que impida expresamente la lectura íntegra de textos previamente redactados durante las intervenciones de los diputados”, continuó e insistió en que “la intervención oral en el ámbito legislativo representa un pilar fundamental de la vida democrática, ésta debe ser clara, pensada críticamente, sustentada en el dominio del asunto tratado y abierta al intercambio con las demás voces del recinto. Cuando se habilita la lectura total de exposiciones previamente escritas, se pierde la esencia del debate parlamentario, reduciéndolo a una secuencia de discursos cerrados y previamente elaborados”.

Sobre esa misma línea, el libertario manifestó que este proyecto “encuentra respaldo e inspiración en el pensamiento institucional de Juan Bautista Alberdi, quien comprendía la esencia deliberativa del sistema representativo. La deliberación activa, oral y espontánea debe ser el corazón del proceso legislativo, tal como lo imaginaban los constituyentes de 1853” y destacó que “el uso de discursos previamente escritos no sólo limita la calidad del debate, sino que empobrece la dinámica institucional y debilita el vínculo entre representantes y representados”.

“Este proyecto no busca limitar la libertad de expresión, sino revalorizar el rol de la oralidad y el intercambio parlamentario genuino. La prohibición de la lectura no impide que los legisladores se apoyen en esquemas, notas o referencias; simplemente apunta a evitar la reproducción mecánica de textos, alejados del contexto real del debate”, sentenció Reta.

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