Uno de los negocios más rentables del sistema financiero es el financiamiento al consumo, ya sea a través de tarjetas de crédito o en préstamos personales, porque son a corto plazo y con una elevada tasa de interés.
Al momento de analizar el comportamiento de las tasas de interés que gravan dichas
operaciones con destino al consumo, surge que dichos valores resultan sustantivamente altos.
La información proveniente del Banco Central (BCRA) por línea de crédito (dicho sea de paso con 60 día de atraso) no considera otros gastos adicionales, que incrementan la tasa de interés final que paga el consumidor y que eleva el Costo Financiero total de la operación. Para el mes de enero de 2011, las tasas de interés correspondientes a tarjetas de crédito y personales se ubicaron en 30,8% y 29% anual respectivamente. En este marco la pregunta es ¿cómo determinan los bancos la tasa de interés?
En líneas generales, se debe considerar para determinar los costos asociados que los bancos aplican a estas líneas crediticias los siguientes conceptos:
a) La tasa de captación.
b) La morosidad.
c) El riesgo de mercado.
d) Los costos de estructura proporcionales.
d) Los beneficios esperados.
Tratemos de analizar por separado cada componente y si se justifican esos valores. Al mensurar los costos de captación, podemos señalar que los bancos poseen
del total de sus depósitos un 47,3% en cuentas a la vista, que prácticamente no remuneran y que representan unos $152.873 millones, en contraposición a un monto de colocación en préstamos personales y tarjetas de crédito por $ 70.000 millones.
La morosidad de la asistencia al consumo en valores, es históricamente baja (3,2% sobre el total de las financiaciones) y se asienta en el buen momento que atraviesa la creación de empleo, y al mantenimiento del nivel de compra salarial de los empleados registrados.
Los riesgos de mercado se han acotado, merced a la tendencia de crecimiento
sostenido del nivel de actividad, la consolidación de un modelo que privilegia el salario y el empleo, y a la mayor incidencia que las operaciones derivadas de la apertura de las cuentas sueldo –préstamos con retención de haberes – que los bancos, aprovechan para mejorar la capacidad de cobro, disminuyendo el riesgo asociado.
Quedan en consecuencia, solamente los costos de estructura y los beneficios
esperados por los bancos. En el primero de los casos, si tomamos como una medida, el ratio que considera a los gastos administrativos sobre el total de ingresos financieros y por servicios netos, vemos que se registró un valor del 59%, menor al 69% observado dos años atrás.
En consecuencia, la determinación de los beneficios esperados por las entidades, es donde se asentaría la incidencia de dichos valores altos en términos reales de dichas tasas de interés.
Para ello se observó que los indicadores de rentabilidad bancaria, informados por el BCRA, señala que las tasas activas implícitas a finales del 2010 alcanzó el 16,1%, versus el 3,8% de las tasas pasivas implícitas, con lo cual el spread bancario alcanzó al 12,3%, lo que resultan sustantivamente altos en comparación con otros países de igual grado de desarrollo de sus sistemas financieros.
Las entidades financieras, alcanzaron una buena porción de su rentabilidad a través de éste tipo de créditos dirigidos al consumo, pero al mismo tiempo, queda claro también que podrían disminuir sensiblemente las tasas de interés para dichos créditos, ya sea resignando parte de su rentabilidad o mejorando su estructura de costos fijos.
Finalmente, al analizar el comportamiento por grupo homogéneo de bancos, que comercializan préstamos personales, del total del stock de crédito otorgado bajo ese concepto, los bancos privados totalizan el 68,3% del universo crediticio, en tanto que los bancos públicos, se quedan con el 31,7% restante. Curiosamente, la Banca pública es la que mantiene las tasas de interés más bajas del sistema financiero incluso en ambos productos, lo que habla a las claras por un lado, de la falta de información por parte de los consumidores bancarios, y por otro, la importancia de la fidelidad que mantienen los clientes con algunas entidades a la hora de optar por éstas líneas de financiamiento.
Los consumidores deberían consultar la página del Régimen de Transparencia del BCRA o las propias páginas web de los bancos, a la hora de tomar una correcta determinación. Es cierto que los principales bancos de plaza ofrecen importantes descuentos a la hora de utilizar las tarjetas de crédito, y esto implica implícitamente una ventaja importante a la hora de poder consumir, pero no necesariamente a la hora de financiar.
Fuente: Reporte Económico