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Leyes y políticas

¿Por qué Barack Obama eligió El Salvador?

Al presidente de EEUU lo recibirá un país que enfrenta enormes desafíos y un gobierno capaz de mostrar pragmatismo a la hora de buscar soluciones. Mauricio Funes, de guerrillero revolucionario a aliado cercano.

Razones económicas, políticas y comerciales llevaron al presidente de EEUU a elegir a esta nación de apenas 7 millones de habitantes como uno de los tres destinos, junto con Brasil y Chile, de su primera gira por América Latina.

Funes, famoso y carismático periodista de televisión, ganó las elecciones en 2009 como candidato del ex grupo guerrillero Frente Farabundo Martín Liberación Nacional (FMLN) de principios leninistas, transformado en partido al concluir una guerra civil de más de 14 años, que dejó 75 mil muertos.

Asumió con serios problemas por resolver. La crisis internacional había empujado a la recesión a su gran socio comercial. La economía salvadoreña es muy dependiente de los EEUU, que compra más del 50% de sus exportaciones. Además, los 3.400 millones de dólares de remesas que 2 millones de salvadoreños -residentes principalmente en Washington, Nueva York y Los Angeles- envían a su país representan un 17% del PBI. Un tercio del total de los hogares salvadoreños recibe estos siempre bienvenidos billetes.

La herencia dejada por el anterior presidente, el derechista Antonio Saca, era muy pesada. Caída de 27% de las exportaciones, recesión de 3,5% del PBI, déficit fiscal, desempleo en expansión y más del 40% de la población debajo del nivel de pobreza.

El Salvador adoptó el dólar como moneda oficial en 2001. Para revertir el rojo en las cuentas públicas, el gobierno no puede devaluar. Pura política fiscal y mejora del ingreso son las herramientas de las que dispone. La cifra negativa se termina cubriendo con financiamiento internacional, más difícil de obtener en tiempos de crisis.

Una vez en el poder, Funes fue capaz de demostrar el pragmatismo necesario para encarar los graves problemas de su país, en un contexto que ofrecía pocas alternativas. Dejando de lado el ideologismo, decidió tratar de cumplir su promesa de «cambio», apoyándose aún más en la relación con los EEUU. Se preocupó en preservar el clima de negocios y no modificó el proceso de privatizaciones en marcha. «Yo no tengo que hacer lo que están haciendo presidentes de otros países hermanos, son circunstancias completamente diferentes. Voy a construir el sistema económico y social basado en la existencia de la propiedad privada», aclaró el reciente electo.

Si alguien pensó que por sus antecedentes Mauricio Funes se alinearía con el bolivarianismo de un Hugo Chávez, un Evo Morales o un Rafael Correa, no tardó en desengañarse. A poco de resultar electo presidente visitó Venezuela pero se cuidó de aclarar que no pensaba integrar su país al ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) que lidera el caudillo venezolano.

En la misma ocasión, manifestó su admiración por el presidente brasileño Lula Da Silva: «Es un referente a seguir, por su capacidad para desmontar los temores por parte de los empresarios hacia la izquierda». Y agregó: «El estilo de gestión pública, la confianza que creó (Lula), la capacidad para desmontar los temores por parte de los empresarios hacia la izquierda, es un aspecto que yo pretendo emular». Se refería al modo en que el mandatario brasileño logró vencer los preconceptos de los sectores empresariales sobre el desempeño del Partido de los Trabajadores, una fuerza de izquierda, en el gobierno. «Lula no sólo evitó que los capitales se fueran de Brasil, como habían dicho que pasaría si ganaba él, sino que ha logrado que más inversionistas lleguen» a su país, dijo Funes en aquel entonces.

«Lo mismo pretendemos hacer en El Salvador. Los empresarios tienen que perder el miedo al FMLN y a un gobierno de izquierda, y un gobierno de izquierda también tiene que superar los preconceptos que tradicionalmente ha tenido hacia los empresarios, porque el desarrollo de El Salvador pasa por la esquina de los empresarios», afirmó.

El primer gesto importante de Funes hacia Washington tuvo lugar a los seis meses de haber asumido el gobierno. Visitó la Casa Blanca en marzo de 2010. En su discurso posterior a la reunión que mantuvo con Barack Obama fue elocuente. «No podemos culpar a los EEUU por lo que nos pasa. Por el contrario, queremos que sea un socio estratégico. Fuimos siempre un problema migratorio y necesitamos generar las oportunidades de trabajo para que nuestra gente vuelva», afirmó. La estrategia es clara: con más trabajo y menos pobreza en El Salvador, habrá menos inmigración ilegal en los EEUU.

Los lazos entre ambas naciones llegan también al ámbito corporativo. Más de 300 empresas tienen intereses en el país, transformando a los Estados Unidos en el principal inversor extranjero, con más de U$S 2.000 millones desembolsados desde 2005. Más de 19.000 estadounidenses viven y trabajan en El Salvador. El Tratado de Libre Comercio entre América Central y los EEUU (CAFTA, por sus siglas en inglés), firmado en marzo de 2006, funciona como sustento jurídico de las inversiones. El Salvador ya contaba en su haber con TLC sellados con Chile, México, Colombia y República Dominicana. Funes, en este aspecto, va por más. Negocia similares acuerdos con Canadá, Perú, Israel y Europa.

Obama devolverá gentilezas este martes en su visita a El Salvador. La agenda se concentrará en pobreza, seguridad, narcotráfico, migración, comercio, cambio climático y combustibles.

El Salvador ha sido un histórico socio confiable para los EEUU en América Central. Funciona en la región como contrapeso de la preocupante miseria de Haití y de la inestabilidad política de Honduras. Y busca ser un freno del tráfico ilegal de droga que llega del Cono Sur.

En El Salvador se estableció la International Law Enforcement Academy, organismo norteamericano que brinda entrenamiento a miembros de fuerzas de seguridad de toda América Latina. Es clave para la influencia de los EEUU en temas de seguridad de México hasta la Argentina y, a su vez, allana el camino para el negocio de la venta de armas. Otro dato de la estrecha relación: El Salvador fue el único país latinoamericano que en marzo de 2003 envió tropas para colaborar en la invasión a Irak.

Sin embargo, Funes tiene muchos asuntos pendientes. Todavía no pudo resolver el flagelo de la inseguridad. Hay 16 homicidios por día y unas 280 mil armas ilegales. Las maras (pandillas al servicio del delito y de los grupos narcos) dominan la escena. Se estima que las conforman unos 35 mil jóvenes de menos de 30 años, marginados del sistema y sin otra alternativa que la carrera del delito.

Es de tal gravedad la situación que la inseguridad es una de las razones por las que El Salvador cayó del puesto 77 al 82 en el ranking de competitividad 2010-2011 del Foro Económico Mundial

El desempleo bajó al 7 por ciento pero la informalidad laboral afecta a casi la mitad del país. La economía tuvo una leve reactivación en 2010 (+1,2%) y la pobreza, a pesar de que bajó al 30%, es aún un dilema no resuelto.

Fuente: america.infobae.com

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