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Con las Jotas puestas

Más resignados que convencidos frente a un Jota Jota que “perdió la brújula”, los dirigentes saben que no tienen alternativa: por eso cerraron filas para apoyar al técnico hasta el final y contener a los jugadores, que ya no confían tanto en el DT.

Hay que morir con éste, no nos queda otra“.

Impotencia. Resignación. Desorientación. Desesperación. Los mismos síntomas que sufre el equipo y que transmite Juan José López desde el banco, padece hoy la dirigencia de River.

No reacciona. O sí, se entrega a la cruel realidad. Porque los integrantes del bloque oficialista que creen que el Negro no puede seguir al frente del plantel, respiraron hondo y se disciplinaron. Los mismos que susurraban que “no se puede discutir nada de fútbol con Daniel (Passarella) porque él siempre tiene razón”, decidieron encolumnarse y apoyar. Como el presidente está decidido a morir con Jota Jota, porque es su soldado, porque le respeta sus opiniones y ciertas sugerencias sobre el equipo y porque no tiene más alternativa, todo sigue igual. En caída libre. A la deriva. A pesar de que es muy evidente que el técnico perdió el rumbo y que los jugadores, entregados anímicamente, ya no lo miran de la misma manera.

Las famosas tres patas (dirigencia, cuerpo técnico y plantel) están tambaleando. River se quedó rengo en el momento más decisivo. Y la decisión es acudir momentáneamente a las muletas.

La sensación de muchos directivos es que a JJ le pesa cada vez la mochila de los descensos en Talleres y Unión. Creen que “perdió la brújula”con sus recientes manotazos de ahogado. Sacó a Pavone y después lo puso de urgencia en el entretiempo. Eligió a Buonanotte y lo voló en 45 minutos. Expuso a Lanzini como doble 5 o enganche retrasado (ni siquiera se entendió la posición). Juntó a tres 9 pero siguió con dos carrileros defensivos… Todo eso, justamente, provocó que los jugadores empezaran a mirar de reojo al DT: “Ya no sabemos a qué jugamos, es un desorden tremendo”, confiesan algunos, al mismo tiempo que reconocen que su confianza está por el piso y se preguntan, casi entregados. “¿Cómo vamos a hacer para ganarle el domingo a Estudiantes?”.

Así, casi por decantación, la situación exige un cambio. El problema es que ese cambio se presenta como imposible en este momento. ¿Existe algún técnico con capacidad y espalda para asumir en esta instancia? ¿Alguien pondría la cabeza en la guillotina de la Promoción? Los soñadores de siempre pensaron en Alejandro Sabella, pero Pachorra se bajó. ¿El Kaiser DT? “Nooo. Esa chance hay que descartarla por completo”.

Entonces, sigue la resignación y la desorientación absoluta, a tal punto que en la reunión de ayer Passarella y compañía acordaron contener y motivar a los jugadores durante toda la semana. Sólo eso, charlas y algún asadito. Todo sigue igual. “No hay otra chance”, sentenció alguien que al menos tiene llegada al Kaiser. “Ahora no queda otra, hay que aguantar con Jota Jota lo que venga”.

Mientras River se hunde. el DT no duda en avisar que morirá “con las botas puestas”. Y el presidente y su corte lo imitarán: más por resignación que por convicción, ellos también morirán con las jotas puestas.

Fuente: Olé

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