La pregunta es recurrente: ¿en qué medida le afecta a China la crisis en la eurozona y el lento crecimiento de Estados Unidos? Consolidada como la segunda economía mundial (dejando atrás a Japón), el gigante asiático se ha convertido en los últimos años en un big player global
La pregunta es recurrente: ¿en qué medida le afecta a China la crisis en la eurozona y el lento crecimiento de Estados Unidos? Consolidada como la segunda economía mundial (dejando atrás a Japón), el gigante asiático se ha convertido en los últimos años en un big player global. Es, junto con el nivel del dólar, uno de los factores que explican el precio de la soja, por caso. En la región, es el primer destino de exportación de Brasil (17% del total en 2011) y el segundo de la Argentina (7%). El comportamiento de la economía china en los próximos meses y las primeras proyecciones de 2012 son claves para entender cómo sigue la tormenta financiera global y los impactos en la región.
De acuerdo al Instituto de Estadísticas chino, el PIB creció 11% en 2010, en los trimestres posteriores a la salida de la crisis de 2008-09. Tal como era esperable, las tasas de crecimiento cayeron a sus niveles de tendencia, cercanos a 9,5% anual en los primeros tres trimestres de 2011. Aunque es sabido que China sobreestima el crecimiento (en alrededor de un punto) sigue siendo robusto para la anemia de las economías avanzadas e incluso, para la media de las emergentes.
Hasta mitad de año China no mostraba prácticamente ningún impacto significativo derivado de la crisis en la eurozona y el cuasi-estancamiento de los Estados Unidos. Sin embargo, desde agosto la situación cambió. Con una estructura basada en las exportaciones (que representan 30-35% del producto), la industria del gigante asiático viene enfrentando serios desafíos por la pérdida de competitividad-precio respecto a otros emergentes luego tras la crisis pasada.
El yuan acumula una apreciación nominal de 22,8% respecto del dólar desde mediados de 2005 (pasó de 8,28 en julio de 2005 a 6,38 en la actualidad). La inflación también se ha acelerado desde mediados de los 2000, acumulando un incremento de 27.5%. En agosto fue de 6,4% anual, a pesar de haber implementado un conjunto de medidas contracíclicas (subas de tasas de interés, aumento de los encajes bancarios) para disminuir la presión de los elevados niveles de actividad sobre los precios.
Esta fuerte pérdida de competitividad-precio no tardó en llegar al canal comercial. El aumento de las exportaciones pasó de 24,2% en 2010 a 15,6% en 2011, según proyecciones del FMI. Esta desaceleración del crecimiento exportador chino se refleja la evolución del Índice de Manufacturas PMI (que mide el sentimiento de los gerentes de compra en la industria), que se mantuvo estable en los últimos meses pero está en su menor nivel desde el primer trimestre de 2009. El índice refleja la caída en los pedidos externos y las menores oportunidades de nuevos negocios en el mercado interno.
La decisión de bajar el ritmo de crecimiento impactó también sobre las importaciones, que pasarían de crecer 20% en 2010 a 16,5% en 2011. En la semana se conoció el dato de que el superávit comercial de setiembre volvió a caer, al igual que en agosto, tanto por caídas en las exportaciones como en las importaciones, a menos de la mitad de los valores de julio. El impacto más significativo, como es de esperar, se observa en las ventas hacia la UE.
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