Padre del rock alternativo, hijo de los poetas malditos, heredero de lo más oscuro de la generación beat, impulsor de un culto a la autodestrucción, Lou Reed, el «rey de Nueva York», cumple sus 70 años, entre nuevos sonidos y una trayectoria conformada por cambios, búsquedas e influencias estéticas, sonoras y conceptuales.
Lewis Allen Reed nació el 2 de marzo de 1942 en Freeport, Long Island, Nueva York, y es autor de clásicos como «Walk on the Wild Side», donde relata su paso por la Factory de su amigo, Andy Warhol, frecuentada por su otro amigo, David Bowie, y donde vieron nacer, respectivamente, al pop art y al glam rock, o «Perfect Day», una melodía triste y dulce que habla de amor, pero puede entenderse como una alusión a los efectos de la heroína.
Gran parte de la carrera de Reed configura un testimonio áspero sobre los bajos mundos de Nueva York, con historias tristes y violentas relacionadas al abuso de drogas y los conflictos sexuales, temas que definen al propio autor quien alguna vez llegó a inyectarse en un recital y que transitó la bisexualidad con una impronta agresiva, pero siempre con la seriedad del que busca componer una expresión artística de su vida.
Algunos ejemplos claros son «I`m Waiting for the man», una canción divertida de la época de Velvet Undergound, banda formada con John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker a mediados de los años 60 y apadrinada por Warhol, que relata la espera de un hombre por su dealer de drogas, o el álbum «Berlin» de 1973, una obra conceptual que ahonda en la historia de amor de dos adictos en esa ciudad, con tristes y bellas piezas como «Caroline Says» o «The Kids».
Pero más allá de ese periodo intenso, caótico y altamente creativo, Reed fue reinventándose con los años, dejó atrás su adicción, experimentó los limites musicales con «Metal Machine Music» (1978), volvió a los orígenes con «New York» (1989), homenajeó a Edgar Allan Poe en 2003 con «The Raven» y a fines del año pasado configuró el álbum «Lulu», grabado con Metallica.
El autor de «Satellite of Love» a veces aparece en los recitales de su esposa, la artista Laurie Anderson, y sigue demostrando lo que ya demostró hace años: que maduró muy joven y que ahora, ya grande, no perdió juventud.
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