El ultraderechista Anders Behring Breivik justificó los ataques contra los miembros de las Juventudes Laboristas que asesinó el pasado 22 de julio al compararlos con las Juventudes Hitlerianas y asegurar que lo hizo por “bondad”. Apartaron a un juez del proceso.
«No eran inocentes, niños civiles, sino activistas políticos que trabajan por el multiculturalismo», dijo Breivik, al leer una declaración escrita, para añadir que «AUF (las siglas de las juventudes laboristas) se parecen mucho a las Juventudes Hitlerianas».
Breivik definió el campamento de Utuya como un «campo de adoctrinamiento para activistas políticos» donde se forman «los comunistas más extremistas de Noruega», para asegurar que la posibilidad de ser condenado a la cárcel de por vida, «o morir como un mártir», «es el mayor honor que se puede experimentar».
Sin embargo, Breivik defendió hoy que actuó desde la «bondad» y no la «maldad» cuando cometió los atentados.
Según él, los ataques intentaban cambiar la política de inmigración del gobierno del Partido Laborista y evitar una guerra civil en el futuro en la que morirían «cientos de miles de personas».
«Si alguien es malvado son los multiculturalistas. Lo único que debería sorprender a Noruega y Europa es por qué un acto así no haya ocurrido antes», afirmó.
Breivik afirmó también que había «realizado la operación más espectacular hecha por un militante nacionalista en este siglo».
El terrorista, en su declaración por los atentados, en los que murieron 77 personas, negó hoy ser un enfermo mental y se enorgulleció de su acción.
La sorpresa, de todas maneras, fue el apartamiento de uno de los jueces por parcialidad, tras conocerse que pidió en una red social la pena de muerte para el acusado.
Su reacción tras los atentados del año pasado puede «debilitar la confianza en él como juez», dijo la jueza a cargo del juicio, Wenche Elizabeth Arntzen, en el segundo día de proceso.
Previamente, el juez había admitido haber escrito en Factbook que «la pena de muerte es la única medida correcta en este caso». Hizo el comentario el 23 de julio del año pasado, un día después de los ataques de Breivik, que dejaron 77 muertos.
El juez, cuya destitución pidieron tanto la defensa como la fiscalía, será reemplazado por un suplente.
El juicio es visto por dos jueces de distrito y tres jueces legos, que son ciudadanos destacados sin estudios legales cuya tarea es representar a los compatriotas del acusado.
Luego de la decisión, Breivik comenzó a prestar testimonio sobre los motivos de los atentados. El tribunal le permitió leer de un manuscrito preparado, pero la jueza Arntzen le advirtió que se ciñera al tiempo estipulado y que lo interrumpirá «si dice algo que no venga al caso».
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