“Somos imparables, otro mundo es posible”, clamaban las columnas de manifestantes mientras recorrían las calles de Manhattan para protestar frente a los bancos. Hubo un desmesurado operativo policial para impedir la manifestación.
INFOnews
Por Javier Borelli
El cordón de seguridad que el martes pasado impedía a los turistas llegar hasta el lugar donde se recordaba el atentado del 11 de septiembre en Nueva York se corrió apenas una cuadra. Los policías que entonces impedían el paso de los visitantes y los conminaban a seguir la oratoria amontonados en el Parque Zuccotti, ahora rodean la plaza seca ubicada entre los rascacielos del área financiera y tratan de evitar que el movimiento Occupy Wall Street vuelva a acampar allí, como lo hizo por primera vez hace un año. Pese al imponente operativo de seguridad y a la anunciada merma en el número de participantes, el movimiento que se propuso denunciar al 1% del país que lucra a expensas de la inmensa mayoría, salió a la calle y se hizo oír una vez más.
«Si no se mueven, bloquean el tránsito de los peatones y van a ser arrestados», advirtió el policía con el megáfono a una columna de 60 personas que habían detenido su marcha en la esquina de William y Exchange, a una cuadra de la Bolsa de Comercio. Sin saberlo, estaba organizando la modalidad de protesta que tendría lugar durante el resto de la mañana. Alrededor de mil personas del movimiento Occupy Wall Street se dividieron en grupos y convulsionaron el centro financiero de Nueva York desde las 7 hasta las 11, acompañados por una casi equivalente escolta policial. Los que protestaban iban por la vereda, los que los amenazaban con apresarlos en caso de obstruir el espacio público los seguían desde la calle, bloqueando el tránsito que supuestamente querían dejar circular libremente
