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Agujeros negros de hasta 50.000 millones de soles

Científicos calculan el tamaño máximo que pueden alcanzar estos monstruos espaciales que se ubican en el centro de las galaxias

La gran mayoría de las galaxias que los astrónomos observan en el cielo con sus telescopios tienen en su centro un agujero negro supermasivo, es decir, con millones de veces la masa del sol. Una auténtica “bestia espacial” que devora todo lo que tiene alrededor, pero que al mismo tiempo mantiene unidas y en orden a las cientos de miles de millones de estrellas de la galaxia a la que pertenecen. Por ejemplo, en el centro de nuestra Vía Láctea, duerme Sagitario A, un agujero negro con una masa equivalente a cuatro millones de soles. Pero no es el mayor de los observados.

En el corazón de otras galaxias se han descubierto ya auténticos “monstruos” con cientos, incluso miles de millones de veces la masa del Sol. Por ejemplo, uno de los mayores en el centro de la galaxia NGC 1277, a 220 millones de años luz,  tiene unas 17.000 millones de masas solares.

¿Pero hasta dónde puede crecer un agujero negro? Un equipo de investigadores de la Universidad británica de Leicester acaba de descubrir que podrían crecer hasta las 50.000 millones de masas solares antes de perder para siempre los discos de polvo y gas que les rodean y que les sirven de sustento.

El gas que forma sus anillos puede perder energía y caer hacia el agujero negro, alimentándolo y haciéndolo más grande, pero estos discos suelen ser también muy inestables y tienden a fragmentarse y a formar nuevas estrellas.

El estudio sugiere que, tras perder el disco, el agujero negro dejaría de crecer. La única forma de crecer por encima de ese límite de 50.000 millones de soles sería que el agujero capturara estrellas que pasaran cerca y se las tragara, o que se fusionara con otro agujero negro, sumándose así la masa de ambos.

No se descarta que pudiéramos observar alguno de estos “súper monstruos” con algún procedimiento alternativo. Cabe la posibilidad de detectarlos de otra manera. Por ejemplo, observando cómo se curvan los rayos de luz procedentes de otras galaxias cuando pasan cerca (lo que se conoce como lente gravitacional). O quizá, en el futuro, detectando las “ondas gravitacionales” que, según predice la Teoría General de la Relatividad de Einstein, se producirían durante el proceso de fusión de los agujeros negros.

Fuente: Diario Hoy

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