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Retorna el miedo a los ataques de narcos en Río de Janeiro

No todos los cariocas tuvieron tanta suerte como Juliana. La joven Camila M., de 20 años, no tuvo tiempo de abandonar la camioneta que la llevaba al trabajo antes de que el vehículo fuese incendiado este miércoles por un cóctel molotov lanzado por delincuentes en el barrio periférico de Santa Cruz, y debió ser atendida en el hospital con quemaduras en ambos pies.

Río de Janeiro, Brasil. – «Yo estaba en el autobús camino de la escuela. De pronto, el chofer paró, y pudimos ver afuera a unos hombres armados, que le ordenaron a todos salir rápido. Abandoné el vehículo lo más rápido que pude y, mientras huía, todavía pude escuchar el estallido que inició el incendio de mi autobús. Creo que tengo suerte de estar viva».

El relato, enviado por e-mail a un canal de televisión por una estudiante identificada como Juliana, revela cómo la guerra en curso entre narcotraficantes y fuerzas policiales puede afectar la vida rutinaria de los habitantes de Río de Janeiro, la ciudad brasileña que, dentro de menos de seis años, recibirá a los Juegos Olímpicos de 2016, indicó DPA.

No todos los cariocas tuvieron tanta suerte como Juliana. La joven Camila M., de 20 años, no tuvo tiempo de abandonar la camioneta que la llevaba al trabajo antes de que el vehículo fuese incendiado este miércoles por un cóctel molotov lanzado por delincuentes en el barrio periférico de Santa Cruz, y debió ser atendida en el hospital con quemaduras en ambos pies.

Desde el domingo pasado, cuando se inició la ola de ataques que aumenta cada día en proporción similar al incremento de los efectivos policiales desplegados para frenarla, salir de casa es una aventura para los cariocas, que se mantienen atentos a las informaciones de radio y televisión para elegir qué itinerario es más seguro y qué calles deben ser evitadas.

El e-mail y las redes sociales se convierten en fuentes sobre los lugares más peligrosos, pero es difícil distinguir las informaciones confiables de los rumores paranoicos.

La criminalidad en Río estuvo durante décadas virtualmente limitada a las comunidades más pobres, en especial las casi mil favelas de la ciudad, muchas de las cuales, gracias a la ausencia del Estado, se convirtieron en cuarteles-generales tanto de las bandas de narcotraficantes como de las llamadas «milicias», formadas por ex policías dedicados a extorsionar a la comunidad mediante amenazas y violencia.

El programa de las Unidades de Policía Pacificadora (UPPs) lanzado por el gobernador reelecto Sergio Cabral y por su secretario de Seguridad Pública, José Mariano Beltrame, cambió esta realidad en 14 favelas, entre ellas Ciudad de Dios, que se hizo famosa por la película de Fernando Meirelles, y Dona Marta, donde Michael Jackson rodó en la década del 90 el videoclip «They Don’t Care About Us» (Ellos no se preocupan por nosotros).

En las favelas ocupadas por la policía y por el Estado mediante proyectos sociales y culturales, el narcotráfico y las «milicias» ya no reinan absolutamente, y las familias disfrutan por primera vez la posibilidad de vivir sin miedo.

Según Cabral, la ola de ataques que se inició en el último fin de semana refleja «la desesperación» de los delincuentes, que ven debilitarse su poder a raíz de la acción del Estado en sus principales reductos.

«Son actos de desesperación, no de amenaza», afirmó el gobernador, quien exhortó a la población a no dejarse intimidar por los ataques y a seguir apoyando la política de combate a la criminalidad: «Lo que quiere el delincuente es generar pánico y obligar a la sociedad a retroceder».

«Es evidente que hay un intento de generar terror en la población y fragilidad en la Secretaría de Seguridad Pública. Ellos (los delincuentes) quieren hacer regresar la situación de criminalidad donde se alimentan. Son monstruos, y grandes, y nosotros estamos debilitando a este mostruo», dijo.

Con Cabral coincidió el secretario nacional de Seguridad Pública, Ricardo Belestri, quien sostuvo que los ataques revelan que, por primera vez en 40 años, la gobernación de Río logró adoptar una estrategia exitosa de combate a la criminalidad.

«Río sufre los dolores del parto de la gran transformación histórica que está ocurriendo. Pasó lo mismo en Medellín», expresó Belestri, al aludir a la pacificación de la ciudad colombiana que por décadas fue símbolo de la violencia del narcotráfico.

Beltrame, quien es el principal ideólogo de la nueva estrategia de combate a la criminalidad, pidió paciencia a los cariocas y sostuvo que su proyecto contempla convertir a Río en una ciudad segura hasta 2014, cuando la «Ciudad Maravillosa» recibirá partidos y la final del Mundial de fútbol de Brasil.

«Ya tenemos resultados. Hemos sacado a 200.000 personas de la amenaza de los fusiles. Antes, teníamos 500 casos de asesinatos por mes. Hoy, son entre 300 y 350. Son datos todavía malos, pero tenemos un plan bien estructurado para Río. No se trata de una propuesta efímera, sino estructurada, que presentará resultados a mediano y largo plazos», dijo.

Fuente: eluniversal

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