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Cristina cerró la campaña con homenaje a Kirchner

La presidenta eligió el Teatro Coliseo, utilizado por el ex presidente para lanzar su plan de gobierno en 2003, para su último acto antes de las primarias. “Cuenten conmigo para lo que resta hacer en esta Argentina”, dijo rodeada de gobernadores y pidió contar los votos “de a uno”.

Cristina Kirchner cerró su campaña previa a las primarias del domingo en el Teatro Coliseo del centro porteño, utilizando un discurso que estuvo alejado de las estadísticas de su Gobierno y más orientado al recuerdo de Néstor Kirchner.

El acto fue ordenado puertas adentro, a diferencia de lo que ocurrió afuera del teatro –ver nota aparte- y comenzó con una puntualidad llamativa para este tipo de eventos.

A las 19 en punto, la presidenta ingresó junto a su compañero de fórmula, Amado Boudou, a un escenario plagado de gobernadores, ministros y legisladores. Curiosamente, el más ovacionado de estos últimos fue el diputado Agustín Rossi, que salió tercero en las recientes elecciones de Santa Fe.

Boudou fue el primer orador y el encargado de enumerar extensa y con efusivamente los logros de la gestión kirchnerista. Una de las primeras medidas que rescató de Kirchner, fue el cambio de la composición de la Corte Suprema. El ministro de Economía señaló que ahora el país tiene una Corte “ejemplo y modelo”, en un claro gesto hacia el juez Raúl Zaffaroni.

A Cristina se la pudo ver muy emocionada mientras hablaba Boudou, que fue quien terminó derramando más lágrimas durante el discurso de la presidenta.

Cuando llegó su turno, la candidata a la reelección alabó la oratoria de Amado, y dijo que “si está escuchando” Kirchner, “estoy segura de que está mucho más tranquilo después de escucharlo a usted”.

La presidenta no extendió sus palabras en las medidas del Gobierno y aclaró que podría hablar “de miles de medidas hechas, pero lo importante es lo que está por venir”.

Lejos de dar números como suele hacer, le dio al acto el carácter de homenaje a su esposo. De hecho recordó que en el mismo escenario, Kirchner había anunciado su plan de gobierno en 2003.

Después de contar anécdotas sobre Kirchner y de decir que “todos somos pingüinos”, la voz de la presidenta se quebró cuando afirmó que “el corazón de Néstor estalló de tanto pelear por mí”. Tras el momento de emoción, pidió disculpas y bromeó: “esto parece casi una sesión de terapia».

Luego, ante el grito de uno de los presentes que le decía que estuviera tranquila por el seguro triunfo del domingo, la presidenta pidió no dar por ganada la elección. “Seamos humildes, los votos se cuentan de a uno y después de las seis de la tarde”, advirtió.
Cristina reservó un párrafo para la oposición y se preguntó si “no sería más fácil escucharnos y hablarnos en lugar de descalificarnos”. “No queremos aplausos ni agradecimientos, sólo queremos colaboración y cooperación”, deslizó.

La presidenta aseguró que le “gustaría ser la presidenta de la unidad” y, al final de su discurso, antes de retirarse cantando la marcha peronista, sostuvo: “cuenten conmigo para lo que resta hacer en esta Argentina”.

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