Analistas aseguran que los actos de violencia tanmbién son consecuencia del avance de las milicias parapoliciales que se están expandiendo en las favelas que antes eran controladas por traficantes.
Río de Janeiro, Brasil. – Los enfrentamientos en Rio de Janeiro desde hace cinco días con saldo de 30 muertos son consecuencia lógica de una batalla en la que el Estado intenta recuperar territorios dominados por traficantes y milicias, estimaron analistas consultados por la AFP.
Para Alba Zaluar, socióloga del Instituto de Medicina Social de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (Uerj), la acción de los delincuentes se da en respuesta a un intento del Estado por volver a ocupar territorios dominados por el narcotráfico, con la creación de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), informó AFP.
Según la socióloga, la implementación de las UPP en algunos barrios pobres de las zonas sur y norte hizo que los traficantes migraran para regiones más apartadas, como las favelas de Vila Cruzeiro, Penha o el Complejo del Alemán, que fueron escenario de los principales operativos policiales de este jueves.
Zaluar recordó que esos lugares disponen de acceso fácil a carreteras, permitiendo la salida de drogas y armas.
«Los actos (de violencia) también son consecuencia del avance de las milicias (parapoliciales), que se están expandiendo en las favelas que antes eran dominadas por traficantes», destacó.
Sin embargo, para otros analistas, las motivaciones de los delincuentes podrían ser otras.
Doriam Borges, investigador del Laboratorio de Análisis de Violencia de la Uerj, afirma que es precipitado considerar que los ataques de los últimos días son una respuesta a las UPP.
«La secretaría de Seguridad todavía está realizando investigaciones para saber si esas acciones son una represalia o reacciones a una política desarrollada por la Policía Militar», afirmó a la oficial Agencia Brasil.
En el mismo sentido, para Tiago Rodrigues, profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Federal Fluminense (UFF), la motivación de los delincuentes todavía es incierta. «Una de las posibilidades es que pretendan mejorar su posición en las negociaciones con el Estado, en términos de transferencia de líderes presos, por ejemplo», estimó.
Para este analista, la ocupación de las favelas tendrá efectos puntuales y temporales.
«No podemos sobrevalorar el poder de estas organizaciones criminales. El dinero del narcotráfico no está en las favelas», afirmó Rodrigues al puntualizar que lo que existe es una disputa por territorio «entre autoridades policiales y traficantes que precisan ese mercado para existir».
Según el diputado estatal Marcelo Freixo la ocupación de favelas no es la solución al problema de la violencia en Rio. «La policía puede entrar en Vila Cruzeiro, matar a otros 100 y eso no resuelve el problema de Rio de Janeiro», dijo.
«Hay una cultura de patrullaje represivo y reactivo. No hay una cultura de prevención», señaló al precisar que el servicio de inteligencia de la Policía es muy lento y no dispone de los recursos económicos para prevenir ataques.
«El dedo que aprieta el gatillo no es el mismo que el que cuenta los billetes del tráfico de armas, y en ese sentido el gobierno parece preocuparse con sólo uno de ellos», subrayó el diputado.
Para el politólogo Ricardo Vélez Rodríguez lo que sucede en Rio no puede ser considerado una guerra civil, pero sí una guerra contra la sociedad. El incendio de vehículos y ataques a puestos de policías constituyen un intento de aterrorizar a la población, destacó.
«Pero al mismo tiempo, es una reacción previsible a la decisión del Estado de combatir el narcotráfico», agregó.
Borges cree que el apoyo del gobierno federal es importante para los habitantes de Rio. «La participación del gobierno en las acciones que estamos viviendo estos días, tienen un valor simbólico para la población, en el sentido de que tenemos refuerzos. No sé si en la práctica precisamos refuerzos de ese tipo», afirmó en relación a la participación en los operativos de vehículos militares armados y efectivos de fusileros navales.
Fuente: eluniversal