Legislatura Hoy

Leyes y políticas

La nueva vida de Lula

El reconocimiento internacional y popularidad mundial que goza Lula le confieren un papel invalorable como embajador de Brasil, algo que Itamaraty, la cancillería brasileña, agradece, pero que resta autoridad a Rousseff en la formulación de su propia política

Mientras la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, perdía a su cuarto ministro –el de Agricultura, Wagner Rossi, que renunció acosado por denuncias de corrupción– en los casi ocho meses que lleva en el gobierno, su antecesor y mentor,Luiz Inácio Lula da Silva, está disfrutando de algo parecido a una segunda vida política, viajando alrededor del mundo, a veces como representante oficioso del gobierno pero con más frecuencia con un estatus casi oficial, como una especie de canciller ad hoc y ‘alter ego’ de la presidenta, algo que no deja de alimentar las especulaciones en Brasil de que volverá a ser candidato a la presidencia en las elecciones de 2014.

El reconocimiento internacional y popularidad mundial que goza Lula le confieren un papel invalorable como embajador de Brasil, algo que Itamaraty, la cancillería brasileña, agradece, pero que resta autoridad a Rousseff en la formulación de su propia política exterior, creando la impresión de que Lula sigue ejerciendo un poder desproporcionado detrás del trono, pareciendo a veces contradecir -o incluso socavar- a su sucesora.

La tendencia de Lula a salirse del guión, actuando de manera inconsulta con el gobierno, podría causar más de un problema a Rousseff, que está buscando ofrecer una imagen más refinada de Brasil ante el mundo, alejándolo de aventuras como la mediación que Lula, en compañía del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, intentó emprender entre Irán y  la comunidad internacional para superar la crisis generada por el programa nuclear iraní. En el Consejo de Seguridad de la ONU, Brasil y Turquía se quedaron aislados en su defensa de un acuerdo que hubiese permitido a Irán retener en su territorio uranio enriquecido. Incluso Rusia y China votaron en contra de la iniciativa.

Entonces, la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, advirtió que su país tenía “muy serios desacuerdos con la diplomacia de Brasil frente a Irán (…) les hemos dicho que nosotros pensamos que darle tiempo a Irán, permitiendo que evite la unidad internacional con relación a su programa nuclear, hace que el mundo sea más peligroso, no menos”. Según el diario O Estado de São Paulo, el desacuerdo sobre Irán fue la causa por la que Barack Obama rehusó visitar Brasil antes de las elecciones presidenciales de octubre del año pasado.

En su discurso de despedida, a fines de 2010, Lula criticó duramente la política exterior de Washington en Oriente Próximo, sosteniendo que no habría paz en Oriente Próximo mientras EE UU mantuviera una influencia excesiva en las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes. Antes de que dejara el poder, Brasil reconoció a Palestina como Estado soberano en sus fronteras de 1967, un paso que Argentina y el resto de la región, excepto Colombia, rápidamente siguieron.

En la reciente cumbre de la Unión Africana (UA), Lula exigió que América Latina y África “griten con más fuerza” a fin de asegurar una mayor representación en la ONU y un “fin pacífico a la crisis de Libia e imponer un cese del fuego”. Antes, el presidente de la UA, Jean Ping, había advertido que las armas entregadas por la OTAN a los rebeldes libios caerían en manos de Al Qaeda y traficantes de drogas, con lo que sería utilizadas para desestabilizar a Estados africanos.

En Washington, Lula es calificado en los círculos oficiales como “naïve” (ingenuo). Tras asumir el poder, Rousseff se distanció de inmediato de Irán, asumiendo una posición más fuerte -y coherente- en defensa de los derechos humanos en la política exterior de Brasil. Su canciller, Antonio Patriota, un ex embajador en Washington, se ha implicado personalmente en la modulación de las relaciones con la superpotencia, imprimiéndole un giro sutil y un tono más moderado, lo que abrió las puertas a la visita de Obama a Brasil el pasado marzo, en cuyos actos la ausencia de Lula fue llamativa.

El 23 de marzo, una semana después de la visita de Obama, Brasil votó en el Comité de Derechos Humanos de la ONU para apoyar la designación de un relator para que informe sobre la situación de derechos humanos en Irán.

Pero en determinados terrenos, Lula parece estar llenando ciertas lagunas en el frente internacional, mientras Rousseff concentra sus esfuerzos en los asuntos internos. Luego de pasar por Washington, Londres, París, Madrid y Lisboa en los primeros meses de este año, desde junio Lula ha estado en Venezuela, Cuba, Panamá, Nicaragua, México, Angola, Guinea Ecuatorial y Chile mientras que en Brasil ha recibido visitas de dignatarios extranjeros, como la del nuevo presidente peruano, Ollanta Humala.

En línea con su gran interés por África, Rousseff ha convertido a Lula en un representante especial para el continente. En junio, Lula encabezó oficialmente una misión del gobierno brasileño para participar en la 17ª asamblea de la UA en Malabo (Guinea Ecuatorial). Desde 2003, la inversión privada brasileña en el continente ha superado los 10.000 millones de dólares.

Lula fue invitado de honor en la cumbre de la UA en julio de 2009 en Libia. Durante su gobierno, Lula visitó una veintena de países africanos y su gobierno duplicó el número de sus embajadas en la región. Las importaciones africanas de Brasil pasaron de 3.000 millones de dólares en 2000 a 18.500 millones en 2008. Sólo las exportaciones del Estado de São Paulo al continente aumentaron de 1.000 a 8.000 millones de dólares en ese mismo periodo.

El candidato brasileño, José Graciano, fue elegido director de la Organización de Alimento y Agricultura de la ONU (FAO) con el firme apoyo de los Estados africanos y latinoamericanos, derrotando a su rival para el puesto, el ex ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, que se presentó como un modernizador y, por ello, como el adalid de una agenda propia de los países desarrollados. Esa imagen al final fue contraproducente al polarizar la situación entre países ricos y pobres, lo que aprovechó Graciano. Hoy, el 58% del comercio exterior brasileño se realiza con países en desarrollo.

Pero no parece que Lula vaya a renunciar a tener una voz propia en asuntos exteriores, pese a las incomodidades que pueda causar a su sucesora. En Londres, en abril, Lula se pronunció contra de la intervención de la OTAN en Libia. El gobierno de Rousseff se había abstenido en la votación del 17 de marzo en el Consejo de Seguridad que aprobó la imposición de una zona de exclusión aérea en el país magrebí. Sin embargo, la embajadora brasileña ante la ONU, María Luiza Ribeiro Viotti, puntualizó que ese voto no obedecía a una simpatía con el régimen de Muamar Gadafi, sino a la preocupación respecto a la seguridad de la población civil y a la preferencia de Brasil por el diálogo.

Por su parte, el acercamiento del gobierno de Rousseff a EE UU ya ha dado frutos en el terreno comercial, en el que las disputas sobre los aranceles a exportaciones brasileñas de etanol, jugos de naranja y algodón finalmente han entrado en vías de solución. Un reciente informe del Council  on Foreign Relations de Nueva York ha recomendado a la administración de Obama apoyar la solicitud de Brasil de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Así, la discreta diplomacia de Rousseff en pocos meses puede haber hecho más para asegurar el apoyo de Washington a ese objetivo prioritario de la política exterior brasileña que las audaces –o temerarias, según se vea- iniciativas exteriores de Lula durante sus ocho años en el poder.

Algunos analistas brasileños especulan que todo puede obedecer a un deliberado reparto de papeles, en un esquema en el que el ex presidente asumiría la defensa de posiciones más radicales en relación a los socios de Brasil en el mundo en desarrollo mientras que Rousseff y Patriota se comprometen formalmente con EE UU y la UE. Si esa es la estrategia, entonces Lula no puede estar contemplando seriamente un eventual retorno a la presidencia en 2014 por lo que ello significaría como hipoteca sobre su eventual tercer mandato.

Autor de Nota: Infolatam
www.agenciacna.com

Debes estar conectado para publicar un comentario.