A pocas fechas del inicio del torneo Apertura 2011 y el torneo de la B Nacional, el presente deportivo de los equipos platenses deja mucho que desear. Los entrenadores tienen las horas contadas y los resultados no acompañan. El consecuente resultado de decisiones equivocadas
El receso de mitad de año quedó a la vuelta de la esquina. Allí, hace tan sólo un puñado de semanas, se machacó en la necesidad de dar vuelta la página y renovarse de cara a la segunda parte del año.
Estudiantes, con la obligación de ser protagonista, amparado en la ambición de mantener competitivo a su plantel profesional.
Gimnasia, con la necesidad de llevar adelante una reorganización profunda a nivel institucional que deposite al equipo nuevamente en la máxima categoría del fútbol argentino.
Sin embargo, por distintos motivos, los gobiernos de ambos clubes han incurrido en decisiones incorrectas que desembocaron en una crisis deportiva, cuando apenas se llevan jugadas
algunas fechas. Como suele ocurrir en el fútbol, esta situación deja a los entrenadores Osvaldo Ingrao y Miguel Angel Russo como principales fusiles que amenazan en saltar de un momento a otro, dejando a los equipos en la necesidad de volver a dar un paso atrás recurriendo a la sucesión.
El presente deportivo, que posiblemente desencadene en la salida de los dos entrenadores, es una consecuencia directa de una apuesta riesgosa que puede dejar en banca rota a los dos clubes.
Estudiantes incorporó diez refuerzos, de los cuales sólo Cellay parece haberse afianzado en la titularidad, ya que ha sido el jugador de mayor participación.
Boselli se lesionó, Villar no terminó de afianzarse y Carbonero arrancó como una gran promesa, pero sólo se quedó en eso.
¿En qué pensaban los dirigentes cuándo decidieron hacer semejante inversión?
Gimnasia, por su parte, estuvo varias semanas definiendo la continuidad de Ortiz, o bien la contratación de Ingrao, quien finalmente se quedó con el cargo. En esa dirección, fueron llegando jugadores con referencia en el pasado de la institución, como Choy González, Vargas y Goux. Sin embargo, al igual que pasó en el Pincha, ninguno terminó de amoldarse cuando ya pasaron siete fechas en el torneo de la B Nacional.
La falta de una política austera, que no por ello se aleje de la competitividad que requiere cada club, hacen pensar que el futuro será por demás complicado.
En el Lobo, en sintonía, por cada peso que ingresa hay un pedido de quiebra por viejas deudas con jugadores a los que no se les pagó en su momento.
En el Pincha cada punto que se deja en el camino es un paso más hacia la hipoteca de un futuro que no asoma nada sencillo.
Por todo esto, lo que ocurre en el presente debe ser tomado como un aprendizaje para no volver a repetir los mismos errores.
La gestión de Delmar ni siquiera lleva un año, y la de Filipas está a punto de terminarse.
Para los dos equipos, entonces, hay mucho camino por recorrer, y dependerá de los que tomen decisiones saber encontrar el camino correcto antes de que sea demasiado tarde. Si River se
fue al descenso, no es una utopía pensar que, dentro de dos años, Gimnasia se encuentre peleando la permanencia en la B Nacional y Estudiantes vuelva a repetir escenas que deberían haber quedado en el olvido del club, como ocurrió en los primeros años de la década del ‘90.
Los simpatizantes, fieles seguidores de los colores más amados, deben tomar conciencia y reaccionar antes de que sea demasiado tarde.
Se percibe una situación de acefalía
Luego de lo que significó las elecciones de Estudiantes el sábado pasado, se percibe un clima de acefalía en el club. Teniendo en cuenta que la asunción de Enrique Lombardi está prevista para el 4 de octubre, no hay indicios para suponer que se van a tomar decisiones que tiendan a mejorar la situación deportiva. Muy por el contrario, en las últimas semanas se dejó entrever en el ambiente que los actuales dirigentes estaban “resignados” a dejar el mando y esperar que los hechos se den por decantación. Pero claro, nadie contemplaba esta delicada posición en la tabla, producto de los malos resultados que viene arrojando el ciclo de Miguel Angel Russo, un técnico que fue contratado para sacar el barco adelante, pero lo terminó hundiendo más.
El todavía presidente Rubén Filipas estuvo afuera del país hasta el miércoles de la semana pasada, prologando por su viaje personal las elecciones para el sábado 24 de este mes.
Es evidente que se subestimó la situación deportiva, especulando con una levantada que nunca llegó y que deja a Estudiantes en las últimas posiciones de tabla construyendo la peor campaña de los últimos años.
El debut de Ingrao como DT ya lo tiene en jaque
Al momento de contratar a Osvaldo Ingrao, los dirigentes de Gimnasia se ampararon en la experiencia que tenía este entrenador en la B Nacional, como ayudante de campo.
Sin embargo, además de las idas y vueltas que se registraron en el mercado de pases, el equipo apenas apareció por momentos en los primeros partidos. Y ahora viene de perder dos de manera consecutiva, siendo el partido del sábado una derrota ante un rival que se suponía directo en la lucha por ascender.
El arranque arroja sólo interrogantes en el cuerpo técnico, en los jugadores y también en los que toman las decisiones.
Por ahora, el comienzo está en deuda.
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