Eduardo Belliboni, dirigente del PO, recorrió con LA NACION el trayecto en el que el joven cayó muerto en medio del ataque de una patota de la Unión Ferroviaria a tercerizados del Roca en Barracas; vea el video
Por Lucrecia Bullrich | LA NACION
La estación de Avellaneda parece un mausoleo. En sus pasillos, escaleras y andenes, el frenesí propio de cualquier punto neurálgico de transporte se combina con el recuerdo de tres asesinatos que oscurecen la vida democrática de los últimos diez años: los de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, en junio de 2002, y el de Mariano Ferreyra, del que hoy se cumple un año. Las caras de los tres miran desde las paredes y sacuden. Obligan al recuerdo.
Eduardo Belliboni camina despacio, pero seguro. Conoce cada rincón. Saluda a guardas y boleteros. Conoce a todos. El 20 de octubre de 2010 llegó en el tren que viene de Glew a eso de las 10. Le bastó con poner un pie en el andén para notar que el clima estaba espeso. Fue el comienzo de una mañana larga que terminó con Mariano Ferreyra tirado en una esquina, agonizando.
Recordar ese día le cuesta. Cuando se trata de hablar de responsabilidades, de la Policía, de José Pedraza, del Gobierno, el relato fluye, enérgico y detallado. Cuando se cruza la imagen de Ferreyra aparecen los silencios y las pausas. La mirada se le pierde.
Belliboni recorrió con LA NACION el mismo trayecto en el que Ferreyra se topó con la muerte hace un año. Tiene 52 años. Aunque hoy trabaja como electricista, no duda en definirse como ferroviario. Es que eso fue, y lo heredó de su abuelo, hasta 1989, cuando la privatización de los trenes lo dejó sin trabajo, fuera del sistema. Milita en el Partido Obrero desde 1984. Allí, 15 años más tarde, se cruzó con Ferreyra, que tenía 24, cuando el reclamo de los tercerizados se volvió urgente.
Aclara que quiere ser «respetuoso» con la memoria de Ferreyra, que no lo conoció «acabadamente» y que lo lamenta. Pero que lo recuerda como un militante poco común.
– ¿Cómo se organizó la marcha de ese día? ¿Por qué decidieron cortar las vías?
– Se había llegado a un punto de desesperación de los compañeros. Después de 60 audiencias en el Ministerio de Trabajo la situación de los tercerizados era desesperante: cobraban salarios tres veces inferiores a los de convenio y enfrentaban la hostilidad de Pedraza para incorporarlos a planta permanente. La situación era insostenible.
– ¿Quiénes son responsables del asesinato de Ferreyra?
– La primera responsabilidad, pero no la única, es de la Policía Federal, que cubrió el ingreso y la salida de la patota. Fue una acción combinada del Estado, las fuerzas policiales y las fuerzas parapoliciales, las patotas armadas.
– ¿Qué responsabilidad le cabe al Gobierno?
– Tiene la responsabilidad de quien arma y acuerda con una patota asesina y que tiene ese método para reprimir la protesta social. El acuerdo del Gobierno con la burocracia sindical es muy profundo y viene de cuando Kirchner dirigía con mano dura Santa Cruz. El Gobierno supo con anticipación que iba a hacerse la movilización. Sabían que había una patota. Schiavi [el secretario de Transporte, Juan Pablo] estaba con Pedraza. La Federal, que en ese momento dependía de Aníbal Fernández, sabía perfectamente de nuestros movimientos. El Gobierno no apretó el gatillo, pero armó una burocracia sindical de negocios que actuó y actúa contra los intereses de los trabajadores y de los usuarios y que termina con cosas como el asesinato de Mariano.
– ¿Qué piensa cuando se dice que a Kirchner lo afectó mucho la muerte de Mariano?
– No tengo ninguna duda de que lo afectó. A la gente muchas veces lo afecta, y mucho, lo que ellos mismos hacen. Pero eso no le quita responsabilidad de haber pactado con las patotas más asesinas de este país. Kirchner se vio afectado por la muerte de un joven que murió como consecuencia de las políticas de acuerdo con la burocracia sindical y el esquema de negocios que él mismo amparó y que han sido sistemáticamente amparados por el Estado.
Eduardo Belliboni pierde la mirada en el mural que conmemora a Mariano Ferreyra. Foto: LA NACION / Guadalupe Aizaga
– ¿Cuál es el rol de la Secretaría de Transporte en esa trama?
– La Secretaría ampara y oculta la desinversión en el ferrocarril, tanto de empresas privadas como del Estado. El negocio armado entre la Secretaría, los empresarios de la Ugofe, que cobraban la diferencia salarial que no les pagaban a los tercerizados, la burocracia sindical y la connivencia de los funcionarios es algo que el Estado no puede decir que no vio. La Secretaría conocía perfectamente el esquema.
– ¿Qué responsabilidad le cabe a Tomada?
– Hay una grabación, que está incorporada a la causa, en la que Tomada le asegura a Pedraza que no se preocupe por la incorporación de los tercerizados porque iban a tratar de neutralizar la influencia de la izquierda en el ferrocarril. Es decir, acordaba con el dirigente asesino Pedraza cómo iban a controlar el ingreso de los tercerizados para no tocarle los intereses. Tomada debió haber renunciado por esto.
– ¿Cambió en algo la situación de los tercerizados?
– Sí. Después de la muerte de Mariano tuvo que haber varias movilizaciones más a Trabajo e incluso otro corte de vías para que el Ministerio tuviese que incorporar a los trabajadores al ferrocarril.
– ¿Cómo era Mariano?
– Era un joven de de la nueva generación del Partido Obrero que venía empujando con todo. Voy a ser respetuoso de su memoria. Yo no tenía un conocimiento acabado de Mariano. Pero después de escuchar el testimonio de sus amigos me doy cuenta de que me lo perdí. No lo pude disfrutar en su totalidad. Siempre fue un militante sensacional. A los 14 años estaba en Sasetru, estuvo en el puente Pueyrredón. Era estudioso, había empezado a trabajar en una tornería y quería meterse en el movimiento obrero para luchar junto con su clase. Además, tenía una sensibilidad artística extraordinaria. Me da pena no haber podido conocerlo más. Me da pena también que este país mate lo mejor que tiene.
– Cuándo piensa en el 20 de octubre del año pasado, ¿cuál es la primera imagen que aparece?
– La cara de Mariano. La foto de Mariano, esa que apareció esa misma tarde, cuando hicimos la primera marcha por lo de él. En esa foto, los ojos de Mariano dicen todo lo que dije antes. Son los ojos de un joven con convicción, un tipo absolutamente solidario..
Marcha a Plaza de Mayo
Organizaciones políticas y sociales marcharán esta tarde a la Plaza de Mayo para exigir «jucio y castigo a todos los culpables» del asesinato de Mariano Ferreyra. Los manifestantes se concentrarán en la Plaza del Congreso a partir de las 17.30 para desde allí movilizarse hasta la Casa Rosada.
Pedraza, a juicio en febrero
El juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra comenzará el 20 de febrero del año próximo y estará a cargo del Tribunal Oral Criminal 21 de la justicia porteña. El secretario general de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, y otros nueve imputados están acusados de homicidio calificado, en concurso real con homicidio calificado en grado de tentativa. Enfrentan una pena máxima de 25 años de prisión. Además de Pedraza y su segundo, Juan Carlos Fernández, acusados de haber instigado el crimen, serán juzgados el barrabrava Cristian Favale, y el empleado ferroviario Gabriel Sánchez, acusados de haber disparado. Los otros seis imputados son los delegados sindicales Pablo Díaz y Claudio Alcorcel, que convocaron a los demás e impartían órdenes en el lugar de los hechos, y los empleados ferroviarios Guillermo Uño, Salvador Pipitó, Juan Carlos Pérez y Jorge González.
La Nación