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Borrón y falta nueva

Ortega no fue al entrenamiento de ayer y Jota Jota López lo excluyó de la lista de concentrados. El Burrito dijo que se quedó dormido, pero deberá dar explicaciones.

Otra ausencia imprevista de Ortega, una más, reinstala en River la preocupación por la salud psicológica del ídolo. La primera derivación fue inmediata: ayer mismo, tras el entrenamiento, se informó que el Burrito no estará en la lista de concentrados para el partido de mañana ante Estudiantes. O sea, ni siquiera tendrá un lugar entre los suplentes. Fue borrón y falta nueva.

Esta vez no hubo intención de tapar la ausencia a partir del repetido recurso de la justificada autorización médica. Nadie supo informar en un principio cuál había sido el motivo de su faltazo. Pero al cabo del mediodía, según averiguó Olé , el Burrito explicó que se había quedado dormido. Un argumento poco convincente, por cierto, para el cuerpo técnico como para los dirigentes.

Jota Jota debió inaugurar así su libreta de sanciones. Si bien por ahora sólo se trata de una medida específica para el próximo partido, no deja de ser un aviso disciplinario para un jugador al que le había dado un amplio respaldo.

Luego del viaje de regreso en micro desde Santa Fe, los jugadores tuvieron el domingo libre. Ayer se debían presentar en el Monumental. El Burrito fue el único que amplió por cuenta propia su licencia. Sí estuvo por la tarde en una entrega de premios de su hijo Tomás como parte del equipo infantil de Futsal.

La noticia se inscribe en el contexto de lo ocurrido en el 2-1 frente a Colón. Ortega esa noche fue reemplazado en el entretiempo. ¿Se enojó? Posiblemente. Es conocido su bajo umbral de tolerancia a los cambios. Su anterior faltazo, al menos conocido, se había registrado tras recibir la roja en el choque con Huracán. Se podrían vincular, entonces, avatares deportivos y deslices personales. Pero no. Sus recaídas en esta adicción con el alcohol ocurrieron en etapas más felices.

Por ser un tema remanido no deja de resultar preocupante. La salud del ídolo constituye un riesgo latente para todo el mundo de River y un dolor de cabeza para los DT. Simeone terminó cargando el costo simbólico de su partida a Mendoza. Astrada cortó en sus últimos días la lógica dirigencial que decía que no debía volver a jugar si no iniciaba un tratamiento. Cappa le revalidó las prerrogativas hasta que los hechos le demostraron lo contrario. Y Jota Jota le dio la titularidad en sus primeros cuatro partidos. Al quinto cambió.

La próxima semana se cumplirán 19 años del debut del jujeño en la Primera. Passarella es aquel DT que lo puso y este presidente que deberá resolver parte de su futuro contractual. Ortega tendría una oferta de Estados Unidos. ¿Hará mucho River por retenerlo?

Fuente: Olé

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