La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la sudafricana Navi Pillay, ha elevado el tono para denunciar los crímenes cometidos por el régimen del presidente de Siria, Bachar el Asad, al que ha culpado de llevar a cabo una política sistemática trazada para acabar con la oposición civil. Pillay ha profundizado en el comunicado que difundió la semana pasada y, esta vez desde el atril de la Asamblea de Naciones Unidas en Nueva York, ha manifestado que «la escala y naturaleza» de la represión del Gobierno sugieren que Damasco puede estar detrás de la comisión de «crímenes contra la humanidad».
Naciones Unidas ha dejado de contar muertos en Siria en los últimos dos meses. Pero la alta comisionada de Derechos Humanos denunció este lunes ante los 193 países de la Asamblea General las detenciones masivas de niños, los tiroteos a ambulancias o a los civiles que intentan recoger los cadáveres y las torturas a miles de personas.
«La naturaleza y la dimensión de los abusos perpetrados por las fuerzas sirias indican que probablemente se han cometido crímenes contra la humanidad desde marzo de 2011», proclamó la alta comisionada, la sudafricana Navi Pillay, quien llamó a la comunidad internacional a actuar «urgentemente» para proteger a los civiles.
De acuerdo con las cifras que maneja Pillay, sólo en los últimos 10 días han muerto más de 300 personas en la ciudad de Homs, en el centro del país. «El ejército ha bombardeado los distritos más densamente poblados, en lo que parece ser un ataque indiscriminado contra zonas civiles», detalló.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos calcula que solo el año pasado murieron a manos de las fuerzas de seguridad 5.400 personas. Pillay ha admitido que la represión contra los alzados ha alcanzado tal magnitud en el inicio de 2012 que es imposible cifrar las víctimas mortales.
La alta comisionada ha hecho especial hincapié en el «ataque indiscriminado» que las fuerzas militares han llevado a cabo en la provincia de Homs, corazón de la revuelta iniciada hace 11 meses.
«El fracaso del Consejo de Seguridad para consensuar una acción firme colectiva ha envalentonado al Gobierno sirio para lanzar un asalto sin cuartel con el objetivo de aplastar a la disidencia con una fuerza sobrecogedora», afirmó Pillay.
Rusia, que cuenta en Siria con una base naval militar, vetó el sábado 04/02 -junto con China- una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que reclamaba a Bachar el Asad ceder el poder y establecía una hoja de ruta para una transición democrática.
La responsable del máximo órgano de la ONU para los derechos humanos, que a través de un equipo independiente investiga qué ocurre en Siria, ha ofrecido durante la intervención de apertura de la Asamblea General nuevas cifras: más de 18.000 arrestados de forma arbitraria, 25.000 refugiados que han abandonado el país, y 70.000 desplazados internos, además de miles de desaparecidos desde que la localidad de Deraa prendiese la mecha de la revuelta contra El Asad.
Desde el atril de la Asamblea General de la ONU, Pillay ha instado a la comunidad internacional a actuar «ahora. Cuanto más tarde la comunidad internacional en actuar», dijo la alta comisionada, «más sufrirán los civiles las incontables atrocidades cometidas en su contra».
Una fuerza de paz
Mientras, la posible formación de una fuerza para el mantenimiento de la paz como forma para salir de la crisis sigue provocando las reacciones de diferentes cancillerías.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, ha informado que su Gobierno está «estudiando» la propuesta de la Liga Árabe para la creación de este contingente de Naciones Unidas y de la propia Liga para atajar la represión del régimen del presidente sirio, Bachar el Asad.
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